La OCDE advierte: uno de cada cinco trabajos puede desaparecer por la automatización
Más de la mitad de los trabajos en España se verán afectados por la automatización de uno u otro modo, según la OCDE
25 abril, 2019 14:59Atención a los nuevos datos sobre empleo. Más de la mitad de los puestos de trabajo en España se van a ver notablemente afectados por la automatización y la digitalización laboral: el 21,7% está "en riesgo de desaparecer" por la automatización y el 30,2 % puede sufrir "cambios significativos". Es lo que sugiere el informe Observatorio del empleo 2019 de la OCDE, en el que se analizan los riesgos –y oportunidades– que presenta el futuro inmediato.
Según sus estimaciones, la situación en España es algo peor que en la media de sus 36 países miembros. Sólo Grecia, Eslovenia y Eslovaquia presentan un riesgo mayor que nuestro país. En el cómputo global los empleos en riesgo de desaparecer son el 14,7 % en España. En los extremos se sitúan Eslovaquia con un 33,6 % de trabajos en riesgo frente a Noruega donde apenas llega al 5,7 %. “Es poco probable que los escenarios apocalípticos se materialicen, pero hay riesgos reales”, sugiere el estudio.
El informe no llama la atención sobre la destrucción de puestos de trabajo -porque cree que surgirán nuevos empleos en una proporción similar-, sino sobre el posible deterioro de la "calidad y la equidad" en el mercado laboral. ¿Quién sufrirá más la automatización? El riesgo será menor en las capitales urbanas, pero aumentará en las regiones periféricas, allí donde el sector industrial y manufacturero sea mayor.
Un gran número de los puestos desaparecidos han sido los de cualificación y retribución media, como recordaba el reciente análisis de la OCDE sobre la clase media. España es el único país donde prácticamente todo el mundo que ha abandonado la clase media ha caído a la baja. Es también una de las regiones con mayor subempleo, tan solo superada por Italia. La “receta mágica” para este problema está, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en reforzar la formación continua, la negociación colectiva y las políticas sociales para proteger a los colectivos más vulnerables.
Por eso pide al Gobierno español que actúe para "extender la protección laboral más allá del empleo estándar", entendiendo éste como el indefinido y a tiempo completo. "El rol jugado por el marco regulatorio es crucial en la protección de los trabajadores", subraya el texto, que pide reforzar "los derechos y la protección" de los trabajadores atípicos, en referencia a los que no tienen lo que llama "empleo estándar". Por eso llama a combatir "el falso trabajo por cuenta propia", eliminar los "incentivos fiscales que fomentan una errónea clasificación de los trabajadores" y extender "la protección a la zona gris situada entre el trabajo por cuenta propia y el empleo dependiente".
La formación debe ser, según la OCDE, la mejor vía para poner freno a la situación antes de que sea demasiado tarde. Su mayor apuesta pasa por reforzar la educación inicial y el aprendizaje de los adultos, en su opinión, “esenciales para asegurar una transición serena entre los trabajos que desaparecen y los que se crean”. Son los trabajadores menos cualificados y con mayor inestabilidad los que menos formación reciben, aunque sean los más vulnerables: en España, un 56% de los trabajadores con contrato indefinido y a tiempo competo siguen aprendiendo, pero el porcentaje desciende hasta el 45% en el caso de los empleados temporales y el 32% entre los autónomos. Otro círculo vicioso que dificulta el retorno al trabajo de muchos ellos.
Aquí la capacitación es crucial, señaló en la presentación del estudio el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría: "Necesitamos un sistema efectivo de formación a lo largo de toda la vida que ofrezca oportunidades para los empleados con baja cualificación, que son los que sufren un mayor peligro de automatización".
A pesar de los temores que el informe puede provocar en algunos, lo cierto es que desde la OCDE se afirma que los trabajadores deben "abrazar el cambio" que ya están provocando las nuevas tecnologías. Eso sí, insiste en que las empresas y los gobiernos deben cooperar en apoyo sobre todo de los colectivos más vulnerables, de los jóvenes precarios a los mayores con menor nivel de cualificación, pasando por las mujeres. Los gobiernos tienen que jugar un papel fundamental y poner en marcha las "políticas e instituciones adecuadas", algo costoso que conllevará una "profunda reflexión" sobre "los sistemas fiscales" para establecer prioridades, admite la OCDE.