Esta semana, Apple ha oficializado lo que ya se venía rumoreando desde hace años: su abandono de los procesadores x86 de Intel en favor de sus propios diseños basados en ARM. Al margen de los detalles técnicos, este movimiento arroja muchas dudas sobre el futuro inmediato de Intel.
El fabricante norteamericano perdió la batalla de los smartphones (Qualcomm se hizo con el trono en este terreno) y su negocio en el segmento de PC clásico se está viendo amenazado por el extraordinario crecimiento en ventas -y rendimiento- de AMD. Si ahora también pierde el segmento de los equipos de la manzana mordida, sus esperanzas quedan reducidas al despegue definitivo del internet de las cosas.
Microsoft anticipa el teletrabajo hasta octubre por lo menos. Google alarga esta visión hasta principios de 2021. Twitter anunció a sus empleados que podrían seguir trabajando desde casa. Facebook es también de los fervientes seguidores de esta tendencia. Un cambio de paradigma que permitirá que el talento hasta ahora concentrado en Silicon Valley se distribuya por todo el mundo.
Aunque con un debate de fondo: si esos empleados ya no tienen que vivir en la cara California, seguramente esas mismas empresas reduzcan los salarios que actualmente destinan a esos mismos profesionales al no tener que hacer frente a ingentes costes de vida. ¿Quién gana realmente con esta deslocalización del talento? Lo iremos viendo...
Donald Trump ha seguido adelante con sus planes para prohibir las visas temporales y los permisos H1B que facilitan la captación de talento cualificado al país. Y como todos los racismos, esta medida no sólo es injustificable sino contraria a los intereses de EEUU. Como recoge TheNextWeb, los inmigrantes representan dos tercios de los estudiantes de posgrado en inteligencia artificial de Estados Unidos.
Y muchos de los expertos en esta rama, como indica el Global AI Talent Tracker, son extranjeros: el 29% de los investigadores con documentos aceptados en la conferencia NeurIPS AI de 2019 habían recibido títulos universitarios en China, más que en cualquier otro país. De ellos, la mayoría (56%) estudian, trabajan y viven en los Estados Unidos.