Durante el último Congreso Internacional de Escuelas de Negocios organizado en Madrid por la Asociación Española de Escuelas de Negocios, pudimos debatir acerca de cómo el desarrollo del talento mejora gracias a la tecnología. Fueron varios los argumentos que se presentaron durante las ponencias, pero caben destacar los proyectos que están llevando a cabo algunas escuelas de negocios para adaptarse a los cambios socio-tecnológicos que se están dando en la última década, como por ejemplo las aulas virtuales o el uso de big data y IA (inteligencia artificial) para adaptar y mejorar las clases en base a las reacciones y el comportamiento de los estudiantes.
Para poder dar contexto a este tema, es interesante tener en cuenta algunos datos. Según un informe de la OCDE, basado en el informe PISA de 2015, los estudiantes españoles entre 18 y 34 años pasan una media de 164 minutos al día navegando por internet. Por otro lado, según una investigación de Scott Wallsten del Tech Policy Institute publicada en 2015, por cada 10 minutos que un estudiante pasa en internet (por temas de ocio) emplea 3,7 minutos menos a estudiar, 2,9 minutos menos en otro tipo de actividades de ocio como socializar, relajarse o reflexionar, y 1,2 minutos menos a dormir. En conclusión, la tecnología forma parte de la vida de los estudiantes y la condiciona sustancialmente, por lo que cualquier programa educativo debe tenerlo en cuenta y adaptarse a ello.
Es evidente que la formación académica no puede mantenerse al margen de estas nuevas “costumbres tecnológicas”. Según contaba Carlos Martínez, presidente de IMF Business School, es primordial para las escuelas de negocios adoptar una metodología online basada en la ausencia de barreras espacio-temporales, donde los recursos tecnológicos jueguen un papel crucial para crear campus virtuales dinámicos, flexibles, interactivos y accesibles para todo tipo de estudiantes.
Pero la innovación y el avance de las escuelas de negocios no se basa solo en el uso de nuevas tecnologías y la creación de nuevas plataformas. La innovación reside también en la implementación de nuevos modelos formativos que respondan a las exigencias del mercado laboral y profesional. De hecho, los centros formativos que logran la excelencia son aquellos que han adoptado nuevas prácticas como el aula invertida, el Design Thinking (pensamiento creativo) o la realización de proyectos realistas durante la formación. De esta manera, los estudiantes pueden desarrollar su talento y estar preparados para afrontar su salida al mundo laboral, incluso antes de finalizar sus estudios.
La gran mayoría de escuelas de negocios ofrecen programas de prácticas y acuerdos con empresas para aportar un mayor crecimiento profesional a sus alumnos. Incluso algunas de ellas disponen de programas para jóvenes emprendedores, con los que pueden llevar a cabo sus propios proyectos.
En definitiva, se podría considerar una escuela de negocios innovadora aquella que hace un uso inteligente de las nuevas tecnologías para hacer más accesible su oferta formativa, adopta nuevos modelos educativos y formativos para desarrollar el talento de sus estudiantes, y crea nuevas oportunidades laborales para sus alumnos, motivando así su crecimiento profesional. Estos tres pilares son fundamentales.
Katherine González Rodríguez, directora de marketing en Docsity para Escuelas de Negocios y Universidades