La Food and Drugs Administration (FDA) y el National Institutes of Health de EEUU acaban de celebrar un encuentro con investigadores y empresas biotecnológicas para avanzar en una línea que creen estratégica y en la que trabajan desde hace cinco años: el desarrollo de tecnologías para convertir a las bacterias y microorganismos que tenemos en nuestro cuerpo en medicamentos ‘vivos’.
Cada vez más los consumidores están familiarizados con los adjetivos bacteria “buena” o “útil”. De hecho, según la FDA, hay ciertos microorganismos o “bacterias buenas” que administrados de manera proactiva pueden ayudar a prevenir algunas enfermedades.
Por ejemplo, en 2016, la FDA emitió un documento orientativo que explicaba cómo los investigadores estudian los probióticos como un medicamento que puede cumplir con los requisitos de fabricación necesarios para los primeros ensayos clínicos.
No obstante, la FDA aún no ha aprobado ningún probiótico como producto biológico vivo (LBP por sus siglas en inglés), es decir un producto biológico, que no es una vacuna, que contiene organismos vivos utilizados para prevenir o tratar una enfermedad en las personas.
Lo que sí que se está regulando es alimentación, como los suplementos dietéticos, que contienen probiótico. Sin embargo, la FDA matiza que estos productos no pueden comercializarse legalmente para curar, mitigar, tratar o prevenir enfermedades.
En este sentido, aunque la FDA reconoce “el beneficio potencial” que ofrecen estos productos ‘vivos’, también “identifica ciertos riesgos”. Por ello, incide en que estos productos deben evaluarse correctamente antes de su comercialización y de su uso como medicamento ‘vivo’.