Ganar tiempo al ictus, el reto de la española Methinks
La inteligencia artificial aplicada al análisis de las imágenes médicas de Methinks busca dar acceso universal a los tratamientos
26 junio, 2020 07:00Los algoritmos del software de Methinks, basados en deep learning, ofrecen información a los radiólogos a partir de una tomografía computarizada (TAC) del cráneo sin contraste, que les indicará como tratar el ictus con hasta una hora de antelación a los métodos utilizados actualmente, que requieren un TAC craneal con contraste. En esta patología cerebrovascular aguda, la reducción del tiempo de llegada al tratamiento es vital para el paciente. La digital health barcelonesa está dando sus primeros pasos en el ictus, pero su objetivo de futuro se centra en dar acceso universal al tratamiento de cualquier enfermedad severa que requiera de una imagen médica.
Localizar el trombo, determinar su alcance y evaluarlo requiere actualmente una imagen médica con contraste, algo imposible de realizar en más de la mitad de hospitales del mundo, bien porqué no tienen neuro-radiólogo o bien porqué no está disponible en cualquier momento. Methinks es capaz de llegar al mismo resultado a través de un TAC craneal sin contraste, este si, posible de realizar en la mayoría de hospitales del Planeta, acelerando la decisión de cual será el tratamiento más adecuado.
De los 17 millones de personas que sufren un ictus cada año en el mundo, seis millones mueren mientras que cinco millones sufrirán discapacidades funcionales graves. Estas cifras sitúan al ictus como la segunda causa de muerte en el mundo y como una de las enfermedades más discapacitantes que se conocen.
Los ictus isquémicos representan el 85% de los accidentes vasculares cerebrales que se producen en el mundo. La mejor alternativa es aplicar un tratamiento endovascular -extracción del coágulo a través de catéteres-. Methinks aporta la información necesaria que permite dar acceso al tratamiento en un número más elevado de casos en un menor tiempo, evitando que el ictus tenga un impacto más severo en el paciente.
En este sentido, se estima que por cada media hora adicional en conseguir la recanalización de la arteria obstruida disminuye entre un 10% y un 15% la probabilidad de que el paciente se recupere sin secuelas. El software permite, además, un ahorro importante en costes para el sistema sanitario y las familias.
Para llegar a estos resultados, el software, alojado en la nube y conectado a los servidores de los hospitales que lo tienen implementado, analiza el TAC sin contraste en tiempo real e indica si ha habido una oclusión en un gran vaso sanguíneo, la localización exacta del coágulo y la afectación que ha producido en el cerebro.
Methinks, creada en 2016 por Cristian Martí y capitaneada por Pau Rodríguez, ambos ingenieros industriales, ha utilizado miles de imágenes anonimizadas de pacientes para entrenar el software, que ya se encuentra en fase de desarrollo en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, uno de los centros sanitarios de referencia a nivel internacional. La startup ha recibido el apoyo de profesionales expertos en este ámbito como Tudor Jovin y Demetrius Lopes, y de inversores de peso como Marc Subirats, fundador de Advance Medical.
"En los ictus, algunos trombos y hemorragias pueden escapar de la visión humana y los radiólogos necesitan realizar imágenes con contraste o resonancias magnéticas para establecer su localización y afectación. Reducir el tiempo de diagnóstico es vital para determinar el tratamiento idóneo y aplicarlo lo antes posible para minimizar los daños en el paciente. En los hospitales donde no hay la posibilidad de realizar una imagen con contraste, Methinks es la diferencia entre vida y discapacidad severa o muerte", afirma Marc Ribó, Chief Medical Officer de Methinks e intervencionista del Hospital Vall d’Hebron.
Un 34% más en 2035
Debido al envejecimiento de la población, la Stroke Alliance for Europe del Parlamento Europeo prevé que los casos de ictus se incrementarán un 34% en 2035. Como consecuencia de ello, aumentarán también los costes del sistema sanitario, que en 2015 ya supusieron 45.000 millones de euros.