No hace mucho la nube nacía como la panacea de la computación. Su capacidad para procesar cantidades escandalosas de datos desde cualquier lugar ha disparado, en muy poco tiempo, su uso. Pues bien, ya tiene los días contados. Y todo por culpa de la inteligencia artificial. “Las aplicaciones cognitivas generarán una demanda sin precedentes de capacidad de computación que sólo podrá ofrecerse acercándola al lugar donde se generan los datos”, explica Robert Marcus, socio de Quantum Wave Capital, durante su charla en el Mobile World Congress. El futuro está ahí, cerca del usuario, en el ‘extremo’ de la red. Es lo que se conoce como ‘edge computing’ y su poder es tal que incluso amenaza con convertir en dinosaurios a Amazon o Google.

Mahadev Satyanarayanan ha dedicado toda su carrera a investigar sobre este tipo de computación en la Universidad Carnegie Mellon. Conoce bien sus ventajas y las resume en dos principales. Una, el ancho de banda. “El ‘edge computing’ ofrece la posibilidad de procesar datos del dispositivo sin tener que enviarlos a la nube”, dice. Dos, la latencia. “También permite enviar una respuesta de forma extremadamente rápida, por ejemplo, con el coche autónomo”.

Esta computación sustituye la nube omnipresente por lo que Satyanarayanan llama ‘cloudlets’. Estos pequeños centros de datos trabajan en el extremo de la nube ofreciendo una latencia muy baja y, al contrario que con los centros de datos tradicionales, eliminan los clásicos quebraderos de cabeza relacionados con el consumo de energía, la generación de calor, el tamaño o el peso. 

El investigador de la universidad estadounidense imagina en voz alta algunas posibles aplicaciones. Por ejemplo, para los mapas de tráfico. Hasta ahora, dice, la versión más avanzada la ofrecía Waze, capaz de generar rutas en tiempo real cruzando los comentarios de los usuarios. “El problema es que obliga a la persona a participar de forma activa”, señala. Sin embargo, con el ‘edge computing’, las cámaras de vídeo de los coches o de las ciudades podrían analizar la circulación y enviar informes a la ‘cloudlet’, que se encargaría de devolver analíticas al instante.

“Lo siento por Amazon, Google y Microsoft, pero la computación se va a llevar a cabo cerca del punto en el que se genera el dato”, concluye. Preguntado sobre si estas grandes compañías serán capaces de pivotar hacia el ‘edge computing’, el experto no titubea: “Mi experiencia me dice que a la gente le resulta muy complicado dejar de hacer lo que la ha llevado al éxito y a estos grandes actores la nube les ha funcionado muy bien”. “Simplemente, no creo que estas empresas ahora se vayan a pasar a esta computación”, añade. Y recalca que no se trata de ‘saltar’ de la nube al extremo, sino que hace falta desarrollar toda una nueva gama de soluciones software y hardware.

Se perfila, por tanto, una enorme oportunidad y Satyanarayanan ve claramente quién puede ser el ganador: las telcos. “No esperéis a que la demanda sea evidente, debéis tomar la iniciativa”, anima. Y les advierte: “Si no lo hacéis vosotros, las ganadoras serán empresas que hoy ni existen”.

Una alternativa para privacidad