Santiago de Compostela alberga un pequeño pero creciente hub de empresas biotecnológicas, entre las cuales destaca Mestrelab Research. Una pyme muy de nicho, pero que ofrece una solución tecnológica de procesado de datos que promete ahorros millonarios a las grandes empresas químicas de todo el mundo.
Entre sus clientes se encuentra la mayor parte de las grandes farmacéuticas del planeta. O mejor dicho, sus departamentos de I+D. Entre ellas, figuran las fabricantes de las vacunas de la Covid-19 Pfizer, BioNTech, AstraZeneca y Moderna Therapeutics.
Mestrelab Research nació en 2004 como una spin off de la Universidad de Santiago de Compostela. En la actualidad, da trabajo a 40 personas en la ciudad. Allí mantiene la totalidad del equipo de I+D y la sede social, si bien desde finales de 2018 la estadounidense Bruker controla el 51% del capital. Adicionalmente, la empresa tiene una decena de delegados comerciales repartidos entre Londres, San Francisco, San Diego, Boston, Viena, Tokio y Nueva Delhi.
Es una pyme rentable, que crece (este año ampliarán plantilla hasta los 65 trabajadores) y que recibe el 97% de sus ventas (6,5 millones en 2020) del exterior.
Desde Londres, precisamente, atiende a D+I Santiago Domínguez, uno de sus co-fundadores.
Qué hace este software
Mestrebal está especializada en el desarrollo de software analítico para industrias con procesos químicos. Concretamente, su plataforma Mnova procesa e interpreta los datos que salen de todo tipo de instrumentos de laboratorio, sobre todo de resonancia magnética nuclear, de estreptometría de masas, y de cromatografia líquida y de gases.
"Hay muchas técnicas distintas que se emplean en la I+D de farmacéuticas, biotech y otras industrias, y muchos fabricantes diferentes, y cada uno tiene un software. Nosotros ofrecemos 'el Microsoft Office del laboratorio químico': una herramienta única a disposición del investigador químico, el biólogo o el bioquímico, para ayudarle a entender las características del producto que está desarrollando", explica Domínguez.
Así, en primer lugar, cuantifica la pureza y concentración de los compuestos químicos. "Cuando mezclas químicos, el resultado no siempre es una simple suma de estos. Nuestra tecnología le ofrece al investigador información precisa de qué resulta de esas combinaciones", apunta Domínguez.
Además de la composición, la herramienta aporta información sobre la seguridad y sobre la actividad del compuesto resultante -por ejemplo, ¿es eficaz contra el Covid?-. "Las técnicas generan muchos datos, complejos de analizar por un ser humano. Nosotros automatizamos esa interpretación".
Para ello, el sistema se entrenó previamente con inteligencia artificial, con grandes volúmenes de datos y también con inteligencia humana (especialización).
Los datos salen automáticamente de las máquinas del laboratorio -no requieren intermediación humana-. A partir de ahí, el software de Mestrelab comprueba que el compuesto químico es eficaz para el objetivo deseado, mezclando ese compuesto con el virus o la bacteria de interés y analizando las reacciones sobre el organismo. Nuevamente, es un instrumento de laboratorio el que automáticamente aporta esa información a la plataforma.
Ahorro de tiempo y costes
"En la función de análisis de datos ahorramos a las empresas más del 80% del tiempo. Depende de la aplicación, incluso por encima del 95% de ese tiempo", asegura Domínguez. "El incremento de productividad es enorme y es una necesidad creciente del mercado, tanto para el desarrollo de nuevos fármacos como de alimentos, nuevos materiales, insecticidas, pesticidas, etcétera".
Concretamente, el software de Mestrelab Research interviene sobre todo en las fases de descubrimiento, optimización y desarrollo. "También se puede emplear en las fases posteriores de fabricación y ensayo clínico, pero estamos menos enfocados ahí", puntualiza el co-fundador de la compañía.
La aceleración de la I+D repercute en que los nuevos productos lleguen antes al mercado y, en última instancia, en precios más accesibles para el consumidor.
Como decíamos en al arranque del artículo, todas las empresas fabricantes de vacunas de la Covid-19 manejan este software en sus procesos de I+D. Pero sus aplicaciones van mucho más allá. "Cualquiera que esté investigando en química y biología es un cliente potencial para nosotros". Entre sus clientes, de hecho, encontramos también a gigantes como BASF, Dow Chemical, Coca-Cola, PepsiCo, Diageo o Unilever. En definitiva, esta tecnología made in Santiago de Compostela está detrás de muchos de los productos que consumimos a diario.
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