En los últimos años la tecnología se ha convertido en el aliado estratégico de las compañías en el área de sostenibilidad, ya que ayuda a las organizaciones a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y, al mismo tiempo, cumplir con todos los requisitos ESG. Requisitos que cada vez son más complejos y aumentan con la aprobación de normativas nacionales y europeas.

La obligación de reportar acorde a las nuevas regulaciones como la Directiva sobre Diligencia Debida de las Empresas CSDDD, el Reglamento de la Unión Europea contra la Deforestación (EUDR) o la Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), por citar algunos ejemplos, marcan nuevos criterios de información social, ambiental y de gobernanza para las empresas de la Unión Europea o que operen en países miembros.

Si nos fijamos en la EUDR, más de 30.000 empresas españolas están a menos de siete meses de cumplir con esta normativa. Las empresas deberán obtener y verificar datos geográficos de producción de las materias primas que importen, tanto de sus proveedores directos como de los subsiguientes en la cadena de valor. Así, esta normativa obliga a certificar el origen de cualquier producto que contenga carne de vacuno, cacao, café, aceite de palma, soja, caucho y madera. Esto implica que empresas de industrias como retail, mobiliario o editorial estarán obligadas a poner en marcha todos los procesos necesarios para dar cumplimiento a la nueva normativa comunitaria.

Por otro lado, la CSDR conlleva un cambio global en la elaboración de informes de sostenibilidad, ampliando considerablemente los requisitos para las empresas.

A partir de ahora, las compañías deberán cumplir los Estándares Europeos de Reporte en Sostenibilidad, que estipula que las empresas deberán recopilar hasta 1.144 puntos de datos cuantitativos, cualitativos y cualitativo-cuantitativos, de manera estandarizada, para sus informes.  

Esta normativa también incluye el doble análisis de materialidad con perspectiva inside-out y outside-in. Es decir, deberán considerarse los efectos positivos y negativos de las actividades empresariales sobre las personas y el medioambiente y, por otro lado, el impacto financiero que pueden tener otros aspectos sobre la empresa, como el cambio climático, en forma de oportunidades y riesgos.

Además, los informes de sostenibilidad deben ser auditados por un auditor acreditado e independiente con una garantía inicialmente limitada.

Un desafío imposible de afrontar sin tecnología

Estas normativas suponen un gran desafío para las compañías, ya que no solo abordan cuestiones legales, sino también de procesos, de datos y de reporting. Sin un partner tecnológico que lo facilite de una forma fácil y eficaz será una tarea imposible.

Un desafío que puede transformarse en multas por el incumplimiento, que, dependiendo de la normativa y su transposición nacional, pueden llegar a alcanzar el 5% del volumen de negocio anual neto y también contempla sanciones como la exclusión temporal de procedimientos de licitación pública y la prohibición de comercializar productos relevantes

La tecnología, además, mejora la eficiencia operativa, creando procesos fluidos y rápidos, y la productividad interna de la empresa, al tiempo que fomenta la reducción de costes. Pero no toda la tecnología del mercado ofrece una solución holística, integral y capaz de dar respuesta a las imperiosas necesidades de las empresas.

La solución tecnológica debe aportar transparencia tanto de los socios comerciales, a través de información corporativa sobre la cadena de suministro y el propio negocio, como transparencia de productos y datos en las cadenas de suministro.

Y por supuesto, deberá contar con tecnologías innovadoras como la inteligencia artificial, IoT o Track & Trace, que permitan recopilar y comunicar los datos, el análisis de procesos, el seguimiento del ciclo de vida de los productos y la detección de problemas de conformidad y piratería.

Solo así la sostenibilidad dejará de ser una obligación y será entendida como lo que es: una oportunidad para conectar con los consumidores y un elemento diferenciador que les permite aumentar su valor. Así lo confirman los datos de la consultora BCG, que apuntan que las empresas que combinan su estrategia empresarial con la sostenibilidad aumentan su valor entre un 4% y un 6%.

No nos olvidemos de la relación con los consumidores, cada día más exigentes e implicados con el cuidado del planeta. Cada vez más los consumidores basan su compra en los famosos criterios ESG, buscando productos sostenibles y que respeten los derechos humanos. Ahora es el momento, no solo de cumplir con la normativa, sino también ser más transparentes con la ayuda de la tecnología.

***Marta Piedrafita, Country Manager de Osapiens en España y Portugal