Cerca de medio millón de personas en todo el mundo padecen una discapacidad auditiva grave. En algunos casos, pueden encontrar alivio en los implantes cocleares y otros tipos de implantes, pero no ayudan a las personas con el oído interno dañado o cuando no funciona correctamente el nervio auditivo.
Por ello, un equipo de investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne ha desarrollado junto a médicos del Massachusetts Eye and Ear y de la Harvard Medical School, un implante de electrodos adaptable que permitirá a las personas con un oído interno disfuncional volver a oír, cuyo estudio ha sido publicado en Science Translational Medicine.
Estos pacientes necesitan recibir señales eléctricas directamente al tronco cerebral auditivo. Este nuevo dispositivo podría sustituir a los implantes auditivos de tronco cerebral existentes en el mercado, que tienen una serie de deficiencias, explican fuentes de la EPFL.
Para solucionar este problema, el equipo de Stéphanie Lacour en el laboratorio Soft BioElectronic Interface de la EPFL ha desarrollado esta interfaz electrónica blanda. Se trata de un implante altamente elástico que se adapta perfectamente a la superficie curvada del tronco cerebral auditivo y, por lo tanto, “puede enviar señales eléctricas muy específicas”, señalan.
Por el momento, se ha probado “con éxito” en ratones y ahora ya se ha fabricado en un tamaño adecuado para el uso humano y en una forma que es compatible con las técnicas quirúrgicas actuales.
El material de los electrodos de este nuevo implante es platino recubierto de silicona. “Nos centramos en el platino porque ya se utiliza ampliamente en entornos clínicos”, apunta Nicolas Vachicouras, postdoctorado de la Escuela de Ingeniería de la EPFL y autor principal del artículo.
Para poder superar el hecho de que el platino es un metal rígido que no puede distorsionarse son dañarse, los investigadores realizan la técnica tradicional japonesa de corte de papel, llamada kirigami, grabando un patrón en forma de Y en segmentos plásticos metalizados. Después, mecanizan el metal a escala micrométrica como en la microfabricación de circuitos integrados. De este modo, logran un implante de electrodos muy adaptable y altamente conductivo.
Los investigadores de la EPFL ya están estudiando otras aplicaciones: “Las propiedades de nuestro dispositivo serían útiles para todo tipo de neuroprótesis implantables”, asegura Stéphanie Lacour, “como las que se utilizan para estimular o registrar la actividad neuronal en la columna vertebral, el cerebro o incluso los nervios periféricos”.