La mayoría de las organizaciones se centran en la necesidad o el requisito de innovar para crecer, ganar relevancia y cuota de mercado. La innovación que impulsa el crecimiento de los productos y las nuevas ideas empieza por la cultura dentro del equipo.
En muchos sentidos, los equipos más técnicos son en los que más difícil de implantar esta cultura. En primer lugar, hay que romper los compartimentos estancos y eliminar las dudas que genera el miedo al fracaso. Es fundamental fomentar una llamada a la acción coherente para que se adopten enfoques creativos y arriesgados.
Los líderes deben dedicar tiempo a esto. Empiece poco a poco y aumente el margen con el tiempo. Celebre los fracasos igual que los éxitos. Cuando se anima al equipo a asumir riesgos calculados y comunicados, encontrarán oportunidades para crear productos y tecnologías pioneros.
Desarrollo rápido: marcando el ritmo
Cuanto más optimizada esté la cultura, mayor será la calidad, la señal o el progreso. El desarrollo continuo y el progreso hacia el cultivo de un equipo de ingeniería innovador y sin miedo es cómo se acelera el ritmo.
La mayoría de los desarrolladores tienen la capacidad de producir resultados a velocidades de vértigo. El problema con el que se encuentran es todo lo que no está relacionado con la escritura de código y la creación de tecnologías. Sus vidas personales o la cultura de trabajo obstaculizan su velocidad. Lo que marca el ritmo es conectar con cada persona de forma visible y encontrar continuamente formas de potenciarlas y celebrar su autenticidad.
Empleados empoderados e inspirados
Las ideas innovadoras surgen como resultado de un profundo conocimiento, contexto y familiaridad con los problemas que se están resolviendo, así como con el "por qué" y la visión para dar forma al mercado en los años venideros. Por eso es crucial implantar una cultura de escucha en toda la organización.
Proporcionar a los empleados herramientas para resolver conflictos y debates entre ellos crea aliados y les permite abogar unos por otros. Las ideas genuinamente revolucionarias surgen de la diversidad y la inclusión de muchas ideas contradictorias mapeadas en patrones y soluciones coherentes.
Pensar más a lo grande, pensar más lejos
Este ha sido un mantra constante que he dicho muchas veces a lo largo de los años a altos ejecutivos y a directores de producto que contribuían individualmente. La empresa debe satisfacer las necesidades inmediatas de clientes e inversores. A menudo, nos quedamos sin tiempo para productos y servicios verdaderamente revolucionarios en nombre de la velocidad y los márgenes de crecimiento.
Estos dos paradigmas no tienen por qué seguir en conflicto. Las hojas de ruta y las estrategias deben evaluarse constantemente para identificar oportunidades de dividir las iniciativas más importantes en partes más pequeñas, creando una hoja de ruta con los retos actuales. Es mucho más fácil crear productos listos para el mercado antes de que se necesiten que competir cuando se demandan.
Es mejor liderar el mercado que seguirlo
Las características deben ser relevantes para clientes e inversores. Demostrar la alineación con el mercado al tiempo que se mantiene la relevancia para los clientes e inversores existentes es factible. La clave reside en la alineación estratégica de la hoja de ruta tecnológica con su pila tecnológica y en garantizar la incorporación oportuna del talento.
Es mucho mejor desplegar un producto o servicio importante de forma incremental que esperar a hacerlo todo de golpe. También es más fácil desplegar unas pocas características listas para el mercado que generen una retroalimentación temprana y consistente. A continuación, puede utilizar a esos clientes para ayudar a validar futuras funciones. Saber cuándo hay que centrarse más en el producto que en las ventas es una habilidad especial que no debe pasarse por alto.
Invertir en el presente y el futuro
Como líder empresarial, uno de los mayores retos es no perder de vista el "por qué" de la empresa y su estrategia plurianual, y sin dejar, como dice José Luis Casal en una reciente columna en este medio, de potenciar el “cómo” La volatilidad de las economías mundiales y los cambios en las inversiones y asignaciones de activos de los clientes lo hacen aún más difícil.
Aquí es donde son valiosas una visión clara y una tolerancia al dolor bien documentada y aprobada por el consejo de administración. En muchos casos, puede ser mejor hacerlo todo y aumentar la plantilla si los márgenes lo permiten. Otras veces, añadir funciones y productos a corto plazo tiene sentido para los ingresos, pero puede no tenerlo para la visión global, añadiendo un riesgo innecesario a unos cuantos trimestres o años vista. En última instancia, la orientación ideal es hacer ambas cosas con alcance y dentro de unos márgenes y límites.
No existe un enfoque simplificado para ampliar productos y servicios utilizando la innovación como catalizador. Este plan destaca algunos enfoques clave para empezar. El eje principal de todo comienza con las personas: la capacitación, la intrepidez, la cultura y la práctica de escuchar y resolver conflictos con rapidez.
Hacer que la innovación sea divertida -no presionada- y celebrar los errores son los primeros pasos. En segundo lugar, documentar, comunicar y vivir la visión. Construir tanto para mañana como para hoy. Por último, diviértase. Los equipos más innovadores se divierten tanto que tienen que desconectar intencionadamente del trabajo. Se toman tiempo para el equilibrio, las relaciones y el crecimiento personal. Esos equipos innovan mientras duermen.
*** Laura Xicota es CEO y cofundadora de Merlín Digital Partner.