Antonio Neri, presidente y CEO de HPE, durante el encuentro en Barcelona.

Antonio Neri, presidente y CEO de HPE, durante el encuentro en Barcelona.

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Antonio Neri, presidente de HPE: "La IA requiere gestionar datos que están distribuidos en entornos híbridos"

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Argentino, de padres italianos, afincado en Texas y con Barcelona como su "segunda casa". Directo, dado a la ironía y contundente en sus mensajes. Ese podría ser el retrato robot de Antonio Neri (1967), el hombre que lidera los designios de un coloso tan grande -27.440 millones de dólares en valoración bursátil- como histórico en la industria tecnológica: Hewlett Packard Enterprise (HPE).

La enseña es una de las dos surgidas tras la separación de HP en dos negocios -consumo y profesional- allá por 2015. En cualquiera de sus combinaciones, Neri cumplirá el próximo curso treinta años al servicio de los dos apellidos más icónicos de Silicon Valley, desde que en 1995 se uniera a la multinacional para prestar soporte técnico en su centro de Ámsterdam. Desde ese humilde inicio, pasaría luego por diferentes posiciones directivas, hasta tomar el relevo de Meg Whitman en 2018 como presidente y CEO de la compañía.

Pero retrocedamos un momento hasta sus primeros pasos en los lares de la tecnología. 

"Empecé en la Armada Argentina, como técnico electromecánico, reparando y manteniendo sistemas en los barcos de guerra. Fue una experiencia formativa que me dio disciplina y conocimiento técnico desde muy joven, a los 15 años", rememora Antonio Neri en entrevista con DISRUPTORES - EL ESPAÑOL. "Después de terminar mis estudios, decidí irme de Argentina y trabajé en una empresa metalúrgica en Italia, llevando sus sistemas TI, antes de mudarme a los Países Bajos y unirme a HP. Nunca imaginé que llegaría a ser su CEO, pero cada paso fue una oportunidad para aprender y aportar más en una carrera fantástica y de la que estoy muy agradecido".

Dentro de esta tecnológica, la que sentó las bases del actual Silicon Valley y la primera en gestarse en un garaje, Neri ha vivido algunas de las épocas de mayor gloria de la multinacional (bajo el mando de Mark Hurd, cuando dominaba los mercados de PC, impresoras, servidores, almacenamiento, software empresarial y prácticamente cualquier segmento imaginable) y también de las peores, como el dramático mandato de Leo Apotheker (2010-2011) que culminó en la separación de HP en dos enseñas (HP Inc. y HPE), ya con Meg Whitman al frente.

"Realmente, creo que Meg [Whitman] no tenía otra opción que hacer esa separación. Era una empresa muy grande, compitiendo en mercados muy distintos en 172 países. No podía mantener la competitividad en todos los negocios y, de hecho, se perdieron momentos críticos, como la transición al cloud o la evolución de la infraestructura hacia el software. La división nos permitió a cada compañía enfocarse en sus fortalezas", admite el ahora mandamás de la firma.

Antonio Neri, presidente y CEO de HPE, durante el encuentro en Barcelona.

Antonio Neri, presidente y CEO de HPE, durante el encuentro en Barcelona.

¿Cómo se define entonces la actual Hewlett Packard Enterprise? "Mi prioridad cuando me nombraron CEO fue definir cómo HPE podía ser relevante hoy y a futuro, sin mirar hacia el pasado. Por eso apostamos por una estrategia clara: ser una empresa de cloud, infraestructura y servicios que aproveche los puntos de inflexión del mercado, como el crecimiento del edge computing y la inteligencia artificial. Y gracias a esta estrategia, este año alcanzaremos ingresos de 30.000 millones de dólares, frente a los 27.000 millones de los anteriores. Hemos crecido de forma orgánica e inorgánica, con adquisiciones clave que han aportado nuevos recursos y habilidades a la compañía".

El comodín de Greenlake

En el haber de Neri hay muchos logros que han dejado buena impronta en lo que hoy es HPE. Sin embargo, dos de ellos son especialmente reseñables. ¿El primero? Greenlake.

Bajo esta marca comercial, lanzada en 2018, se englobaba inicialmente la apuesta de nube híbrida de la compañía. El propósito era acercar el modelo de pago por uso a los entornos on-premise, a los servidores y almacenamiento que las compañías mantienen en el perímetro de sus propios centros de datos. Pero, con el tiempo, esta insignia se ha ido expandiendo hasta el punto de convertirse en un comodín universal, en un apellido por defecto para cualquier producto o servicio de la multinacional.

"Para mí, Greenlake será uno de los legados más importantes que dejaré. No es sólo un servicio: es una plataforma que redefine cómo las empresas abordan la tecnología, hoy y en el futuro. Es un modelo único y diferenciado, que integra infraestructura, software y servicios en áreas como redes, servidores y almacenamiento. Este enfoque todo en uno permite a las empresas gestionar entornos complejos, tanto en la nube como on-premise, con una experiencia unificada", define el directivo.

Un legado que se materializa en datos: "Hoy contamos con 37.000 clientes y casi 4,5 millones de dispositivos conectados a la plataforma, gestionando más de 2,5 exabytes de datos. Además, hemos superado los 1.700 millones de dólares en contratos acumulados [Q3 de 2024]. Aunque lleva tiempo ver el efecto completo en el balance, estamos creciendo entre un 35% y un 45% interanual en términos de ingresos recurrentes", desglosa a DISRUPTORES - EL ESPAÑOL.

Antonio Neri, presidente y CEO de HPE, en el encuentro en Barcelona.

Antonio Neri, presidente y CEO de HPE, en el encuentro en Barcelona.

El éxito de Greenlake, del legado de Neri, puede explicarse en base a varios factores, algunos estructurales y otros más coyunturales. Entre los primeros, la visión clara de que el modelo de despliegue tecnológico nunca sería 100% en la nube pública, sino que la aproximación híbrida sería la que se impondría. Ahí es donde estaba el as bajo la manga de HPE frente a otros rivales que lo apostaron todo a los grandes hiperescalares.

Un elemento coyuntural derivado de lo anterior: la repatriación de muchas cargas de trabajo desde esas nubes públicas a los CPD propios de toda la vida. Antonio Neri reconoce este extremo y destaca que esta tendencia responde a diversos factores, entre ellos el coste, la sostenibilidad y la gobernanza: "Muchas empresas subieron todo a la nube pública de forma acelerada, pero luego se dieron cuenta de que no siempre era la mejor opción en términos de coste o compliance, especialmente en sectores regulados. En Europa, por ejemplo, es mucho más evidente debido a las normativas de privacidad de datos".

El otro factor contextual que explica la buena marcha de Greenlake es, cómo no, la inteligencia artificial. En palabras de nuestro protagonista, "la IA requiere capacidades específicas y una gestión de datos que suelen estar distribuidos entre la nube pública, nubes privadas y sistemas on-premise. Greenlake proporciona una experiencia híbrida que responde a estas necesidades, permitiendo a las empresas gestionar sus datos de forma eficiente y segura".

Volviendo a los fundamentos propios de esta propuesta, no podemos obviar que prácticamente todo el crecimiento inorgánico de HPE en los últimos años (con salvedad de las tecnologías de refrigeración líquida) ha ido encaminado a enriquecer y engordar su portafolio de Greenlake: "Hemos realizado 25 adquisiciones en los últimos nueve años, integrando propiedad intelectual y talento que enriquecen nuestra oferta", concreta Neri.

Confiado en la compra de Juniper Networks

Si Greenlake es su gran apuesta, su joya de la corona es el negocio de comunicaciones. Antonio Neri fue su máximo responsable antes de asumir la consejería delegada de HPE y a él hay que atribuirle la compra de Aruba Networks en 2015 que permitió a Hewlett Packard Enterprise convertirse en uno de los actores más relevantes de la conectividad en grandes espacios y edificios.

Pero la mente de un ingeniero nunca descansa, y en estos lares Antonio Neri se descolgó a inicios de año con "la compra del año", como fue rápidamente catalogada: HPE ofrecía 14.000 millones de dólares por hacerse con Juniper Networks, uno de los jugadores clásicos de la industria del networking y especialista en las comunicaciones dentro de los centros de datos.

"Hay un actor incumbente [Cisco] que no ha innovado en los últimos años al nivel que los clientes esperaban"

Antonio Neri, presidente de HPE

¿Por qué esa compra y por qué ahora? "Juniper es muy complementaria a lo que ya tenemos. Su fortaleza en switching empresarial, cloud switching y soluciones para proveedores de servicios amplía nuestra capacidad de atender un mercado diverso. Los clientes quieren una solución integrada que combine la potencia del control basado en la nube y capacidades de IA con opciones flexibles para sus necesidades de red. Nuestra idea es que, con el tiempo, podamos integrar completamente el control en la nube de Juniper dentro de la plataforma de cliente que ya ofrecemos con Aruba".

Prosigue: "El networking tiene que ponerse al día con las demandas actuales. Es la base para conectar datos, usuarios y modelos de inteligencia artificial en un entorno cada vez más híbrido. La combinación con Juniper nos permitirá simplificar sistemas, reducir costes y optimizar el consumo energético mediante tecnologías como el silicio. Aruba nos permitió entrar en el segmento de campus y extender nuestra oferta hacia el edge, pero la realidad es que el networking necesita evolucionar hacia soluciones más eficientes y seguras".

Este periodista lee entre líneas una cierta crítica velada al gran dominador histórico de esta industria y le pide concretarla: "Hay un actor incumbente [Cisco] que no ha innovado en los últimos años al nivel que los clientes esperaban. Y esto ha generado una demanda creciente por alternativas y es ahí donde HPE quiere posicionarse".

Antonio Neri, presidente y CEO de HPE, durante el encuentro en Barcelona.

Antonio Neri, presidente y CEO de HPE, durante el encuentro en Barcelona.

En cualquier caso, esta operación está pendiente de las aprobaciones regulatorias en Estados Unidos, ahora en el aire con el cambio de presidencia. Empero, Antonio Neri mantiene sus planes para cerrar esta adquisición: "Esperamos cerrar la compra antes de fin de año o, como mucho, a principios de 2025. Hemos trabajado muy bien con los reguladores, especialmente en Europa, donde ya hemos obtenido la aprobación de la Unión Europea y Reino Unido. Sólo quedan un par de autorizaciones, entre ellas la de Estados Unidos, pero no vemos razones para que no sea aprobada", asegura a este medio.

A hombros de la inteligencia artificial

La autocrítica de Antonio Neri le llevaba al comienzo de la entrevista a admitir que HPE perdió el tren de la nube o del paso al software en su momento. Es obvio que este directivo italo-argentino no quiere tropezar otra vez en la misma piedra, por lo que no tiene la menor intención de alejarse de la tendencia de moda en estos momentos: la inteligencia artificial.

No es que se hayan subido al tren en marcha, en tanto que esta enseña lleva casi dos décadas trabajando en IA de un modo u otro. Pero Neri y compañía son sabedores del potencial que se ha gestado desde que la capa generativa hiciera su irrupción en la escena pública en 2022.

"Nuestro objetivo es claro: reducir la complejidad en los despliegues, minimizar los costes de entrenamiento y hacerlo de manera sostenible y segura. Todo lo que se necesita para lograrlo está integrado en nuestras soluciones. Podemos proporcionar herramientas adaptadas para empresas para la personalización fina de sus modelos y, al mismo tiempo, diseñar una infraestructura que permita entrenar los grandes LLM con alto rendimiento y eficiencia", introduce el CEO de HPE.

Muy dado a las enumeraciones, Neri recuerda tres de las armas que su empresa está enarbolando en esta carrera por llevar la IA a las organizaciones con casos de uso reales e inmediatos.

Antonio Neri, presidente y CEO de HPE, durante el encuentro en Barcelona.

Antonio Neri, presidente y CEO de HPE, durante el encuentro en Barcelona.

La primera de ellas, la alianza estratégica con Nvidia: "Esta colaboración nos permite ofrecer una solución que combina capacidades avanzadas de hardware con la flexibilidad necesaria para soportar cualquier tipo de arquitectura de IA".

La segunda, siguiendo su numérico y estructurado discurso, atañe a la sostenibilidad: "Recientemente, hemos presentado tecnologías de liquid-cooling que reducen el coste tradicional de enfriamiento en un 90%, disminuyen el uso de energía en un 90% y reducen el espacio necesario en un 50%", presume el ejecutivo.

El tercer factor, cerrando el particular triunvirato, es la fortaleza de HPE en supercomputación: "Siete de los diez supercomputadores más potentes del mundo son de HPE, y esa experiencia nos permite manejar sistemas de IA a gran escala, con flexibilidad para clientes que operan en entornos híbridos o específicos. Somos expertos en sistemas de alto rendimiento y en sistemas de misión crítica para distintas aplicaciones". Y con algunos pinitos en cuántica: "Ya hemos integrado soluciones de computación cuántica en nuestra oferta, pero no como un reemplazo, sino como un acelerador de la supercomputación tradicional. La computación cuántica tiene un enorme potencial, pero seguirá trabajando de la mano con los sistemas de alto rendimiento".

Sea como fuere, la compañía busca en última instancia conectar y estructurar los datos de forma eficiente para facilitar su explotación en aplicaciones de inteligencia artificial. "HPE es única en su capacidad para integrar networking, computación y gestión de datos, y eso nos posiciona como un facilitador clave en esta revolución tecnológica. Queremos ser los socios de confianza para las empresas que buscan aprovechar al máximo el potencial de la IA generativa", sentencia Antonio Neri.

La larga sombra del 'caso Autonomy'

Uno de los legados que dejó la 'era Apotheker' a la entonces HP y actual HPE fue la compra del proveedor de software Autonomy por 11.100 millones de dólares. No tardaría en detectarse que esta firma había inflado artificialmente su valor, provocando una depreciación de 8.800 millones en los activos de HP en 2012. 

Desde entonces, Hewlett Packard Enterprise ha pugnado en los tribunales contra Mike Lynch (fundador de la firma) y su director financiero, Sushovan Hussain. El juicio en Reino Unido los declaró culpables de fraude, con el mismo proceso en Estados Unidos pendiente de resolución antes de finales de este año. 

Sin embargo, el pasado agosto, Mike Lynch falleció en el naufragio de su yate en Sicilia. Eso, como explica Antonio Neri a DISRUPTORES - EL ESPAÑOL, no altera las reclamaciones contra el patrimonio de Lynch para recuperar hasta 3.600 millones de euros: "Es una situación desafortunada y lo sentimos mucho por su familia y por la pérdida. Es un momento triste, pero no cambia lo que sucedió entonces y es mi responsabilidad con los inversores mantener ese proceso hasta que el juez dicte una resolución. Nada más".