La falta de alfabetización digital es, sin duda, una de las problemáticas sociales que aqueja actualmente a un porcentaje importante de la población, un claro ejemplo es la dificultad en el acceso a servicios financieros o a cualquier tipo de trámite digital. Esto pone de manifiesto que, pese a que vivimos en una sociedad con una alta velocidad de democratización tecnológica, que estas innovaciones aparezcan cada vez más incipientemente ha provocado que la tecnología se convierta en un objeto educativo en sí mismo. Vivimos en un mundo tan digital que no disponer de unos conocimientos básicos en Big Data, IA, programación o pensamiento computacional, así como acceso a estas tecnologías, nos hace susceptibles a estar excluidos social y económicamente.

Aproximadamente el 35% de los españoles carecen de estos mínimos conocimientos digitales, según el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI) de Red.es, entidad de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial. Es por ello que se están desarrollando multitud de iniciativas públicas que aspiran a fomentar el conocimiento de estas tecnologías para universalizar su uso.

Es el caso del Plan Nacional de Competencias Digitales, que contó con un presupuesto de 3.750 millones de euros entre 2021 y 2023, bajo el marco de la Agenda Digital 2026. Con el mismo objetivo encontramos la estrategia nacional ‘España Digital’, con la que se aspira a elevar al 80% la población digitalizada para el 2030. También se puede mencionar al Programa CODI – Competencias Digitales para la Infancia-, que busca garantizar la inclusión digital desde la infancia mediante el diseño de metodologías, contenidos y materiales didácticos para dotar de competencias digitales básicas a niños, niñas y adolescentes en riesgo de exclusión digital.

En el marco autonómico, también hay comunidades que cuentan con iniciativas propias y planes de formación digital ciudadana. En la Comunidad de Madrid, el Plan Regional de Capacitación Digital busca aprovechar la digitalización como un motor para lograr el pleno empleo en la región. Para ello, contempla distintas acciones como el lanzamiento de ‘Madrid Aula Digital’, una plataforma formativa disponible para todos los madrileños cuyo fin es contribuir a la capacitación de los ciudadanos y a reducir la brecha digital, acercando contenidos tecnológicos a todos los públicos y, con ello, incentivar el empleo tecnológico en la región.

Todas estas estrategias demuestran una necesidad de alfabetización digital ciudadana que ha provocado, como decíamos, que la innovación tecnológica sea simultáneamente un fin educativo y una herramienta de fomento del aprendizaje. Decimos que también es un vehículo formativo porque la educación ya es impensable sin la implementación de dispositivos inteligentes. Por ejemplo, las pantallas digitales que facilitan el acceso a formatos innovadores como los podcasts, e-books, vídeos explicativos, entre otros, que llevan el aprendizaje más allá de las limitaciones del libro de texto, al tiempo que complementan la explicación del docente en el aula.

En esta línea, abordar el reto de la capacitación digital responde a los dos grandes retos que afronta el sector y que han puesto fin al paradigma tradicional de la educación. Por un lado, romper con la estandarización, es decir, con que los contenidos sean iguales para todo el mundo. Un punto en el que la tecnología permite que los contenidos estén alineados con las necesidades, motivaciones y capacidades de cada persona.

Por otro, abandonar la creencia de que la formación es una etapa que inicia en la escuela y finaliza con los estudios de posgrado para avanzar hacia el denominado ‘lifelong-learning. Esto implica comprender el aprendizaje como una constante en la vida de las personas. Como pone en relieve el reto de la brecha digital ciudadana, que afecta a todas las edades por igual, seguimos teniendo la necesidad de aprender en todas y cada una de las etapas de la vida. Un aprendizaje continuo que nos permite crecer en la escuela, a nivel profesional, en el puesto de trabajo y, por consiguiente, como personas.

Para encontrar una solución efectiva a esta revolución tecnológica debemos sumar la colaboración del sector privado a las iniciativas de capacitación digital que se formulan desde la Administración Pública. Esto pasa por construir un enfoque conjunto, como el que se propone desde el ‘ODS17 – Alianzas para lograr los objetivos’ de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, y activar una cooperación de toda la comunidad educativa para avanzar de forma efectiva hacia la formación ciudadana en competencias digitales. Solo sumando la fuerza de todos aceleraremos los objetivos de capacitación digital.

En este sentido, cobran mucho protagonismo las firmas tecnológicas, como catalizador del desarrollo de estas innovaciones que se incorporan al sector educativo en concepto de herramientas y cuyo funcionamiento pasa a ser una nueva competencia a adquirir. Y más concretamente las edtech. De hecho, se espera que crezcan un 130% en valor de mercado hasta 2030, llegando a los 538.000 millones de euros, de acuerdo con previsiones de GlobalData. Unas cifras que ponen de manifiesto el impacto y la importancia de las edtech, que en los últimos tiempos han visto crecer la demanda de sus servicios, logrando una educación más digital, inclusiva, accesible y adaptada a un mundo tan tecnológico.

En definitiva, la brecha digital que enfrenta una parte amplia de la población evidencia la necesidad de emprender planes específicos de capacitación ciudadana. Una ambición que requiere de la colaboración de los Gobiernos, agentes educativos y, especialmente, las edtech, con su innovación tecnológica y alto éxito en garantizar la accesibilidad y la inclusión. Las iniciativas públicas son un primer paso crucial, pero se precisan alianzas más amplias. Una necesidad que, de la mano de las edtech, también soluciona el reto de personalizar los contenidos y promover un aprendizaje continuo a lo largo de toda la vida.

*** Ainhoa Marcos es VP Education Spain de ODILO