Se puede llegar a pensar erróneamente que las grandes disrupciones que cimientan la economía digital son fruto de proyectos altamente tecnológicos, con sofisticadas propuestas científico-técnicas creadas en laboratorios de grandes compañías.
En algunos casos, así es. Pero en otros, en la mayoría podríamos incluso llegar a afirmar, la clave está más bien en saber escuchar al cliente y en detectar antes que nadie eso que ha cambiado y que nunca regresará al punto de partida.
Trasladado al sector audiovisual español, esta máxima encuentra su caso paradigmático en Titbit, propuesta tecnológica que da respuesta a las nuevas necesidades de esta parte de la economía.
Dos emprendedores de Barcelona advirtieron, allá por 2019, que la transformación digital había impuesto una nueva manera de trabajar donde la 'todopoderosa' televisión cedía irremediablemente terreno en favor de los canales digitales, muy vinculados a un nuevo público nativo digital.
"El sector se estaba transformando y los clientes se quejaban de la falta de productos que atendieran sus nuevas necesidades". Fue así, escuchando a quienes habían trabajado con ellos durante años -"amigos" llegan incluso a llamarlos- como Arnau Seix y Adrià Coll gestaron un proyecto que en la actualidad seduce tanto a Almirall, Mango o Glovo, como a cualquier pyme o negocio de nuestro barrio.
Alejados de la fórmula de 'quemar dinero' imperante en el emprendimiento de los últimos años y con una historia de superación, "mucho sentido común y paciencia" tras de sí, la startup ha basado su evolución en un crecimiento orgánico, en el acompañamiento y asesoramiento personalizado del cliente, al que se le suma una automatización interna del proceso creativo que ha revolucionado el sector audiovisual.
Desde 300 euros y en unas 10 horas el cliente puede tener en su poder un vídeo -con derechos ilimitados- pensado para los canales digitales y sin sorpresas. Es decir, desde el primer momento, el cliente sabe cuánto le va a costar tanto en dinero como en tiempo obtener ese producto exacto que necesita.
"Hemos transformado un servicio en un producto, y eso no significa que el cliente se enfrente a la frialdad de una plataforma. En todo momento, nuestro equipo habla con él, le asesora, hay un trato humano y un acompañamiento. Tampoco se trata de dar con la gran disrupción del siglo, sino de saber escuchar y resolver problemas", añade Arnau Seix.
Titbit acaba de cerrar su segunda ronda de financiación de 150.000 euros con la que fortalecerá su estructura y propuesta tecnológica en España.
Fase previa a la expansión internacional
La startup ya trabaja en Barcelona y Madrid y con la nueva inyección de capital aspira a reforzar el mercado nacional y a afianzar la fase previa a la expansión internacional por Europa y Latam.
"No somos una startup convencional. No buscamos ser el nuevo unicornio. Creemos en un crecimiento más orgánico basado en el incremento de facturación y no en el incremento de clientes a fuerza de quemar caja. El 2023 es el año para afianzar el mercado español y empezar a realizar test a nivel internacional".
No buscamos ser el nuevo unicornio. Creemos en un crecimiento más orgánico basado en el incremento de la facturación
No ha sido fácil llegar hasta aquí desde que los caminos de Adrià y Arnau se cruzaran en Barcelona en un momento en que ambos habían realizado un cambio profesional -el primero se fue de su productora para explorar nuevos caminos y segundo justo acababa de vender su agencia de publicidad-.
"Nos conocimos antes, trabajando para un anuncio de televisión para Samsung, pero un día, pasados unos años y con un tiempo sin hablar, retomamos el contacto", explica a D+I Adrià Coll.
"Fuimos a tomar una cerveza, y hablando y hablando, compartimos los mismos problemas de nuestro sector, así que nos pusimos manos a la obra para intentar solucionarlos", añade.
Echando la vista atrás, reconocen que han superado múltiples vicisitudes, algunas incluso, que jamás pensaron les ocurrirían a ellos.
"Después de más de seis meses buscando inversión para nuestra primera ronda, conseguimos finalmente un inversor que decidió poner todo el capital. Un día antes de la firma, el inversor falleció y nos encontramos sin ronda y con solo 15 días para encontrar nuevos inversores o descartar el proyecto por falta de capital. Fue durísimo. Pero, ¡lo conseguimos!", relatan.
Las marcas necesitan comunicar cada vez más para múltiples plataformas, pero no pueden pagar los costes del sector ni asumir sus procesos y 'timings'
No se puede atribuir solo al capricho de la Diosa Fortuna su acierto. Siempre hay capital para los buenos proyectos, reza una máxima del ecosistema emprendedor, y Titbit había apostado por el caballo ganador.
Decathlon, MediaMarkt, Cacaolat, Almirall, Škoda, General Óptica, Adevinta o Mango utilizan sus vídeos... pero también muchas otras marcas de ese tejido empresarial que envuelve a la pyme española.
"Transparencia y sentido común": la clave
En cualquier, ¿cuál es ese valor añadido y diferenciador del proyecto que encandila a grandes y pequeños? Los fundadores, lo tienen claro: "La producción de vídeos para canales digitales, donde las marcas necesitan comunicar cada vez más para un número creciente de plataformas, pero no pueden pagar los costes del sector ni trabajar con los procesos y timings del mismo".
Ante esta realidad, Titbit ha industrializado la producción de vídeo para poder estandarizar procesos, "lo que nos ha permitido ser mucho más eficientes y ofrecer precios y timings cerrados, algo nunca visto en nuestro sector. Así, aportamos un poco de transparencia y sentido común a las producciones de vídeo".
"Sentido común y transparencia"... Sin lugar a dudas, valores que cotizan al alza en los tiempos que corren y que son el intangible más valioso para esta propuesta disruptora que ha llegado para quedarse, y revolucionar, de paso, el mercado audiovisual de nuestro país.