Internet de las cosas para preservar el patrimonio histórico-artístico. Las piezas históricas deben conservarse en unas condiciones ambientales de luz y humedad muy específicas, porque un exceso de luz provocaría una pérdida de color irreversible en el tejido de un tapiz, por ejemplo. Del mismo modo, la humedad puede hacer que la tela se contraiga y dilate, dañando la imagen.

Por ello, la tecnología juega un papel esencial en la conservación. En concreto, la española Libelium está trabajando con el Museo de Huesca sobre un tapiz llamado Tiraz de Cols, del siglo XI, lujosamente elaborado con oro y seda, así como sobre la pieza Tapiz de Roda de Isábena, del siglo XVI.

En concreto, se han colocado dos sistemas de sensores Plug & Sense detrás de cada pieza y únicamente queda a la vista del visitante el de luz. Los datos recopilados por los dispositivos se envían a internet a través de una conexión 4G y llegan en forma gráfica a una página web donde se pueden analizar en tiempo real.

El equipo de restauración del museo oscense también puede registrar datos históricos y ver cómo evolucionan los parámetros de medición en diferentes momentos del día, estaciones del año y dependiendo de la alta o baja ocupación de la sala que alberga estas piezas. Con esta información, pueden generar informes para ellos y para Patrimonio Histórico.

Las conservadoras del Museo de Huesca vigilan celosamente que el tapiz está en perfectas condiciones. “La luz suma, de modo que la luz natural, junto con la luz general de la habitación y los focos directos, pueden afectar a la tela. Las piezas deben recibir un máximo de 50 luxes, aunque las nuevas regulaciones lo han reducido a 30 luxes”, explica Fernando Sarria, director del Museo del Museo Huesca.

El Tapiz de Roda

Esta pieza fue restaurada por Patrimonio Histórico Español, que eleva los estándares de conservación. Se genera así una batalla por la luz entre visitantes y conservadores. Los visitantes quieren más luz para ver la pieza, mientras que los conservadores prefieren mantener un ambiente más tenue. Es una de las razones por las que las obras de arte rotan dentro de los museos.

El caso de tapiz es particular: fue robado de la catedral de Roda de Isábena (Huesca) en 1979 por Erik ‘El Belga’, uno de los mayores ladrones de arte que ha operado en España. En 2010, se anunció en una subasta en Bélgica y fue identificado por una conservadora de arte que avisó a la Guardia Civil.

Este experimentó un largo viaje con ventas y adquisiciones continuas en el mercado del arte a través de cinco países: Bélgica, Alemania, Italia, Francia y los Estados Unidos. 30 años después de su desaparición, y tras una operación coordinada entre instituciones españolas y estadounidenses, el tapiz fue localizado en Houston (Texas).

Proyecto

Libelium y el Museo Huesca han desarrollado este proyecto de investigación que combina el arte y la tecnología. Ambas entidades han alcanzado un acuerdo de colaboración liderado por el área de conservación del museo para medir las condiciones ambientales de luz y humedad de dos importantes obras maestras de tapicería.