Del corazón de Asturias a su mesa o, mejor dicho, desde el corazón de la propia ciudad de Oviedo porque ahí es donde se encuentra Cantábrica Agricultura Urbana, el huerto vertical creado por Tesa Portillo y Javier Espina, dos jóvenes biólogos que vienen a revolucionar la agricultura con la hidroponía, una forma de cultivo que no necesita tierra y se basa únicamente en el uso de agua.
La pandemia fue, de hecho, la simiente de Cantábrica Agricultura Urbana como explica la propia Tesa Portillo: "Durante nuestros años de carrera, conocimos la hidroponía y la tecnología Vertical Farming, una forma de agricultura de ambiente controlado que, junto con el uso de sistemas hidropónicos, permite ahorrar mucho espacio de cultivo, aumentando la productividad por metro cuadrado. En 2020, durante el tiempo que estuvimos confinados, nos pusimos a imaginar cómo sería desarrollar un proyecto de agricultura urbana en Oviedo, basado en el concepto del Vertical Farming".
La idea se transformó en un proyecto, el proyecto en un plan de negocio y el plan de negocio en lo que es ahora Cantábrica, "una empresa de agricultura urbana sostenible, innovadora y original, que busca proveer tanto a profesionales como a particulares de productos de máxima calidad, sanos, diferentes y frescos".
Perejil, lechuga crujiente, cilantro, berro, girasol, albahaca, brócoli… Las plantas y hortalizas que diariamente genera este huerto vertical, a día de hoy, abastecen a restaurantes como Nastura, Auga, Las Caldas Villa Termal, el Real Balneario de Salinas o La Corte de Pelayo y, cada día, a más consumidores particulares.
"Somos un Vertical Farm: un huerto vertical urbano de interior donde, a través del uso de tecnología de agricultura de ambiente controlado, sistemas hidropónicos e iluminación LED, cultivamos una gran variedad de plantas de interés culinario como hierbas aromáticas, microgreens y hortalizas de hoja de máxima frescura y calidad, durante todo el año, en un ambiente óptimo para su desarrollo".
Ahorro de agua y automatización
La hidroponía es una técnica que permite ahorrar hasta un 90% de agua con respecto a la agricultura convencional y evitar el uso de pesticidas o herbicidas. "Consiste en el cultivo de plantas sin tierra, utilizando una solución nutritiva que aporta alimento a las plantas mediante un sistema recirculante cerrado", explica la confundadora de Cantábrica.
Tecnologías como la automatización también forman parte de este particular huerto en el que ya estudian la instalación de sensores o, por qué no, según creciera el negocio, la aplicación de robots.
"Nuestros cultivos están automatizados a nivel de riego, fotoperiodo, humedad y temperatura de germinación. Cada planta tiene su propia 'receta de cultivo', así que, una vez que, gracias a la experiencia, conseguimos conocer los cuidados adecuados para cada variedad que cultivamos, almacenamos digitalmente los datos y los vamos actualizando cuando es necesario para registrar parámetros que afectan al crecimiento de las plantas".
"Por el momento, como las dimensiones de nuestro espacio de cultivo son abarcables y controlables para nuestro nivel de actividad, no empleamos ni inteligencia artificial ni robótica. Sin embargo, en espacios de cultivo mayores donde no sea posible controlar todo adecuadamente, si tendría más sentido. También pueden estudiarse, mediante el empleo de sensores, otros parámetros como la temperatura o la humedad".
Conscientes de las críticas que este tipo de instalaciones generan por la cantidad de energía eléctrica que consumen, Tesa Portillo es clara: "Nos encantaría que toda nuestra energía fuera de origen renovable en algún momento. Ya estamos planteando la manera de ir implantando estas fuentes de energía en nuestras instalaciones".
Y añade: "El Vertical Farming tiene numerosas ventajas, ya que también podemos optimizar el uso de recursos y aumentar el rendimiento de los cultivos reduciendo en gran medida el desperdicio de alimentos. Es una forma de agricultura que utiliza una tecnología relativamente joven y que, por lo tanto, como todo, necesita tiempo para mejorar y optimizarse, pero creemos que es algo que, poco a poco, irá mejorando y que, en unos años, ya no será un problema".
Un modelo de huerto que, como apunta, no solo hace que al ser vertical les permita producir mucho más en menos espacio sino que además permite la producción de estos alimentos directamente en el centro de las ciudades, "aprovechando espacios en desuso, ofreciendo a nuestros clientes un servicio rápido y cercano, directamente en el centro de las ciudades, reduciendo así las emisiones derivadas de su transporte, haciendo posible consumir plantas más frescas e involucrando a la gente en el proceso de producción de sus alimentos".
Autoservicio de plantas vivas
Aunque es cierto que, de momento, este sistema se centra en las plantas culinarias y hortalizas de hoja ya que "cultivar algunas frutas u otras plantas como cereales puede no resultar rentable ya sea por el tiempo que requiere su obtención o por el precio final que tienen en el mercado", apunta Tesa Portillo, la acogida que ha tenido no podría ser más positiva.
Tanto que Cantábrica lanzaba hace unas semanas al mercado sus propios módulos de cultivo hidropónico, a través de la cadena de supermercados Masymas. "Son módulos diseñados por nosotros que se instalan en el propio supermercado y funcionan como un autoservicio de plantas vivas para los clientes. Es un producto dirigido a aquellas personas que buscan en él frescura, variedad, calidad y durabilidad, lo cual, muchas veces, es difícil de encontrar en las grandes superficies, así como a los apasionados de la cocina y la agricultura".
Un innovador modelo que, sin embargo, Tesa Portillo asegura no va a suponer el fin de la agricultura tradicional, tal y como la conocemos. "Como en muchos otros sectores, la agricultura tiende al empleo de prácticas sostenibles con el medio ambiente. La mejora en la eficiencia y la optimización de recursos juega un papel muy importante en todo esto y, con la agricultura vertical de interior, puede resultar más sencillo".
"Por ejemplo, en cuanto al uso del agua, al emplear sistemas de cultivo hidropónico que nos permiten recircular y aprovechar el agua de riego numerosas veces, podemos reducir su uso hasta en un 90% con respecto a la agricultura convencional. No creemos que esto sea una sustitución total de la agricultura convencional, pero sí un apoyo y un complemento que puede ayudar a dar respuesta a la creciente demanda de productos frescos debido al aumento de la población mundial y demográfica en las ciudades".
Quién sabe si este es el primer paso de un futuro cercano en el que contemos con 'plantas agrícolas' a modo de edificio en las propias ciudades. Para la cofundadora de Cantábrica Agricultura Urbana sería "un lujo poder abastecer, así, de producto de máxima frescura y cercanía a tantas personas en zonas urbanas. De hecho, sí que existen empresas que cultivan los productos directamente en las azoteas de los supermercados donde luego los venden. Esto, sobre todo en países como Estados Unidos donde las distancias entre las zonas de producción y venta son, en general, tan grandes para el transporte, es una ventaja enorme".