Desde que en 1957 la Unión Soviética lanzase al espacio el primer satélite artificial del mundo, el Sputnik-1, muchos han sido los avances en la ingeniería satelital. Un progreso en el que la startup Madrid Space también tiene su espacio.
“Nuestro cometido es garantizar que los satélites, tanto durante su lanzamiento como una vez en órbita, sobrevivan al entorno al que se ven sometidos. Ese fin lo logramos gracias a nuestras capacidades en análisis termoestructural, así como con la tecnología que desarrollamos, que permite mantener los componentes de los satélites dentro de una temperatura de funcionamiento óptima”, explica David Orgaz, CEO de Madrid Space.
Creada en 2016, esta empresa de consultoría de ingeniería de alta calidad, centrada en el sector espacial, ya ha colaborado en algunas de las misiones más relevantes de la Agencia Espacial Europea (ESA) como PLATO, ExoMars o BepiColombo.
Fallos técnicos por las altas temperaturas
Su aportación se basa en resolver los problemas térmicos más importantes a los que se enfrentan los satélites, que pueden llegar a soportar en su viaje espacial temperaturas de entre +120º y -170ºC, algo que no solo puede provocar fallos en su funcionamiento sino que, lógicamente, acorta de forma importante su vida útil.
“Las elevadas disipaciones de energía y la tendencia a la compacidad hacen que nuestros clientes tengan que hacer frente a temperaturas extremadamente altas en su electrónica. Las soluciones que se utilizan actualmente para resolver estos problemas no son nada eficaces: añaden una cantidad significativa de masa y volumen, consumen energía y requieren complejas técnicas de montaje”, apunta Orgaz.
Así, la compañía ofrece servicios de consultoría de ingeniería en los que ya han confiado más de 20 clientes para poner a punto sus satélites. “Pequeños componentes, instrumentos e incluso satélites completos están volando en parte gracias a nuestras aportaciones en ingeniería termo estructural. Nuestro papel en estas misiones ha sido proporcionar a nuestros clientes la orientación correcta para definir sus instrumentos o plataformas completas, gracias a nuestra profunda experiencia en ingeniería térmica y estructural. Durante estos años de actividad hemos trabajado con algunos de los principales actores del sector espacial en todo el mundo”.
Pero además de consultoría, Madrid Space también está trabajando en el desarrollo de soluciones de hardware que, como ellos mismos explican, serán la base de “la próxima generación de satélites de alta disipación y extremadamente compactos”.
Fabricación aditiva
La compañía está desarrollando una tecnología que combina la fabricación aditiva y los dispositivos de dos fases para obtener estructuras multifuncionales optimizadas termo mecánicamente.
“Combinamos fabricación aditiva con sistemas fluidos para extraer el calor del interior de los satélites de una manera mucho más efectiva que con las soluciones actuales. ¿Por qué hacemos esto? El valor que proporciona un satélite a través de los datos que genera está íntimamente relacionado con la potencia que puede gestionar, y ésta, a su vez, impacta directamente en las temperaturas que se alcanzan dentro de los componentes del satélite: entregar muchos datos (mucho valor) conlleva temperaturas altas en componentes electrónicos del satélite, que pueden no soportar y por lo tanto llevar a un fallo”.
Esta tecnología, aseguran, aumentará la vida útil de los sistemas y su potencia de cálculo, además de abaratar las operaciones de ensamblaje e integración. “Nuestra tecnología puede aumentar el valor producido por un satélite en casi un 50% durante toda su vida útil”.
Tecnología que, desde Madrid Space, ya esperan poder aplicar a otros sectores. “La tecnología que estamos desarrollando es extremadamente compleja en ciertos aspectos, lo que hace que día a día nos veamos obligados a plantear nuevas soluciones de diseño para poder embarcarla a bordo de un satélite. Nos damos cuenta de que esas soluciones alternativas permiten abordar un espectro de problemas muy amplio, no sólo en el sector espacial, si no en otros como en industria de la ciencia, el transporte, el sector médico, etc.", asegura Orgaz.
"Nuestro objetivo es, por lo tanto, consolidar nuestra posición en el sector espacial y, en paralelo, explorar el tremendo potencial de nuestros desarrollos para resolver una amplia variedad de problemas en otros sectores”. Unos planes de futuro en los que, aunque se muestran afortunados por el apoyo institucional recibido por la Comunidad de Madrid en particular, encuentran aún importantes barreras que saltar.
“Cuando miras hacia las empresas y centros de investigación de Europa en materia aeroespacial (en Francia y Alemania, fundamentalmente) ves cómo tienen un acceso a financiación mucho mayor e inmediato del que gozamos en España”. Además, señala el CEO de Madrid Space, es necesaria “una mayor agilidad por parte de ciertas instituciones a la hora de tramitar resoluciones de convocatorias”.
Madrid Space, que forma parte del programa ESA BIC Comunidad de Madrid que innova en el Parque Científico de la Universidad Carlos III de Madrid, es un ejemplo de innovación tecnológica española que mira con esperanza para su sector la próxima creación de una Agencia Espacial Española. Un impulso necesario para seguir en su propósito de dibujar el mañana de la industria satelital.