Ya se ha hablado largo y tenido, yo también, sobre que la transformación digital es indispensable para las empresas que pretendan seguir siendo relevantes en un futuro próximo. Dadas las condiciones macroeconómicas actuales, es probable que las empresas sigan enfrentándose a retos y oportunidades únicas. En medio de la inflación, las tensiones geopolíticas y la incertidumbre económica, pueden esperar abordar problemas en múltiples frentes, como la cadena de suministro, el aumento de las expectativas de los clientes y la sostenibilidad, por nombrar algunos.
El hecho de que la transformación digital ayudará a las empresas a mantener su ventaja competitiva y sus modelos de ingresos sostenidos no es discutible. Lo que quizás deben priorizar a lo largo de este año es centrarse en tecnologías que les puedan aportar velocidad y potenciar la innovación y agilidad en todas las funciones. El tiempo es esencial, y a medida que las demandas de los clientes cambian rápidamente, también debe hacerlo la capacidad de impulsar el crecimiento y sortear la disrupción.
Dicho esto, la transformación digital va más allá de la tecnología: se trata de un cambio de mentalidad que permite a las organizaciones reimaginar sus modelos y procesos de negocio para aprovechar las oportunidades creadas por las tecnologías emergentes.
Por tanto, es fundamental adoptar un enfoque estratégico de la transformación digital. Aunque cada empresa tiene necesidades específicas y cada viaje hacia un futuro digital es único, es probable que ciertos aspectos de la transformación digital tengan más tracción en este año ‘especialito’.
Y empezamos con un palabro: ‘composability’. Y con ello me refiero al enfoque que profundiza en el núcleo mismo de las operaciones empresariales y que es percibido en gran medida como uno de los pilares básicos de la estrategia empresarial. ¿Por qué? Pues porque lo abarca todo: el propósito, las personas, los procesos y la tecnología. Se basa en la idea de los bloques de construcción intercambiables proporcionan la agilidad empresarial necesaria para adaptarse a un mercado en rápida evolución.
[Aprovechar el potencial de las tecnologías ‘inteligentes’ para hacernos mejores]
Aunque las organizaciones seguirán lidiando con los retos que plantean los voluminosos sistemas heredados y los silos de datos, los responsables de la toma de decisiones pueden afrontar este reto de frente transformando su forma de elaborar estrategias y maniobrar ante los cambios. Tienen que darse cuenta de que los nuevos problemas no pueden abordarse con soluciones arcaicas, aunque hayan funcionado bien en el pasado. Un plan de juego sólido y las inversiones adecuadas pueden ayudarles a evolucionar hacia una empresa responsable, incluso aunque confíen en las capacidades existentes.
Esa ‘componsability’ ayudará a las empresas a maximizar el rendimiento, minimizar el tiempo de creación de valor y reorientarse rápidamente para superar los retos presentes y futuros.
Seguimos con una de las palabras de moda: la sostenibilidad.
Y en este caso, estamos ante uno de los mayores retos a los que se enfrentan las empresas hoy en día. Según Gartner, los CEO de la compañías reconocen que ‘los cambios medioambientales y sociales son ahora una de las tres principales prioridades para los inversores, después de los beneficios y los ingresos’. Y, curiosamente, la tecnología ha contribuido con demasiada frecuencia a los problemas de sostenibilidad y, al mismo tiempo, podría desempeñar un papel fundamental en su impulso.
Las organizaciones tienen que idear soluciones innovadoras para cumplir los objetivos de sostenibilidad. Aprovechar recursos tecnológicos clave como la inteligencia artificial, el aprendizaje automático, la analítica y las energías renovables es esencial para alcanzar esos objetivos. Según un informe de Accenture, el 92% de las empresas ‘aspiran a alcanzar objetivos netos cero para 2030, lo que requerirá el despliegue de tecnologías avanzadas para medir, reducir y eliminar la huella de carbono de una organización’. ¡Ojo con caer en el greenwashing! Eso es trampa. Ya lo hablaremos otro día, que hoy voy cargado de ‘palabros’ y no es mi estilo.
Además, las organizaciones podrán impulsar el cambio y defender los principios de sostenibilidad con la ayuda de conocimientos basados en datos, junto con una mayor integración de la cadena de suministro y marcos tecnológicos globales de eficiencia energética. Por último, la creación de un impacto y un valor duraderos va más allá de una sola organización y exige un enfoque colaborativo. Para hacer realidad la sostenibilidad a gran escala será necesario que las empresas aprendan unas de otras y de otros organismos, como administraciones públicas y organizaciones sin ánimo de lucro.
Y para terminar, no perdamos de vista la ‘inmunidad digital’.
Ésta ha adquirido un enorme protagonismo en la era pospandémica y, al parecer, también está de moda en el mundo digital. La inmunidad digital se está convirtiendo en la hoja de ruta tan necesaria para que los CIO de las organizaciones reduzcan los riesgos y aporten valor. Un informe de Gartner indica que para 2025, las organizaciones que inviertan en crear inmunidad digital reducirán el tiempo de inactividad del sistema hasta en un 80%, y eso se traduce directamente en mayores ingresos.
Para que me entendáis, un sistema inmune digital es aquel en el que el diseño, las operaciones, el desarrollo y el análisis impulsan de forma acumulativa el rendimiento empresarial mediante la mitigación de riesgos. Hace que las aplicaciones sean más resistentes e, incluso en situaciones de alto riesgo, garantiza una recuperación rápida y la continuidad de la actividad. Los conocimientos basados en datos combinados con procesos automatizados para identificar y resolver problemas garantizan procesos y resultados estables.
Una actualización más reciente en este ámbito son las predicciones de seguridad de Google Cloud para 2023, que hacen hincapié en la importancia de la tecnología en la nube. Es probable que refuerce ‘la seguridad de las empresas en 2023, sirviendo de puerta de entrada a un sistema inmune digital global’.
Ya veis, estamos ante un mundo hiperconectado e inteligente… imparable. Su impacto se verá en casi todos los ámbitos empresariales más pronto que tarde. Aumentarán las interacciones entre máquinas, lo que les permitirá trabajar de forma más eficiente y fluida. Además, estos sistemas serán sí o sí sostenibles, no es negociable. Se hace obligatorio estar al tanto de las últimas tendencias empresariales y tecnológicas, salvar las distancias entre ambas y gestionar el cambio con inteligencia. ¡Vamos!