El suministro de las dosis de la vacuna de Pfizer contra la Covid-19 se iniciará este domingo 27 de diciembre. Uno de los obstáculos que hay que salvar para distribuir esta vacuna es la temperatura a la que deben permanecer en todo momento los viales de la dosis (a -70 ºC), por lo que investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV) han desarrollado un nuevo sistema autónomo ultrafrío que permite su transporte en muy bajas temperaturas.
El sistema alcanza hasta -200ºC estables y es cien por cien autónomo con alimentación eléctrica. De hecho, el contenedor autónomo ultrafrío-CAU, como han llamado a su sistema, es capaz de alcanzar hasta los -200 grados centígrados y para ello usa "exclusivamente aire ambiente como fluido refrigerante".
Como las vacunas ya llegan dentro de cajas aislantes y cargadas de hielo seco, este contenedor solo mantiene la cadena de frío compensando las pérdidas de calor al ambiente. Esto permite el almacenamiento o el transporte indefinido de las cajas de vacunas, dentro de la cámara del CAU, y sin necesidad de reponer o vigilar el hielo seco.
"La situación de emergencia sanitaria actual y las nuevas técnicas de fabricación de vacunas requieren de nuevas técnicas de refrigeración a muy bajas temperaturas. Las limitaciones industriales y fiscales para la fabricación y comercialización de fluidos refrigerantes tradicionales hacen necesario buscar nuevas tecnologías de ultra refrigeración eficaces, pero a la vez respetuosas con el medioambiente y que minimicen las emisiones de CO2", explica José Ramón Serrano, investigador del CMT-Motores Térmicos de la UPV y miembro del equipo que ha desarrollado este sistema.
Este contenedor, creado por los expertos del Instituto CMT-Motores Térmicos de la UPV, es escalable para todo tipo de cámaras. Así, se puede instalar desde en las cámaras las de las furgonetas de reparto de material médico-farmacéutico o en neveras industriales, hasta en los grandes contenedores de mercancías o en centros logísticos de almacenamiento y distribución.
"Con este sistema podríamos cubrir todo el proceso desde la fase de su transporte hasta su posterior almacenamiento, y así asegurar, en todo momento, que las cámaras se mantienen a la temperatura requerida para garantizar su correcta conservación", destaca Vicente Dolz, investigador del CMT-Motores Térmicos de la UPV.
Para conseguir mantener la cadena de frío en el transporte de las vacunas "se usa la expansión del aire en un ciclo de Brayton inverso". Así "se controla la velocidad de giro de los compresores del ciclo, con un variador de frecuencia, se controla la potencia y, por tanto, la temperatura del proceso", apunta Serrano.
Sistemas de refrigeración
Las últimas tecnologías aplicadas a la fabricación de vacunas implican la conservación de material genético del virus a temperaturas criogénicas (-70°C). La solución en la actualidad es utilizar hielo seco, que sublima a -78ºC, o nitrógeno líquido, que evapora a -196ºC, para refrigerar los contenedores de vacunas.
Sin embargo, según apuntan los investigadores del CMT-Motores Térmicos de la UPV, esta tecnología presenta algunos inconvenientes: "No es fácil controlar la temperatura y las ampolletas, si se someten a temperaturas demasiado extremas, pueden dañarse".
Además, en ciertos transportes como el avión, "el CO2 del hielo seco que sublime en la cabina puede ser peligroso". A esto hay que añadir que se espera una falta de suministro de hielo seco por la escasez en producción de CO2 puro.
"Sólo hay que proporcionar alimentación eléctrica a la máquina. También podría ser alternativa al hielo seco si el CAU se usa directamente para almacenar las vacunas en el centro de producción", subraya José Ramón Serrano.
En la actualidad, el equipo del CMT-Motores Térmicos de la UPV dispone de un prototipo de este contenedor instrumentado y en funcionamiento en uno de los bancos de pruebas de sus laboratorios.