El cáncer de próstata representa actualmente la segunda causa de muerte por cáncer en hombres, agravado por la dificultad de prevenirlo mediante cambios en nuestro estilo de vida o en intervenciones sanitarias directas. Solo en España, se estiman más de 30.000 nuevos casos este año, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
Un reciente estudio publicado por la Comisión sobre el Cáncer de Próstata en The Lancet ha generado una creciente preocupación dentro de la comunidad médica. Los datos proyectados son alarmantes: los casos podrían verse incrementados en un 107% en los próximos 20 años, acompañado de un salto en la mortalidad causado por esta enfermedad de un 85%. Estos números nos hablan de un desafío complejo y urgente, y es una llamada a una acción coordinada global y transversal.
El diagnóstico temprano es una estrategia eficaz y fundamental, sobre todo cuando los sistemas de prevención no son determinantes. Su valor principal radica en la posibilidad de incrementar significativamente las probabilidades de recuperación de un paciente que es diagnosticado a tiempo. Y en ese "a tiempo" también contemplamos que ese paciente se someta a un menor número de intervenciones clínicas, lo que representa un beneficio a nivel asistencial y económico para el paciente y para el sistema sanitario en su conjunto.
En este punto, las recomendaciones de la Comisión son claras e incluyen: un enfoque estructurado para abordar el diagnóstico temprano, la implementación de registros médicos en la nube y la implementación de herramientas de inteligencia artificial, el establecimiento de prácticas de diagnóstico y tratamiento adaptadas a cada entorno, y, por supuesto, el apoyo a la investigación.
Si perseguimos optimizar un diagnóstico temprano y eficaz, se recomienda priorizar la utilización de imágenes obtenidas por resonancia magnética prebiopsia siempre que sea posible. A su vez, el desarrollo de sistemas de registros médicos basados en la nube facilitará el acceso a una mayor cantidad de información para abordar el problema de forma integral. En este punto, el uso de soluciones basadas en IA permitiría, entre otras cosas, agilizar y optimizar el análisis y manejo de los datos y aliviar así la carga de trabajo del personal sanitario.
Las recomendaciones prácticas de diagnóstico y tratamiento deben ajustarse a los recursos de cada región, promoviendo siempre las terapias más innovadoras y los enfoques más accesibles posibles. Por último, se debe fomentar el desarrollo de métodos diagnósticos rentables, el uso racional de dosis de medicamentos y una mejor comprensión de las diferencias étnicas en los resultados del cáncer de próstata para lograr tratamientos y recomendaciones más inclusivos y efectivos.
La medicina de precisión ofrece la oportunidad de personalizar el manejo del cáncer de próstata, y para esa individualización necesitamos herramientas que nos proporcionen información útil y certera, con la mayor sensibilidad. La caracterización molecular de los tumores mediante técnicas genómicas y proteómicas es esencial, así como el uso de imágenes médicas para obtener biomarcadores y mejorar el diagnóstico.
La imagen médica, además de ser un estándar en la atención médica, sirve como fuente de obtención de biomarcadores, permitiendo superar muchos de los desafíos con los que se encuentra la medicina personalizada. En este contexto, la IA aplicada como dispositivos médicos de detección de lesiones, por ejemplo, puede ser un gran aliado para facilitar diagnósticos más precisos y rápidos, automatizando la interpretación de imágenes médicas, reduciendo la carga sobre los profesionales de la salud y proporcionando un soporte en la toma de decisiones clínicas oportunas.
El análisis y manejo de imágenes permitiría, además, el poder predecir respuestas a terapias y desarrollar nuevos tratamientos, reduciendo los sesgos y fortaleciendo las asociaciones entre los datos extraídos y los datos clínicos y biológicos para acelerar y optimizar aún más el tratamiento elegido.
Los datos más recientes nos revelan un escenario ineludible: la incidencia de esta enfermedad está en ascenso y con ella, la urgencia de adoptar estrategias de prevención y detección temprana más eficientes. La tecnología, especialmente en la forma de IA como técnicas avanzadas de diagnóstico, ofrece nuevas esperanzas para una detección más rápida, precisa y un tratamiento personalizado que podría reducir significativamente una gran parte de la carga que supone el manejo del cáncer de próstata.
Sin embargo, para que estas tecnologías alcancen su máximo potencial, es crucial un compromiso continuo por parte de la comunidad médica para integrar estas herramientas en la práctica clínica diaria, y una educación al paciente que permita decisiones informadas y participativas. Solo entonces podremos realmente hacer frente a este desafío con la promesa de un futuro más saludable para todos los afectados.
***Alejandra Korovaichuk Quesada es Scientific Content Editor en Quibim.