El agua es un recurso natural imprescindible para la vida. Es de vital importancia para el planeta y todos los que habitan en él. Esencial para que los campos prosperen, los ecosistemas se desarrollen y el clima se regule. Cuando nos falta, como estamos viendo en estos momentos con la sequía que afecta a todo el país, nos damos más cuenta si cabe de lo necesaria que es para todos.
Es muy importante por lo tanto que hagamos un buen uso, la controlemos y distribuyamos bien y nos aseguremos de que siempre siga el cauce adecuado. En caso contrario puede ser muy peligrosa y si no ponemos los medios necesarios puede causar graves problemas como inundaciones, riadas, diluvios o tsunamis.
De la misma manera la inteligencia artificial se está convirtiendo en imprescindible para el crecimiento y la competitividad de las empresas y la sociedad. Cada vez son más los casos de uso y aplicaciones en todos los sectores y, con la llegada de la killer application ChatGPT, se ha democratizado su uso pero también se han puesto sobre la mesa numerosos interrogantes de una tecnología que comenzó a desarrollarse hace más de 70 años.
¿Cómo utilizarla? ¿Qué implicaciones para las empresas y las personas tiene su uso? ¿Nos quitará trabajo o 'El Trabajo'? ¿Aumenta la inteligencia humana o la anula?
Al igual que el agua, puede traer grandes oportunidades y riqueza si la regulamos y enfocamos bien. Pero si no controlamos el mal uso podría acarrear graves problemas.
No hay ningún sector económico al que el desarrollo de la IA no haya afectado de una u otra forma. Nadie quiere quedarse atrás en la mayor revolución que nos descubre la era digital, todas las organizaciones quieren aprovechar su potencialidad – eficiencia, manejo de datos – para aplicarla en su actividad diaria y no perder tirón competitivo.
A diario comprobamos que, a nivel corporativo, todas las empresas están utilizando el big data y la IA para optimizar sus procesos, ahorrar costes y distribuir sus recursos de forma más eficiente. Entre algunos ejemplos destacados, podemos mencionar una mayor eficiencia en los repartos con rutas optimizadas para la logística o la supervisión de infraestructuras remotas gracias a drones.
La IA también está modificando la forma en la que las empresas se relacionan con sus clientes y la manera de asegurar una correcta experiencia de éstos, analizando sus emociones y posibilitando el desarrollo de nuevos canales de venta. Del mismo modo, está ayudando a una gestión más eficiente del negocio, a través de la anticipación de los principales marcadores financieros con los patrones de datos que ya tiene. Incluso en la gestión del talento, esta tecnología está facilitando el desarrollo de perfiles profesionales personalizados y el fomento de la formación continua.
En definitiva, la IA se ha convertido, como el agua, en algo omnipresente que permea toda la sociedad digital. Para profundizar sobre todo esto, en junio de 2022 se puso en marcha el think tank “Inteligencia Artificial impacto en el modelo de negocio”, que reúne a 51 profesionales de la tecnología y la innovación de diferentes sectores y tipos de empresas.
En sus sesiones de trabajo se ha generado información de calidad para aportar al debate abierto del uso de esta tecnología que se recoge en el informe IA, impacto en el modelo de negocio con más de 53 casos de uso aplicados a compañías individuales y sectores concretos donde la IA ya está generando beneficios para las compañías. Supone una gran oportunidad de mejora en la forma de hacer las cosas actualmente. Nos quitará trabajo, no 'El Trabajo' y si aprendemos a enfocarla bien “aumentará nuestra inteligencia humana”, siendo ese compañero de viaje que nos complementa y en ocasiones nos da “superpoderes”.
Es curioso que uno de los retos que plantea la inteligencia artificial sean las personas. La formación de profesionales especializados en un entorno cambiante y también la adecuación de la oferta formativa actual para capacitar a todos los profesionales de cualquier ámbito que actualmente tienen que adaptar sus habilidades se manifiesta como un freno para el desarrollo de esta tecnología en las empresas.
Aunque, sin duda, el mayor reto es el uso de las capacidades de la IA para mejorar la convivencia de los humanos, no para empeorarla. En este sentido, en la mesa redonda de presentación del informe se generó un debate interesante sobre la pregunta ¿qué pasará si este invento cae en manos de “los malos”?
Como ejemplos de alerta en este último punto, los problemas que pueden generarse en cuanto al tratamiento de datos biomédicos individualizados – actualmente hay cirujanos como Valentín Fuster que piden la vuelta al diálogo con el paciente y su sintomatología dejando en segundo plano las métricas de IA -; la utilización de perfiles que lleve al algoritmo a la exclusión de determinados profesionales por edadismo; la suplantación de la personalidad o la distribución de bulos.
En este último punto, las fotos tan realistas en situaciones comprometidas que ChatGPT ha mostrado de personajes famosos como el Papa Francisco o Donald Trump son de una calidad tal que a veces hacen indistinguible la realidad de la ficción. Este hecho, junto a la gran capacidad para generar información en poco tiempo, hace que la IA sumada al alcance de las redes sociales pueda convertirse en una máquina de alineamiento de consecuencias impredecibles. Generaremos más contenido del que podemos consumir de manera saludable.
¿Alguien se subiría a un avión si no existieran unas leyes estrictas que definen el uso y mantenimiento de las aeronaves? No por eso el sector aeronáutico ha perdido capacidad de innovación o interés entre el público. Para que la revolución que supone la IA no nos arrolle como un tsunami, es necesario ser flexibles y adaptarnos dentro de un contexto legislativo que marque unas pautas básicas de fair play y que defina prácticas improcedentes.
Igual que hacemos con el agua, es necesario mantener nuestra esencia humana para utilizar la inteligencia artificial a nuestro servicio. Convirtiéndola en Inteligencia Aumentada, capaz de multiplicar nuestras capacidades de humanos.
*** Esther Sánchez es experta en Inteligencia Artificial.