Bajo unos focos de tonalidad amarilla, en un semicírculo de asientos que acaba difuminándose en la penumbra, una veintena de altos ejecutivos de grandes empresas conversa en un escenario de los Teatros Luchana de Madrid, bajo la primera admonición de una sentencia del libro El Arte de la Guerra de Sun Tzu: «La mayor victoria es la que no requiere una batalla».
No libran una batalla ni buscan una victoria, sino «instantes de inteligencia colectiva». Una «manera diferente de intercambiar ideas, una experiencia completamente distinta del networking», explica a INNOVADORES José Monteiro, padre de la idea The Game Changers Lab. Una especie de club privado en el que «sólo se entra por invitación», que empezó en octubre y desarrolla sus reuniones en Madrid con una cadencia de una al mes.
En el escenario se mezclan cargos con siglas en inglés, responsables en IT (la informática de la empresa), en OT (la maquinaria de producción) u otras tareas definibles por la digitalización. Se trata de debatir en tres asaltos («desafíos») sobre el internet de las cosas, analítica, inteligencia artificial y otros cambios que la tecnología está imprimiendo en la empresa. «Una parte del mensaje es que nos sentamos en el escenario: todos son protagonistas. No se trata de aleccionar ni de escuchar ponencias y conclusiones cerradas, sino de compartir. Todos se sientan cerca y pueden hablar mirándose a los ojos», dice Monteiro.
A medida que transcurre la mañana, las palabras se van soltando. En el primer desafío, el ‘gamechanger’ («son los dinamizadores») Ignacio Niharra, de IBM, expone ideas sobre IoT. Cuesta llegar al cuerpo a cuerpo, hasta que David Liras, de Cepsa, y Luis Calvo, de Convarri Steel, empiezan a preguntarse por la propiedad de los datos o quién tiene acceso a ellos, mientras Francisco Lázaro, de Renfe, habla de la seguridad desde el punto de partida de los proveedores. Es un juego de estrategia por turnos.
rnPero todos empiezan a desinhibirse cuando el segundo dinamizador, Miguel Bañón, de Epoche & Espri, se presenta como alguien que vive «en un mundo diferente, en un laboratorio de certificación». La conversación se expande, ya hasta el tercer desafío, con gente de Cortefiel, Carrefour, Airbus, Orange, Prosegur, Tetra Pak, Nokia e intervinientes desde las damas sillas, no identificados en el programa. Unos lanzan dudas, otros ofrecen experiencias.
rn«Sabemos que nuestra propuesta de valor no funciona para todos», asevera Monteiro, cuya innovadora actividad de networking es una división de la británica DCD. «Esto va dirigido a gente que cree que le puede aportar valor. Es para poner a profesionales en contacto, para intercambiar conocimiento y crecer. Se acaba creando un entorno de complicidad, un grupo de amigos. Intentamos mantener un equilibrio entre los cuatro silos de la transformación digital: marketing, recursos humanos, sistemas y management, buscando una temática que sirva de punto de contacto entre los cuatro, en un entorno de confidencialidad e intimidad».