Ralph Haupter es un todoterreno de la tecnología y un trotamundos de los negocios. Este alemán, formado en Stuttgart, trabajó un par de años en IBM a principios de los 2000 pero no tardó mucho en unirse a las filas de un coloso llamado Microsoft.
Sus primeros cargos de responsabilidad en la casa norteamericana estuvieron ligados al canal de distribución en el país germano. Luego llegó el liderazgo operativo de la casa en Alemania y, después, el de consejero delegado de Microsoft en el país.
Ahí es cuando llega su instinto de trotamundos: durante siete años cambió de continente para coordinar los negocios de la empresa en China y, posteriormente, en toda Asia.
Aunque el sabor a hogar tira mucho y, en abril de 2020, Haupter volvió a hacer las maletas para instalarse otra vez en el Viejo Continente. Esta vez, eso sí, como máximo responsable de Microsoft en toda Europa, Oriente Medio y África.
En un momento clave para el proceso de transformación digital europeo y con la oportunidad del siglo a la vuelta de la esquina, en D+I hablamos con Ralph Haupter. Estas son sus palabras:
Has vuelto a Europa después de haber liderado la estrategia de Microsoft en Asia los últimos años. En abril de 2020 asumiste tu actual cargo, justo al principio de la pandemia. ¿Cómo ha sido esta vuelta a casa? ¿Cómo ves de diferente la región tras tu periplo asiático?
Literalmente he estado los últimos 20 años viajando por todo el mundo, primero diez años en Asia, cinco de los cuáles en la Gran China, y luego otros cinco estableciendo nuestras operaciones en la región. Es emocionante volver a casa, reaprendiendo y mirando la economía.
La tendencia de la digitalización es masiva y tenemos la perspectiva de que la mayor parte de nuestro PIB tendrá una huella digital en una forma u otra. Tenemos una gran oportunidad para seguir creciendo.
La innovación europea es muy intencional y basada en ecosistemas, mientras que en Asia se basan más en la disrupción
Veo grandes diferencias entre Europa y el mercado asiático. La innovación aquí es muy intencional, basada en la construcción de ecosistemas y aspectos como la sostenibilidad. En muchos países asiáticos, especialmente del sudeste de la región o China, se basan en la disrupción y la innovación. Aquí, en cambio, la transformación digital va de cambiar los métodos y procesos de las empresas gracias a la digitalización y al empoderamiento de los trabajadores.
Por otro lado, la sociedad en Asia está mucho más digitalizada en dispositivos que nosotros. Pero en los últimos doce meses, eso también ha cambiado en Europa, con un enfoque claro en la mejora de la productividad a través de la tecnología. Lo estamos viendo en el comercio minorista, la industria... Es ese concepto de la innovación intencional, basada en datos.
Entiendo que tenías proyectos y aspiraciones para tu primer año al frente de Microsoft en Europa, Oriente Medio y África. ¿Cómo han cambiado esos planes a raíz de la pandemia?
Nos hemos centrado mucho en presentar soluciones con nuestros socios para las distintas industrias europeas, en base a esa intencionalidad, muy enfocadas a sus necesidades concretas. También hemos hecho importantes anuncios de nubes específicas, con un compromiso claro con el tejido empresarial de Europa, Oriente Medio y África. Y está dando muy buenos frutos.
En comparación con lo que pensaba antes de la pandemia, tal vez vemos mucha más demanda del lado del sector público y del lado de la salud que lo que teníamos hace doce meses. La intensidad del cambio y la velocidad por sector es bastante diferente: además de esos dos verticales, también vemos mucha tracción en el ámbito logístico, por ejemplo. Pero hay otros sectores que están atravesando graves dificultades, como la hostelería, el turismo...
Es un momento muy difícil, pero también el idóneo para reestablecer económicamente el modelo de negocio de las empresas europeas
Lo que creemos en Microsoft es que puede ser un momento muy difícil, pero también el idóneo para reestablecer económicamente el modelo de negocio y repensar cómo vemos la industria de transporte de viajes y construir algo nuevo de la mano del ecosistema.
Por otro lado, la pandemia ha servido para que todo el mundo se haya acostumbrado a ser totalmente digital en la forma de trabajar pero, también, en la manera de ver los datos y tener una visión de esa información, su análisis y la toma de decisiones basada en ella mucho más certera. Todos nos hemos convertido en 'mini líderes analíticos' y eso ha servido para que este tema esté en la mentalidad de todo el mundo.
También ha cambiado notablemente la percepción en torno a la ciberseguridad. Ahora todos entendemos que aquello que hacemos, cualquier proyecto, tiene su huella digital. Y eso ha cambiado el diálogo en cuanto a cómo poder asegurar y proteger los activos. Por suerte, en Microsoft hemos pensado masivamente en este tema y tenemos una oferta muy rica y detallada en este terreno que, sin duda, ha sufrido un gran cambio en los últimos doce meses.
Hablamos de verticales, pero también hay notables diferencias en el ritmo de digitalización según el tamaño de los negocios...
Las empresas más pequeñas están en la primera línea de los puntos de contacto, por ejemplo en los minoristas y las pequeñas tiendas. Hemos visto que muchas de estas compañías están muy estresadas y, al mismo tiempo, son las menos digitalizadas. Por eso, contar con asociaciones como la que hemos sellado con Telefónica en España son esenciales para ayudarles a comunicarse y crear una plataforma de trabajo moderna sobre la que configurar fácilmente una experiencia de comercio electrónico.
En algunos países de la región que diriges, España sin ir más lejos, el principal freno para la digitalización parece ser la falta de profesionales con conocimientos tecnológicos y de talento especializado. ¿Qué puede hacer Microsoft para resolver este problema?
Queremos abordar el futuro laboral de las personas, dándoles acceso a la tecnología y capacitándolos en este campo. En España, por ejemplo, hemos realizado miles de formaciones para que personas desatendidas tuvieran esta posibilidad. Hemos trabajando con el Ministerio de Educación español para hacer que esto fuera posible. Y sin duda es un aspecto que es extraordinariamente importante para nosotros.
Una vez sentados estos pilares, ¿cómo puede el Viejo Continente plantar cara en la batalla digital que ahora mismo lideran EEUU y China? ¿Cuál es el rol que pueden jugar multinacionales estadounidenses como Microsoft en ello?
Creo que Microsoft podemos jugar un papel de habilitador y acelerador para ese cambio que comentamos, de ser un socio para nuestros clientes con un enfoque claro en la innovación.
Queremos jugar un papel de habilitador y acelerador para el cambio digital de las empresas
Para ello, hay varios ingredientes clave que a veces se pueden subestimar. El más importante en nuestro caso, es que nos centramos en conseguir socios en los países que ayuden a las empresas en estos procesos de digitalización.
Además, ahora ya no tenemos reuniones con las juntas directivas como antes, sino que ahora son reuniones ejecutivas. Nos piden que les ayudemos a digitalizar a sus empleados, a encontrar nuevos modelos de negocio en torno a los datos y la inteligencia artificial.
Hablamos de datos y de lo que ello posibilita, pero yendo más atrás nos encontramos con el paso a la nube. Microsoft, como actor destacado de la 'cloud' pública, ¿cómo aterriza este negocio en el Viejo Continente?
Un par de detalles sobre eso. Tenemos el mayor número de centros de datos de nube pública en los países europeos. Hemos hecho mucho foco en traer nuevos CPD a Europa, desde Suecia y Dinamarca, hasta Austria, España o Italia. También a Polonia. Estamos asegurándonos de que tenemos la capacidad en la nube y los servicios lo más cerca posible de los países.
Y eso, en el caso español, trajo un gran impulso, una gran demanda pero también un cambio de percepción sobre hacia dónde quieren ir las empresas con sus tecnologías. Ahora que la nube es el elemento central, la discusión ya puede tratar sobre el uso de los datos, sobre la oportunidad de innovar más rápido y enfrentar el cambio cultural.
Tenemos el mayor número de centros de datos de nube pública en los países europeos
De repente hemos pasado de que hablar de datos fuera algo que asustaba, porque parecía una tarea de ingeniería muy complicada, a que todos los miembros de las juntas directivas quieran ver cómo mejorar en base a ellos, de entender la oportunidad de la inteligencia artificial y de adoptar casos de uso para sus productos y experiencias.
Ello nos ha llevado también a invertir mucho en capacidades en Europa para aprovechar esta oportunidad. Alrededor de 100 personas están formadas en la casa para ayudar a las empresas a construir modelos a partir de sus datos. Estamos listos y vemos una gran demanda.
Uno de los motivos de tener esos centros de datos en suelo europeo es la regulación existente en materia de privacidad y ciberseguridad. ¿Qué está haciendo Microsoft cumplir con lo marcado por normas como el GDPR y, también, para ofrecer garantías a las organizaciones en un momento en que los ciberataques están aumentando sin cesar?
En primer lugar, queremos asegurarnos de que nuestros clientes comprendan que nuestro modelo de negocio no se basa en utilizar sus datos. Otras empresas usan su información para su propio provecho. Nosotros nos diferenciamos en que tenemos una plataforma y dejamos que sean los clientes quienes hagan negocio con sus datos.
En segundo lugar, tenemos una mentalidad de confianza cero ['zero trust']. Queremos que las empresas puedan confiar en nosotros y hacernos responsables en nuestra relación sobre cómo construimos la tecnología para que entiendan cómo funciona y cuáles son nuestros valores. Que puedan operar con confianza en la tecnología. Y lo estamos haciendo en el contexto de la regulación de la industria.
Invertimos más de 1.000 millones al año en I+D, solo en la parte de ciberseguridad
Europa ha dado un ejemplo al mundo, en los últimos años, con el GDPR pero también con muchas regulaciones que afectan a la nube, en áreas como la banca que es muy delicada. Nosotros aplicamos todas las normas al momento, de manera clara. Y hemos gastado más dinero que nadie en tener tecnología que ofrezca esa seguridad.
Invertimos más de 1.000 millones en I+D al año solo en seguridad. También hemos invertido mucho en personas y recursos para ayudar a los clientes en materia de ciberseguridad. Tenemos la escala para ayudar en caso de que haya una vulnerabilidad. Creo que es la mentalidad correcta y el contexto técnico correcto, aunque este trabajo nunca se acaba.
Ha mencionado la inteligencia artificial como una de las tecnologías estratégicas. En estos momentos, hay un gran debate en Europa, y España, sobre la ética y la responsabilidad en su desarrollo y uso. Microsoft fue una de las primeras empresas en crear su propia guía ética en este campo. ¿Cuál es vuestra posición actualmente?
Con la pandemia hemos visto lo que la inteligencia artificial puede hacer. Hemos visto como las máquinas podían usar las imágenes médicas, aprender de ellas y analizarlas para optimizar el diagnóstico y tratamiento de los pacientes. También hemos visto grandes posibilidades sobre la base de la voz, los datos o el vídeo.
Ahora bien, es importante que usemos esta tecnología para potenciar al ser humano. Creo que es importante que tengamos mucho cuidado en cómo usamos la IA, no sólo en aquello que sea posible, sino en lo que sea responsable. Hemos puesto pautas para todo: queremos que sea justa y confiable, con un contexto de privacidad y seguridad. Que sea inclusiva, transparente y que donde haya responsabilidad por parte de las personas que diseñan estos sistemas.
Una de las grandes ventajas del mercado europeo es que tenemos ese contexto regulatorio
Y creo que una de las grandes ventajas del mercado europeo es que tenemos ese contexto regulatorio. Siempre hemos dicho que queremos comprometernos y hacer un trabajo que, como empresa que opera en el mercado, aplique y cumpla con la normativa local.
Las innovaciones no siempre son fáciles porque traen nuevas preguntas a las normativas existentes. Por lo tanto es necesario ajustar las regulaciones existentes a las nuevas capacidades tecnológicas. Y ese diálogo a veces lleva tiempo para que ambas partas comprendan el problema y encontremos el camino correcto a seguir. Es el compromiso profundo que tenemos a través de nuestra huella, aquí y en todos los mercados.
A renglón seguido, me gustaría preguntarte -como europeo que viene de un largo periplo por Asia y representa a una compañía estadounidense- tu opinión sobre la tan cacareada soberanía digital europea. ¿Hasta qué punto es una ocasión para recuperar parte de esas capacidades que han buscado otras latitudes y hasta qué punto puede suponer un cierto proteccionismo? ¿Cuál es tu opinión al respecto?
Obviamente, me siento como un ciudadano global y trato de unir la perspectiva de las distintas culturas, de todas las voces. Claramente, soy un defensor personal de que la innovación es el ingrediente clave para la prosperidad de la sociedad.
¿Respeto la privacidad? Sí, quiero tener mi privacidad. Quiero tener un entorno seguro pero, en algunos casos, no siempre estoy seguro de las regulaciones de privacidad que me dan, por ejemplo las redes sociales, donde hay una protección de privacidad cero en su uso. Creo que es muy importante tener un debate equilibrado y asegurarnos de que la regulación no nos limite, de alguna manera, encontrar la innovación.
Es muy importante asegurarnos de que la regulación no nos limite encontrar la innovación
Hay una cita de nuestro presidente [Brad Smith] que dice algo así como que China se preocupa por la innovación y Europa por la regulación. Entonces hay una desconexión en cómo hacer que la sociedad se mueva realmente. Es un riesgo que necesita ser discutido, que necesita ser tomado de buena manera para poder crecer y prosperar.
Nos sentimos como una empresa que tiene responsabilidad en esto. Operamos en el mercado europeo, representados en nuestros países, en función de lo que cada país necesita. Estamos en esos diálogos para ayudar, para empoderar a las personas y ayudar a gobiernos y empresas a innovar y usar la tecnología para un bien mayor.
En torno a este tema, ¿cuál es tu postura respecto a Gaia-X, la federación de nube impulsada por Europa para recuperar esa soberanía?
Las empresas quieren asegurarse de que comprenden cómo pueden usar sus datos y monetizarlos. Nosotros nos planteamos qué debíamos hacer en la Unión Europea para ayudar a las empresas a esto, mediante el intercambio de información y con qué plataforma y tecnologías podría hacerse.
Nos sentimos cómodos en el contexto de Gaia-X, aunque no está claro el destino y será un viaje largo
Creo que Gaia-X es un paso acertado. Hemos estado involucrados en muchos flujos de trabajo, en el aspecto regulatorio... Nos sentimos cómodos de que podamos contribuir a este pensamiento tan centrado en Europa como una empresa global, simplemente ayudando a diseñar el modelo.
Como decía, queremos que el cliente sea dueño de sus datos, que sea él quien defina con quién comparte sus datos, quien defina cómo monetizar sus datos. Nos sentimos cómodos en este contexto de Gaia-X y veremos qué aporta. Creo que es un viaje largo y no está exactamente claro el destino, pero es una oportunidad en la que creemos que podemos ayudar a las empresas a lograr sus propios objetivos.