Cuando decimos que la comida ‘entra por los ojos’ no nos equivocamos. Nuestro paladar cuenta con la ayuda del sentido del olfato e incluso de la vista para que los sabores o las texturas nos parezcan mucho más agradables. El gusto humano se manifiesta de una manera multisensorial en la que intervienen la percepción visual, la olfativa e incluso la sonora.
Lo han demostrado investigadores de la Universidad Nacional de Yokohama, en Japón, que han desarrollado un sistema de visor de realidad aumentada “capaz de modificar la distribución de luminancia de los alimentos en tiempo real utilizando el procesamiento dinámico de imágenes para simular situaciones alimentarias reales”. Es decir, manipulan la luz de los alimentos para ‘engañar’ al sentido de la vista y conseguir que los alimentos que se prueban resulten más o menos jugosos o sabrosos.
Los investigadores plantean que esta técnica puede ser empleada en los hospitales para que la comida –por lo general ‘sosa’ aunque saludable– resulte más apetitosa. El nuevo visor puede ser empleado, además, por la industria alimentaria para el desarrollo de nuevos diseños. Así lo han publicado en la revista 'Scientific Reports'.
Como explican en el artículo, “nuestra elección de qué alimentos comprar o consumir está determinada por señales visuales (es decir, por lo que vemos)”. Por la vista determinamos, “la frescura de los alimentos y nos avanzan expectativas sobre su sabor”. El aspecto visual incluso es el que provoca el deseo de comer.
Con el nuevo sistema de realidad aumentada, el equipo japonés ha podido manipular la luminancia sobre un determinado producto para conseguir que su aspecto fuera más suave y por lo tanto más apetecible. “El uso de esta tecnología nos permite investigar los efectos de la textura visual en la percepción de los alimentos desde el punto de vista de la distribución de luminancia del alimento, manteniendo todos los demás factores de apariencia visual constantes” señalan los investigadores.
En el artículo, Katsunori Okajima, uno de los investigadores, llega a asegurar que el sistema permitirá ayudar a los niños, por ejemplo, a comer fruta. “Si se modificara la apariencia visual de un alimento, podría ser posible eliminar, o al menos modificar, las aversiones alimentarias de los niños en función de la apariencia del producto”. Aseguran incluso que si la apariencia visual de los alimentos “se puede modificar a voluntad, podemos ser capaces de controlar el apetito de las personas”.