La miga política de la semana (y vaya miga) nos la han dejado las elecciones a la presidencia de Ametic, la patronal con más solera del sector digital y toda una institución de esta industria. La marcha de Pedro Mier, tras un mandato con altos (la consolidación de la asociación tras la salida de las 'telco' o el impulso de los PERTE) y bajos (como la salida de pesos pesados de la organización a causa del excesivo personalismo de los últimos años) abría la puerta a una nueva junta directiva y un nuevo presidente.

Desde hace semanas, el candidato oficialista (Ezequiel Navarro, exdirectivo de Premo Group) venía calentando el escenario. Incluso defendiendo ante los medios que se prestaban a su campaña que se presentaba oposición. El único error de cálculo estaba en que las candidaturas se presentaban oficialmente el día 24 de octubre, con lo que esa afirmación debía responder bien a una osadía inusitada, bien a un ejercicio de magia y prestidigitación.

Así, este pasado fin de semana comenzaron los rumores y, este lunes, en DISRUPTORES - EL ESPAÑOL confirmábamos en exclusiva dos cosas. La primera, que Francisco Hortigüela (exdirector general de la patronal) se presentaba como rival de Navarro. La segunda, que tenía los votos prácticamente asegurados para ganar, a tenor de diversas fuentes consultadas y contrastadas por este periodista.

A partir de ahí, sucedieron varios hitos en paralelo de igual importancia. Me voy a centrar en algunos de ellos, comenzando por la reacción general del sector. A la estupefacción y la sorpresa por esta candidatura, siguieron muchas voces preguntándose quién era uno y otro candidato. Sí, dentro del propio sector, muchos de los que conocían a Hortigüela no ponían cara a Navarro, y viceversa. ¿La razón? Uno venido del ámbito digital puro y duro, el otro del nicho más industrial. Dos segmentos que rara vez se cruzan, pero que conviven (y han de convivir) en Ametic.

El segundo hito fue cómo se estaba gestando la campaña entre bastidores y cómo se sobredimensionó tras la publicación de nuestra exclusiva. Ezequiel Navarro intentó en varios lugares y finalmente conseguiría que una empresa de intermediación (en la que, además, es parte implicada) diera rienda suelta a un bulo: Hortigüela estaba al servicio de empresas o gobiernos asiáticos y va a convertir Ametic en un polígono dominado por los chinos como Cobo Calleja.

Y podemos estar seguros de que fue Navarro quien hizo esas afirmaciones en primera instancia... porque también las hizo directamente a este periodista. En respuesta a la exclusiva de este medio, el candidato debía ser muy consciente de la realidad que se avecinaba y la derrota inevitable que anticipaban los números. Su reacción fue inaceptable e incapacitante para cualquiera que aspire a un puesto institucional. Además de acusarme en tres ocasiones de vender "mercancía averiada" o tildarme de "muy mediocre" (a propósito, por replicar literalmente una cita del propio Pedro Mier ese mismo día, pero que según él era falsa) el ya excandidato intentó utilizar mi publicación con miles de visualizaciones para realizar ataques personales contra su rival y continuar con su campaña de desinformación. 

Es curioso además que parte de esa conversación, consistente en cuatro mensajes públicos en LinkedIn, se produjera a altas horas de la madrugada. Y más todavía que, finalmente, llegara a la conclusión de que soltar una ristra de insultos, faltas de respeto y descalificaciones no le iban a ayudar en absoluto a su campaña y optara por borrar todo el hilo. O que por más presión que intentó ejercer (directa e indirectamente -que de esa también ha habido-), no íbamos a dejar de hacer nuestro trabajo como periodistas ni íbamos a comprar historias de brujas y ogros. Sin partidismos, con la independencia y juicio crítico que sí tiene este medio.

Y ese trabajo era contar que Francisco Hortigüela tenía ya el lunes asegurados los votos para convertirse en presidente de Ametic. Lo dijimos en exclusiva y ayer jueves confirmamos en primicia los resultados. Ahora les queda la difícil, pero no imposible, tarea de dejar los egos, los reproches, y ponerse a trabajar juntos, al servicio de la patronal y de la economía digital de nuestro país. Es lo mínimo a esperar de ambos.