Esta niebla limpia el aire de ántrax, contaminación y humo
Un grupo europeo de investigación, encabezado por la Universidad de Alcalá, crea una niebla que -formada tan solo por agua y aire comprimido, expulsada con una boquilla especial- es capaz de colapsar con agentes químicos micropartículas de motores diésel o el humo de un incendio
13 abril, 2018 14:00Imaginen un camión averiado con material químico a bordo susceptible de convertir toda el área circundante en un polvorín de ántrax o armas biológicas. Imaginen ahora algo mucho más inmediato a nuestras vidas: la enorme contaminación que hace del aire de ciudades como Madrid una condena a problemas respiratorios de por vida. Y, por último, pónganse en la situación de un edificio en llamas, donde varias personas luchan por salir en medio de una intensa humareda que, por su propia temperatura, es capaz de afectar a la estructura del edificio sin que el fuego llegue a tocarla.
Situaciones extremas, qué duda cabe, pero mucho más habituales de lo que nos gustaría admitir. Podríamos pensar que se trata de ámbitos de actuación muy distintos, con aproximaciones heterogéneas. Y parte de razón no nos faltaría. Pero todos estos escenarios comparten dos cosas: las protagonistas son siempre micropartículas en suspensión y la prioridad absoluta pasa por reducirlas al mínimo.
Hasta ahora, los métodos empleados son altamente costosos (como por ejemplo, rociar de espuma y agua una zona en llamas o utilizar desinfectantes a escala industrial para limpiar las áreas afectadas por un ataque químico). Además, en todos estos casos, hablamos de soluciones que no son perfectas, que llevan su tiempo de actuación y que no siempre pueden moverse con libertad o integrarse en los edificios, así como usarse en campo abierto.
Hablamos, en definitiva, de limpiar el aire a escala microscópica de forma eficiente, rápida, bloqueando todo tipo de partículas, integrable en toda clase de sistemas de actuación rápida, aplicable en entornos tanto civiles como militares y con un coste asequible. Parece la fórmula mágica de la felicidad, utópica por definición, pero es justo en lo que ha estado trabajando un grupo de investigadores europeos englobados en el proyecto Counterfog, y que ha sido liderado por la Universidad de Alcalá.
Tal y como explica el profesor José Luis Pérez Díaz, director de la iniciativa, "utilizamos la dinámica de nieblas, probada en un laboratorio único en el mundo -instalado en el CIEMAT- para crear una niebla de aire comprimido y una pequeña cantidad de agua que crea, a través de una boquilla patentada, un cono de niebla que se mezcla con las micropartículas contaminantes, interactuando con ellas y depositándolas en el suelo".
Esta tecnología es capaz de interactuar con toda clase de micropartículas sólidas (ya sean residuos químicos, biológicos, radiológicos o nucleares), incluso en el caso de los elementos hidrofóbicos. "En estos casos, podemos añadir una pequeña cantidad de alcohol a la mezcla, nunca más del 1%, para facilitar el proceso", explica Pérez Díaz. "En el caso de químicos en estado gaseoso, incluímos catalizadores opcionales, como los basados en óxido de titanio que han desarrollado nuestros compañeros checos del proyecto". También se pueden incorporar desinfectantes varios a la ecuación, aunque la eficacia del sistema es tal que normalmente basta con agua oxigenada para descontaminar cualquier clase de superficie.
Si alguien puede pensar que esta innovación poca diferencia alberga frente a una manguera a presión al uso, nada más lejos de la realidad. Mientras que con las técnicas actuales de dispersión de esporas seguimos encontrando partículas después de una 'limpieza', con el sistema Counterfog se garantiza la eliminación (depósito en el suelo) de todos los elementos dañinos en mucho menos tiempo.
"La niebla actúa como una centrifugadora en el aire, atrayendo las partículas en suspensión al 'cono de aire', agregándolas a las microgotas de agua y luego depositándolas en el suelo o en una superficie, donde pueden ser fácilmente tratables", añade el experto, quien además asegura que la herramienta (formada por un simple compresor y la mencionada boquilla) ha demostrado ser inofensiva para los humanos que se encuentren en su radio de actuación.
En espacios cerrados, el sistema puede incorporarse en los actuales circuitos de extinción de incendios o, también, como solución para convertir la ventilación exterior de los edificios en salidas más medioambientalmente responsables. En incendios, el sistema permite -además de 'limpiar' el humo- crear una suerte de cortinas que eviten la propagación del humo por toda la estancia, evitando la acumulación del humo y el aumento de temperatura de las infraestructuras.
En espacios públicos -como plazas o estadios deportivos- la clave pasa por la actuación frente a atentados terroristas (al igual que el ámbito militar), mientras que para la contaminación se apuesta por columnas que 'limpien' el aire en las ciudades o por grandes despliegues a lo largo de las carreteras. También es posible el transporte y operación de este sistema a bordo de camiones (así como con una manguera manual, manejable por un único sujeto), con lo que ello supone a la hora de desplegar operaciones de limpieza y contención en tiempos mínimos de respuesta.
De hecho, la puesta de largo de Counterfog ha corrido a cargo de la Unidad Militar de Emergencias, en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid). El siguiente vídeo recoge una de las pruebas realizadas por la UME con esta tecnología, en la que se muestra cómo el cono de niebla es capaz de atraer y eliminar las micropartículas de humo (en este caso, de una bengala de colores).