Hace apenas un mes, muchos desconocíamos el poder de los respiradores automáticos. Y hoy se han convertido en un arma fundamental para salvar vidas ante el avance mundial del coronavirus. El problema (de nuevo), la escasez de oferta (y su precio nada modesto) frente a una demanda exponencial.
De ahí que la población se haya volcado en idear nuevas versiones de bajo coste con código abierto (accesibles a cualquiera que quiera colaborar). Después, han llegado las empresas y, en medio de esta vorágine, la española Maxiwatt presenta su propuesta, que ya ha sido validada por el Hospital General de Elche.
La idea surgió cuando el equipo de esta compañía de Elche conoció la iniciativa de Coronavirus makers y vio que podía poner su granito de arena. “Somos el mayor fabricante de España de resistencias eléctricas de cartucho, que son una pieza esencial de las impresoras 3D, en concreto, la encargada de derretir el plástico para formar después la figura”, explica a INNOVADORES el CEO de Maxiwatt, José Rodríguez Ródenas.
El problema es que estas resistencias tienen una vida útil limitada, así que la empresa decidió abastecer gratuitamente a los makers para que no tuviesen que acarrear con el coste en la fabricación de los respiradores.
Al mismo tiempo, el equipo de ingeniería de la compañía ilicitana empezó a utilizar sus cuatro impresoras 3D para fabricar las piezas. Y se dio cuenta de algo: se tardaba demasiado. “Imprimir todas las piezas del ventilador puede tardar unas 12 horas”, comenta Rodríguez.
Junto a Cobots Ingeniería, Pensaron cómo podían acelerar estos tiempos y encontraron la solución en el corte láser, una tecnología muy extendida en la industria española.
Así es cómo han diseñado una estructura completa del respirador que puede producirse con corte láser en dos minutos y 20 segundos. De esta forma, se pueden fabricar mil unidades de este armazón en un solo día.
Sin olvidar que el corte láser permite hacer la estructura en acero inoxidable, aportando mayor fiabilidad y robustez al respirador final.
Después, desarrollaron desde cero toda la parte mecánica, utilizando “componentes que se encuentran en el mercado nacional”. El resultado es un respirador de código abierto con un modelo de “kit tipo Ikea”, en el que el montaje de la estructura con la mecánica no requiere más de una hora y media. En total, la empresa calcula que se pueden fabricar 300 respiradores completos en un día.
De esto hace ya dos semanas, antes de comunicar su idea, Maxiwatt quiso probar su uso con neumólogos e internistas del Hospital General de Elche y del Hospital del Vinalopó. Ahí detectaron una necesidad básica para los profesionales médicos. “Necesitaban regular el tiempo y la parada para simular la respiración natural de una persona”, señala Rodríguez y añade que “otros modelos, solo suben y bajan”.
Para atender esta demanda, la empresa ha incorporado un controlador y un programador al respirador. El médico solo tiene que pulsar uno de los tres botones para elegir el programa que mejor se ajuste a la velocidad y los tiempos que requiere cada paciente. “Estas velocidades han sido testadas por la Rice University de Boston, con la que hemos estado en continuo contacto”.
Pero aún hay más: el profesional sanitario incluso puede subir y bajar el nivel del ventilador con un potenciómetro, adaptándose por completo al ritmo de la respiración de cada persona. “Esta es una de las características que nos diferencia del resto”, indica el CEO.
Otra funcionalidad única es que su respirador se ajusta a cualquier ambú (la bolsa autoinflable que proporciona ventilación manual) que tenga un hospital. Existen muchos modelos de estos resucitadores manuales ambulatorios, si el respirador solo funcionase con una referencia en concreto, el centro hospitalario que tenga otra no podría usarlo o tendría que comprar otros ambús. Maxiwatt ha resuelto este posible problema adaptando su ventilador a cualquier marca.
El respirador, al ser portátil, puede funcionar a 12 voltios para trabaje en ambulancias y a 230, para que se use en hospitales.
Ahora, la empresa espera el visto bueno del Gobierno para poder iniciar la fabricación de la máquina. Rodríguez subraya que no quieren competir con las otras propuestas del mercado, sino sumar una nueva opción que permita salvar vidas.
El CEO recuerda que Maxiwatt mantiene su política de regalar sus resistencias eléctricas de cartucho a cualquiera que las necesite tanto para fabricar material sanitario como bienes de primera necesidad (por ejemplo, en agroindustrias).