Durante tres años, Douglas Vaz Benítez, director general de Qualcomm para España y Portugal desde enero de 2020, trabajó entre São Paulo y Madrid. Como responsable de las relaciones de su compañía con Telefónica, casi ha perdido la cuenta de los viajes que hizo de Brasil a España en ese tiempo, cuenta a D+I durante una videollamada.
“En 2019 surgió la oportunidad de trasladarme a Madrid con toda la familia. Nos mudamos justo después de las navidades y dos meses después nos confinaron”. Cambio de casa, de país, de cultura y, de repente, el mundo se ve sometido a una pandemia sin precedentes en nuestra época.
“Personalmente, como para el resto de la población, fue una situación complicada, pero no tanto desde el punto de vista laboral”, recuerda Benítez.
El ejecutivo explica que en Qualcomm llevan tiempo fomentando la “cultura colaborativa virtual por nuestra estructura interna”. Con equipos de trabajo repartidos por prácticamente todo el mundo, “siempre nos hemos apoyado en un modelo in house, excepto los ingenieros, que necesitan estar en laboratorio”.
En la conversación es inevitable mencionar la actual crisis de los procesadores, en referencia a la escasez de este componente en todo el mundo, y que está afectando a industrias como las de la automoción y videojuegos. “Internamente decimos que se ha producido una ‘tormenta perfecta’ por la conjunción de varios sucesos en un intervalo de tiempo muy corto”.
Benítez menciona la convergencia de tres factores. Por un lado, la retirada de Huawei del mercado de fabricación de procesadores "ante lo que el sector no estaba preparado para absorber ese hueco tan rápido”. Además, los fabricantes habían reajustado sus previsiones a la baja con la pandemia, “provocando dificultades para el reajuste”.
Y, por último, el aumento de la digitalización de prácticamente todos los sectores que “está provocando que las organizaciones migren hacia nuevas tecnologías”. En Qualcomm esperan que a finales de este año acabe esa escasez de procesadores, aunque no será hasta 2022 cuando el mercado se estabilice.
Tecnología 5G e Internet de las Cosas
Entre esas nuevas tecnologías, Benítez señala la 5G como “la electricidad de las comunicaciones”. El aumento de la demanda de banda ancha, llevar la experiencia de uso del smartphone al PC “para estar siempre conectados” y la migración de todos los servicios a la nube, serán elementos determinantes para su desarrollo e implantación.
Tampoco se deja sus cualidades para ofrecer una conexión con cobertura de calidad y mayor capacidad en zonas rurales. “El 5G llegará a donde otras tecnologías no llegan”.
La apuesta de la compañía es firme. En febrero de este año, anunciaron la apertura de un nuevo centro de investigación y desarrollo (I+D) en Francia para trabajar en la futura evolución del 5G.
En marzo, comunicaron su participación en 5GRuralDorset, en Reino Unido. Un proyecto que tiene como objetivo comprender cómo la conectividad 5G de próxima generación puede ayudar a las personas a llevar una vida más segura y próspera en las comunidades rurales.
A España le llegó el turno en abril. Ese mes se puso en marcha el programa universitario Francisco Ros - Qualcomm Fellowship and Training Program, una asociación público-privada destinada a fomentar el desarrollo del 5G en España a través de la formación de profesionales y abierto a alumnos de toda Europa.
Ya en mayo, y durante la celebración del Qualcomm 5G Summit 2021, presentaron el nuevo procesador móvil Snapdragon 778G 5G y el módem Snapdragon X65 5G. En 2019, ya hicieron lo propio con el Snapdragon 888 5G para teléfonos de gama alta.
Más allá de su buque insignia, los procesadores, la compañía estadounidense también quiere producir impacto en la industria a través de un ecosistema de soluciones de Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés). Se trata de plataformas que van desde un nivel de entrada hasta el más avanzado y ofrecen respuestas a segmentos como transporte y logística, almacenamiento, comercio minorista o atención médica.
Para explicar mejor esta propuesta, Benítez pone como ejemplo la puesta en marcha de un centro comercial, en el que se tienen en cuenta la contratación de diferentes servicios, como la energía, la luz, el agua, la gestión de basuras, la seguridad, etc. “Nuestra intención es proveer al centro comercial de la plataforma que facilite todas las operaciones que requieran conexión y darles una solución completa, que tengan un solo proveedor”, concluye.