Se está volviendo un recurso fácil hablar de cómo la COVID-19 ha cambiado muchos de los conceptos preestablecidos antes de que la pandemia hiciera saltar todo por los aires. Más habitual, manido y repetitivo si cabe es el clásico precepto de que esta crisis nos ha hecho acelerar muchas transformaciones que estaban pendientes de ese empujón final que las convierta en realidades.
Pues por no romper con la tónica, ahí va mi particular aportación de hoy. Y el tema de turno, el que ha tocado en esta suerte de lotería de tópicos, versa sobre el acelerón que ha recibido la automatización a propósito de las dificultades surgidas en este 2020. Así, el 38% de las firmas líderes del sector tecnológico tiene la intención de invertir significativamente más en automatización durante el próximo curso, muy por encima del 22% que lo afirma de tal modo en el resto de sectores de actividad.
Lo asegura tan tajantemente un estudio de la firma Bain & Company, según el cual la causa de esta particular divergencia se encuentra en la mayor probabilidad de que las tecnológicas sufran disrupciones a causa de situaciones como la actual, incluso un 12% más de probabilidades de sufrir disrupciones que las empresas del sector retail y un 25% más de probabilidades que las de servicios financieros, otras dos industrias que históricamente han sufrido interrupciones en su actividad de forma regular. No en vano, y aunque a veces pase desapercibido, son muchos los actores implicados en la cadena de valor (y de innovación) del sector digital, esencial por otro lado en el devenir de cualquier tejido productivo moderno y sostenible que se precie.
Con este telón de fondo, las empresas que invirtieron más en automatización antes de la pandemia están mejor posicionadas para capear la crisis mejor que aquellas que no lo hicieron. Estas empresas de tecnología con visión de futuro generaron mayores ingresos, experimentaron menos disrupciones en su cadena de suministro y tuvieron una mayor productividad y demanda de la fuerza laboral, según la encuesta en cuestión. Obviedades sí, temáticas reiterativas y manidas... pero a veces hay que atender a lo obvio, a lo que damos por supuesto, para entender la realidad que nos rodea y, especialmente, aquella que se nos avecina.
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