Existe una idea equivocada sobre las aparentes ventajas que tendrían las empresas tecnológicas frente a la disrupción. De hecho, parece que es justo al revés según explican los autores de un reciente artículo en HBR. Sorprendentemente, las empresas de tecnología tienen más probabilidades de sufrir disrupciones que las de venta minorista o las de servicios financieros.
El motivo es que se encuentran en el ojo del huracán de la "destrucción creativa", según la cual los empresarios buscan continuamente mejores formas de satisfacer su base de clientes y consumidores con unos productos de mejor calidad, durabilidad, servicio y precio. Esto se materializa en la innovación con tecnologías avanzadas y estrategias organizacionales.
Para que nos hagamos idea del impacto que tiene la disrupción en la industria tecnológica basta con mirar lo sucedido en las dos últimas décadas. En 1999, las 15 mayores empresas del sector se caracterizaban por dedicarse a mainframes como IBM, planificación de recursos empresariales (ERP) como Oracle y de PC / red informática de trabajo como Microsoft, Intel, Cisco, Dell y HP.
Una década más tarde, la mitad de la lista había sido reemplazada por empresas centradas en búsquedas como Google, dispositivos móviles como Apple, Qualcomm o Samsung y consolidación de ERP como SAP. El año pasado de nuevo casi la mitad de la lista había sido reemplazada. En esta ocasión encontrábamos a las habituales como Microsoft, Apple y Alphabet junto con nuevos jugadores que habían apostado por las redes sociales como Facebook. También aparecían empresas chinas como Tencent y Alibaba, pero sobre todo el gran cambio fue la entrada de empresas que habían apostado por la computación en la nube como Amazon, Netflix o Adobe.
En estas dos décadas completas tan solo cuatro empresas, Microsoft, Intel, Cisco y Oracle, se mantuvieron en la lista. Es decir, que las empresas tecnológicas son las segundas con mayores posibilidades de sufrir una disrupción (55%) después de los servicios de manufactura avanzada (61%).
Los sectores menos susceptibles a sufrir una disrupción son: telecomunicaciones (28%), servicios financieros (44%), Medios (45%), servicios (47%), energía y recursos naturales (48%), productos de consumo (49%) y salud (50%). Todo parece indicar que una vez que una empresa tecnológica ha sufrido una disrupción es muy difícil que pueda recuperarse, en contraposición a las empresas de medios, por ejemplo, que se recuperan con bastante facilidad.
Existen tres factores que explican el por qué es tan difícil el liderazgo en la industria tecnológica: La velocidad de las transiciones tecnológicas, la ventaja de ser el primero en el mundo digital y las organizaciones ágiles y flexibles. Estos datos podrían ser motivo de reflexión para todas aquellas empresas de otras industrias que están pensando mutar al sector tecnológico.
De hecho, mi recomendación no sería tanto convertirse de la noche a la mañana en una empresa tecnológica sino saber aprovechar las nuevas tecnologías para innovar en el sector que ya conocen y dominan. El potencial que tienen las tecnologías exponenciales como la inteligencia artificial, computación en la nube, materiales avanzados, biotecnología, cadena de bloques (blockchain), ciberseguridad, diseño digital, almacenaje de energía, energías renovables, nuevas generaciones de computación, Internet de las cosas, realidad virtual, realidad aumentada y mixta, dispositivos ponibles, reconocimiento de gestos, etc. en todos los sectores será formidable.
Esta estrategia permitiría a la mayoría de las empresas mantener hasta cierto punto su misión, visión y propósito. La misión describiría los negocios en los que operamos en la actualidad y cómo los proyectamos hacía el futuro proporcionando foco a la dirección y a los empleados. La visión sería una declaración clara e inspiradora de cómo deseamos que sea nuestra empresa dentro de algunos años.
Finalmente, por medio del propósito corporativo comunicaremos cuál es el sentido de nuestra existencia, es decir, cuáles son nuestras fortalezas auténticas y distintivas y cuál es la necesidad que solventamos a la sociedad. En conclusión, quizás la clave no esté en mutar nuestra empresa al sector tecnológico, sino transformarla en la que mejor sepa aprovechar las ventajas competitivas que aportan las nuevas tecnologías en nuestra industria natural.