Cuando uno piensa en un polo de atracción para startups, donde se concentra el mejor talento digital de nuestra era y en el que están situadas las sedes de las principales compañías tecnológicas del mundo, ese lugar suele ser Silicon Valley. Esta región de California, que comprende núcleos tan icónicos como Mountain View (Google), Palo Alto (Facebook) o Cupertino (Apple), con San Francisco de referencia urbana, ha sido históricamente el epicentro de la economía digital y el lugar más frecuentado por todos los involucrados en esta dinámica industria.
Pero los tiempos cambian y parece que el sol californiano ya no brilla tanto como antaño. Un informe de CB Insights publicado esta semana muestra cómo el número de startups del valle (con atención especial a su financiación, lo que hace que debamos tomarnos estos volátiles datos con cierta cautela) está en pleno declive, al igual que le sucede a la otra gran capital norteamericana en estas lides, Seattle (donde tienen su sede Amazon y Microsoft). Por el contrario, despegan en la nación de las barras y estrellas urbes como Nueva York o Boston.
Pero quizás la mayor amenaza al reinado de Silicon Valley llega desde tierras algo más lejanas. Tel Aviv continúa con su progreso imparable con la ciberseguridad por bandera, Tokio -que sigue comandando el espíritu nipón de la innovación- y, especialmente, Pekín y Shanghái están creciendo a pasos agigantados. El buen comportamiento de startups como Didi, Toutiao, Mobike y Ele.me está, a juicio de los analistas, detrás de este (por otro lado esperado) éxito.
Y si se están preguntando qué pasa con Europa, la sensación agridulce que suele acompañar a los diagnósticos sobre el Viejo Continente se repite una vez más. Berlín y Barcelona, antaño referencias en la gestación de startups, ven caer su relevancia durante el pasado curso (con especial dureza en el caso de la capital germana), pero por el contrario CB Insights denota un creciente impulso al ecosistema emprendedor de base digital en urbes como Estocolmo (centro nórdico de la innovación) o París (convertida de facto en el hub europeo para la investigación en inteligencia artificial).