Entre los protagonistas de la lucha contra el COVID-19, una comunidad altruista repartida por toda España se ha convertido en referente de creatividad, eficiencia, eficacia y coordinación. Son los llamados makers, entre los que hay más de 20.000 investigadores, desarrolladores, ingenieros y emprendedores en general aglutinados en la red Coronavirusmakers, que han confeccionado y distribuido 840.872 viseras, 236.099 salvaorejas, 132.262 abrepuertas, 100.000 mascarillas y 20.000 batas, además de otros materiales sanitarios imprescindibles como respiradores, electroválvulas y un largo etcétera.
Según los expertos, las aptitudes que pide el mercado laboral coinciden con las que ha desplegado este colectivo para diseñar y fabricar material sanitario desde sus propias casas o laboratorios con impresoras 3D o máquinas de corte láser. De hecho, ya son 10 las empresas españolas que están fabricando prototipos que parten de diseños realizados por makers.
César García, cofundador de Makespace Madrid, define a los makers como "personas curiosas que ven la tecnología que les rodea e investigan y aprenden haciendo, aportando así soluciones". En este sentido, Àngels Fitó, vicerrectora de Competitividad y Empleabilidad de la UOC, destaca como la comunidad maker ha sido capaz de "transformar las ideas colectivas en soluciones reales y tangibles, ha demostrado tener esa capacidad de reacción rápida y ágil que le ha faltado a otros actores del sistema".
"La suma de los conocimientos tecnológicos de sus miembros, su compromiso social y competencias clave como el trabajo colaborativo o una actitud emprendedora han dado como resultado un movimiento capaz de aportar a la comunidad sanitaria materiales fundamentales en esta crisis", subraya Fitó.
La clave de su éxito se basa en un método organizativo redárquico, es decir, el modelo característico de las nuevas redes abiertas de colaboración, y en su capacidad para unir la tecnología con la innovación, la vocación social, la autonomía y la búsqueda de alianzas con otras empresas o Administraciones públicas.
Habilidades laborales de los 'makers'
Precisamente, "la creatividad, la agilidad, la flexibilidad o la capacidad de adaptación y coordinación son cualidades cada vez más solicitadas en los procesos de selección por competencias", señala la vicerrectora de la UOC. Entre las soft skills (habilidades blandas) que marcarán la diferencia en el mercado laboral de 2020 se encuentran, según el informe de Udemy for Business, la mentalidad de desarrollo (la actitud de querer crecer y superarse), la creatividad, la capacidad de concentración, la innovación, el pensamiento crítico, el liderazgo o la inteligencia emocional.
De la rapidez con la que los makers son capaces de dar respuesta a las necesidades actuales habla también Víctor Barahona, maker y miembro del Impact Hub Donostia, quien destaca la capacidad de reacción como uno de los aspectos que los hace tan imprescindibles en la sociedad. "La industria tiene tiempos de respuesta largos ante un desafío o desafíos de este tipo, mientras que el colectivo maker es capaz de innovar con rapidez", señala.
Según el estudio Employability and Career Success: Bridging the Gap between Theory and Reality, la capacidad de amoldarse a las circunstancias y estar a la altura de nuevos retos, la coordinación con los demás y la motivación para trabajar son las tres cualidades que los empleadores buscan a la hora de identificar a los trabajadores con mayor potencial.
De ahí que, según César García, los makers estén llamados a ocupar un lugar preferente en el mercado laboral. "La velocidad a la que se crean nuevas profesiones en el ámbito tecnológico, sumado al hecho de que gran parte de nuestra vida está organizada en torno al trabajo, amplía la reflexión y los retos sobre el futuro del trabajo de este colectivo. Estoy convencido de que el reto es aprender a adaptarse a los nichos hiperespecializados sin una formación previa", señala.
El informe del Foro Económico Mundial The Future of Jobs publicado en 2016 indicaba ya entonces que la capacidad de trabajo en equipo sería una de las habilidades más solicitadas para obtener un empleo en la llamada cuarta revolución industrial. El mismo informe señalaba que en esa revolución, en la que nos encontramos en la actualidad, ganarían cada vez más peso la inteligencia artificial, la robótica, la nanotecnología, la genética, la biotecnología y la impresión en 3D, una tecnología que ha sido clave para el desarrollo de Coronavirusmakers.
Hasta ahora, la impresión en 3D ha estado presente sobre todo en el sector de la automoción, pero también desempeña un papel importante en otros sectores como el de la salud. Sin embargo, para que los que se dediquen a ella puedan destacar como profesionales no basta con conocer el funcionamiento de esta tecnología. También resulta clave el intercambio de conocimientos y la creatividad en equipo. Y ya hay encuentros del sector, como la feria SIMO Educación, que cuentan con su propio espacio maker.
Con esas habilidades es posible desarrollar la capacidad para aprender construyendo, en compañía más que en competencia, compartiendo avances. "A la mayor parte de la comunidad maker le gusta relacionarse y socializar, compartir lo que sabe para aprender unos de otros. Por eso empleamos redes sociales, particularmente Twitter, y nos vemos en eventos y ferias maker", afirma Víctor Barahona.
Barahona participará elpróximo martes 12 de mayo, junto con Àngels Fitó, César García y Jaime de los Ríos, fundador del laboratorio abierto de Arte y Ciencia de Arteklab, en el seminario web organizado por el Impact Hub Donostia y la UOC en el que se debatirá sobre el futuro maker tras la COVID-19.