El rendimiento de las ruta de tráfico aéreo, una estimación de precios y emisiones… en definitiva un análisis para saber qué costes operativos podría tener pasarse al biocombustible en una aerolínea. Esta es la esencia del proyecto ganador del Premio Innovación Aeronáutica 2018, un modelo de estimación de costes para las aerolíneas.
El impacto medioambiental y las opciones que ofrece para potenciar la sostenibilidad son dos de las características que más ha valorado el jurado del Colegio Oficial de Ingenieros Aeronáuticos de España (COIAE), que entrega este premio.
El ingeniero aeronáutico Antonio López-Lázaro ha creado un modelo para ayudar a simular el impacto sobre los costes de las aerolíneas al implantar la utilización de biocombustibles. Su objetivo es acelerar el análisis e implementación de incentivos y regulaciones en materia de biocombustibles dentro del transporte aéreo que aseguren el cumplimiento de los objetivos medioambientales globales aplicables.
Este modelo está compuesto por tres partes: un modelo de tráfico que estima el rendimiento anual de los operadores en cada una de sus rutas; un modelo de biocombustible que se encarga de estimar los precios, las emisiones y las regulaciones de los biocombustibles (con especial atención a porcentaje de mezcla), y un modelo de costes operativos que estima la estructura de costes del operador.
Los datos agregados permiten simular políticas e impactos asociados con el correspondiente análisis de sensibilidad de factores principales como: precio del queroseno, precio de los biocombustibles, evolución del tráfico, tecnología/consumo, tipo de aeronaves, rutas, modelos de negocio, etc.
Además, el próximo mes de julio, este proyecto será presentado por Antonio López-Lázaro dentro de su tesis doctoral en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Aeronáutica de la Universidad Politécnica de Madrid.
Un aeronave monoplaza
Asimismo, le jurado del COIAE he seleccionado dos proyectos finalistas como segundo premio: el diseño de un prototipo de aeronave monoplaza de tres alas unidas y un cubrimiento de polímero para torres de infraestructura
El ingeniero aeronáutico Fernando Griñán ha ideado un cubrimiento de polímero, poroso o continuo para todo tipo de torres de telecomunicaciones o eléctricas, con la finalidad de exponer publicidad en ellas, protegerlas o bien mimetizarlas con el entorno, incluyendo la ingeniería de su viabilidad mediante novedoso programa para establecer las cargas aerodinámicas que se producen con los correspondientes cubrimientos, de forma inmediata. El jurado del COIAE ha valorado las grandes posibilidades de comercialización de este proyecto a la hora de concederle este segundo premio compartido.
Por otro lado, el ingeniero aeronáutico Carlos Manterola también ha sido reconocido con el segundo premio por el proyecto de diseño del desarrollo y la construcción de un prototipo de la primera aeronave monoplaza de tres alas unidas con propulsión eléctrica. Denominado Taupe, dispone de ciertas ventajas con respecto a una convencional: más rigidez estructural, más pequeña, menos resistencia aerodinámica, más maniobrabilidad y estabilidad, menos coste de operación y construcción, y más ecológica.
El objetivo de esta aeronave es lograr un nuevo diseño, aplicable tanto al ámbito civil como militar, para el transporte de personas o cargas con más alcance, maniobrabilidad y más económica. Lo más valorado por el jurado ha sido la originalidad del diseño del prototipo.
El 19 de julio se hará entrega de la segunda edición de estos galardones, que apoyan el emprendimiento y el desarrollo del I+D entre los ingenieros aeronáuticos. El premio consiste en la difusión del proyecto innovador, así como la entrega de 750 euros para el primer premio y 250 euros, el segundo.