Que nuestro país es uno de los destinos estrella en lo que a turismo se refiere no es ningún secreto. 2023 fue un año de récord gracias a los 85 millones de turistas internacionales que nos visitaron y todo apunta a que en 2024 podríamos incluso superar esa cifra. De hecho, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en los cuatro primeros meses del año el número de turistas que ha llegado a nuestro país ya supone un aumento del 14,5% respecto al mismo periodo del año anterior.

No hay duda, por tanto, de que es uno de nuestros atractivos como país pero igual de cierto es que es un sector que necesita modernizarse, con la digitalización y la tecnología como bandera. Una modernización que también están protagonizando numerosas ciudades de nuestro país llevándonos a un escenario marcado por las llamadas smart cities y los destinos turísticos inteligentes.

Unos y otros podríamos decir que se complementan y retroalimentan para mejorar la calidad de vida de los que residimos aquí y al mismo tiempo para crear nuevas oportunidades con las que atraer y deleitar a los que nos visitan. Pero, ¿qué entendemos por destino turístico inteligente? ¿Cuántos hay en nuestro país? Como explican desde Segittur, la Secretaría de Estado de Turismo, ser destino turístico inteligente requiere a cumplir con varios requisitos (en concreto, con 97 requisitos y 261 indicadores) establecidos en la metodología Destinos Turísticos Inteligentes (DTI) en torno a los ejes de gobernanza, innovación, tecnología, accesibilidad y sostenibilidad.

¿Qué hace inteligente una ciudad o destino turístico?

Actualmente, de los 440 destinos que forman parte de la Red de Destinos Turísticos Inteligentes, “el 26% ha sido evaluado con la metodología DTI y solo 8 destinos han superado el 80% de los requisitos”, reveló Laura Flores, directora de Desarrollo de Negocio y Nuevas Tecnologías en Segittur.

Sin embargo, hablar de ciudad inteligente es algo más confuso porque no existe una definición establecida y estándar ni unos requisitos básicos que cumplir. “En el mundo no hay una definición cerrada de qué se entiende por smart city y eso explica que no podamos dar un número de cuántas ciudades inteligentes hay. Es cierto que en España hemos sido pioneros en la definición de un estándar para, al menos encontrar un lugar común en el que operar.

Destinos inteligentes, las smart cities definen el modelo turístico español Sara Fernández



Para nosotros una ciudad inteligente es aquella que es consciente de sí misma, de lo que le está sucediendo, porque escucha bidireccionalmente tanto al residente como al turista. Es una ciudad sostenible y, sobre todo, es una ciudad que tiene una estrategia a futuro”, apuntaba en ese sentido Daniel González-Bootello, director general de Smart City Cluster.

Otra particular y muy gráfica definición de qué podemos entender por ciudad inteligente la aportaba Jesús Estrada, Chief of Revenue Officer en Libelium: “Para nosotros es una ciudad de 15 minutos, es decir, aquella en la que es posible acceder de una manera sostenible y sencilla a todos aquellos servicios que te pueden ofrecer con facilidad un bienestar. Entendiendo bienestar como lo que cada uno busquemos. Si por ejemplo tenemos hijos, pues colegios a 15 minutos; si queremos hacer deporte, gimnasios o instalaciones deportivas a 15 minutos...”.

Datos y tecnología, la combinación necesaria

Distintas definiciones pero con un denominador común: la tecnología y los datos como “combustible” de la misma. Son precisamente los datos los que otorgan esa inteligencia a destinos turísticos y ciudades.

Confianza, innovación y datos son la clave de la ciudad inteligente del mañana, rezan en ese sentido desde Capgemini. De hecho, en esa ecuación, la confianza se refiere, explicaba Nuria Zarza, Gerente de Estrategia, Transformación y Dirección de Proyectos de Sector Público en la consultora, “a la generosidad de compartir información entre organismos públicos, empresas y usuarios. Es necesario compartir datos y para ello hay que garantizar que las soluciones tecnológicas con las que vamos a almacenar, explotar y acceder a esos datos son confiables y son seguras”.

Nuria Zarza, gerente de Estrategia, Transformación y Dirección de Proyectos de Sector Público en Capgemini. Sara Fernández

Tecnologías que, además, deben ser transparentes, añadía Jesús Estrada, de Libelium: “La tecnología juega un papel habilitador en la experiencia que estamos definiendo cuando visitas o vives en un destino/ciudad inteligente y en esa experiencia la mejor tecnología es la que es invisible, la que forma parte del día a día del usuario. Está integrada dentro de la ciudad y eso tiene mucho que ver con la confianza que comentábamos y con la utilidad a largo plazo”.

Inteligencia Artificial, Gemelos Digitales, sensores, drones, IoT... Los aliados tecnológicos que las ciudades y destinos turísticos tienen en su camino hacia la inteligencia son muchos pero ¿pueden ayudar también a que esa transformación sea inclusiva y beneficie tanto a residentes como a visitantes?



“Hoy nos enfrentamos a importantes retos como la sobresaturación de los centros de las ciudades, los atascos, la contaminación... La tecnología en ese sentido puede  ayudarnos a tener una información de mayor calidad y en tiempo real con la que, en un momento dado, o mitigar o reducir el impacto negativo por ejemplo del exceso de tráfico. Nos ayuda a gestionar esa situación y en un momento dado a ofrecer, por ejemplo, rutas alternativas”, aseguraba desde el Smart City Cluster, Daniel González-Bootello.

En la misma línea, Laura Flores, de Segittur, señalaba que “si sabemos qué hace el turista en un destino determinada, cómo se comporta, por dónde se mueve y de qué forma, cuándo, qué visita y qué no, a todos esos datos podemos aplicarles tecnología para primero segmentar al turista, conocerle y, a partir de ahí, por ejemplo, poder hacerle recomendaciones personalizadas y que no solo le descubran nuevos lugares que ver sino que nos ayudan también a descongestionar determinados destinos”.

Jesús Estrada, Chief of Revenue Officer en Libelium. Sara Fernández

Además, añadía, “cada vez que se hace una actuación para mejorar el turismo en una zona, por ejemplo, mejorando el transporte sostenible o adoptando un sistema de iluminación inteligente, el propio residente se beneficia. Eso es lo que hay que perseguir con la innovación tecnológica: que el residente quiera que haya turismo en su ciudad porque eso significa que le van a mejorar sus servicios públicos y su vida diaria”.

Sin embargo, no siempre es tan sencillo y es justo en los datos, los auténticos habilitadores de esa transformación tecnológica, donde encontramos el gran escollo. “Afortunadamente, la tecnología está preparada para dar respuesta actualmente a cualquier problemática pero es cierto que hay un problema de interoperabilidad y de calidad del dato o simplemente hay muchas ocasiones en las que no existen datos o no se están recogiendo”, advertía desde Libelium, Jesús Estrada.

Hablar un lenguaje común

“El primer paso es que nos pongamos todos de acuerdo, que hablemos un mismo idioma y no es fácil. ¡Si de hecho ni siquiera tenemos una definición común de qué es una ciudad inteligente! Así el requisito inicial es la homogeneidad, la estandarización semántica”, apuntaba por su parte Nuria Zarza, de Capgemini.

Y aunque sigue siendo una asignatura pendiente para muchos sectores, en el ámbito del turismo, sí podemos sacar pecho como país gracias a la creación de la Plataforma Inteligente de Destinos que tiene como objeto integrar, relacionar y combinar datos públicos y privados para generar más inteligencia competitiva  en los ecosistemas de los destinos españoles, activando, la innovación continua, interconectando y atendiendo las necesidades de todos los agentes de la cadena de valor turístico: turista, destinos y empresas.

Laura Flores, directora de Desarrollo de Negocio y Nuevas Tecnologías en Segittur. Sara Fernández

Una iniciativa de Segittur, explicaba Laura Flores, que comenzó con 2023 con el desarrollo del Manual Ontología del Turismo “clave para la transformación digital del sector, ya que la semántica es una tecnología habilitadora al favorecer la interoperabilidad de sistemas, facilitar la colaboración y la compartición de datos entre actores públicos y privados”.

Datos que además hay que securizar y proteger ya que cuanto más digitales las ciudades y destinos turísticos más expuestas a los ciberdelincuentes. Una necesidad de la que todos confirmaron que sí existe una gran concienciación por parte de los gestores públicos y las empresas, siendo el de la ciberseguridad uno de los presupuestos que más ha crecido en los últimos años.

Pero, ¿cómo serían entonces los destino turístico inteligente y las Smart cities perfectos? ¿Cuál debería ser el mejor resultado de combinar datos, tecnología, ciberseguridad o sostenibilidad?

“Como turista para mi el destino perfecto sería el que, al llegar, ya tuviera información sobre mis gustos, estilo de vida o hábitos y me fuera orientando, a través de herramientas tecnológicas, en tiempo real, que me propusiera planes, la mejor ruta, l mejor momento para visitar un lugar, etc. Es decir, que pudiera ofrecerme una experiencia de viaje híper personalizada”, reflexionaba Laura Flores.

Daniel González-Bootello, director General de Smart City Cluster. Sara Fernández

La seguridad era el elemento destacado por Jesús Estrada: “Mi ciudad inteligente o mi destino turístico inteligente sería una ciudad o pueblo en la que yo estuviese paseando y me sintiera en casa. Es decir, sentir la misma seguridad que la que tengo cuando bajo a la calle con mis hijos en Zaragoza, donde vivo. En ese caso es cierto que esa sensación me la da el hecho de que conozco el barrio, las personas, hablo el mismo idioma, etc. pero es que la tecnología ya es capaz de hacerme sentir “no extranjero”. Eso sí, como decíamos, una tecnología invisible”.

Daniel González-Bootello tampoco tuvo dudas a la hora de idear esa ciudad inteligente ideal: “A mí me gustaría una ciudad donde existiese igualdad de oportunidades para todos, donde hubiera acceso a energía limpia, económica y abundante para todo el mundo, una movilidad, ya sea individual, colectiva o compartida, eficiente y no contaminante; desearía un lugar sus habitantes y visitantes pudieran interactuar con otras culturas, donde hubiera un fácil acceso a la información clara y transparente, que fuera inclusiva, accesible... Creo que esa es la ciudad a la que todos deberíamos aspirar”.

“Llegarán esas ciudades y destinos turísticos inteligentes”, afirmaba como cierre del evento Nuria Zarza. Eso sí, para lograrlo, observaba, “necesitamos la convivencia real y sin conflicto entre residentes y turistas. Entornos accesibles, sostenibles, inclusivos, igualitarios e inteligentes pero de verdad para todos”.