Javier González.

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Opinión

Ada y la Inteligencia Aumentada

Javier González
Publicada

En la década de 1950, surgieron dos vertientes de inteligencia asistida por computadores, que se desarrollan y conviven desde entonces hasta nuestros días. La primera, la inteligencia artificial, donde podemos encuadrar como primeros valedores a Alan Turing, John McCarthy o Marvin Minsky, se refiere a crear máquinas que, de alguna manera, se comportan como humanos en la resolución de tareas que requieren inteligencia.

La segunda, un poco más relegada como corriente teórica, quizá por considerarla erróneamente menos fascinante, es la inteligencia aumentada, centrada en el uso de computadores (o digamos tecnología, en general) para mejorar y potenciar las capacidades humanas en lugar de reemplazarlas. Entre los pioneros de esta segunda corriente encontramos líderes de la talla intelectual de Vannevar Bush, Douglas Engelbart o J.C.R. Licklider, pero podríamos remontarnos a la misma Ada Lovelace o Charles Babbage.

Todos ellos compartieron un afán y una visión común, un futuro donde la simbiosis hombre-máquina, aumentaría de forma significativa nuestras capacidades a la hora de resolver problemas complejos de una forma más efectiva. En palabras de Engelbart, en su conocido informe de 1962 al respecto, por aumentar el intelecto humano nos referimos a incrementar la capacidad de una persona para abordar una situación problemática compleja, adquirir la comprensión necesaria para satisfacer sus necesidades particulares y derivar soluciones a los problemas. Incrementar la capacidad en este sentido significa una combinación de lo siguiente: comprensión más rápida, mejor comprensión, la posibilidad de alcanzar un grado útil de comprensión en una situación que previamente era demasiado compleja, soluciones más rápidas, mejores soluciones y la posibilidad de encontrar soluciones a problemas que antes parecían insolubles.

Ambas corrientes, si bien parten de enfoques separados e incluso desde un punto de vista filosófico pudieran considerarse encontradas, en la práctica, se realimentan. Pongamos por ejemplo el desarrollo de los modelos avanzados de lenguaje (tipo GPT, Gemini, Llama) o en general, nuestra búsqueda incesante de una inteligencia artificial general.

No sabemos cómo de lejos estamos de la inteligencia artificial general, si algún día llegaremos a ella, o si tendremos que definir mejor a qué nos referimos cuando hablamos de inteligencia general. Ni siquiera sabemos si vamos bien encaminados; pero lo que sí está fuera de toda duda, es que estos nuevos desarrollos contribuyen a la inteligencia aumentada. Los modelos avanzados de lenguaje usados como herramienta son una forma clara de aumentar nuestras capacidades en lo que se refiere a tareas de texto, así como lo son también los nuevos modelos de visión por computador en tareas de vídeo o imágenes; con todas las precauciones y cautelas en su uso, donde entra nuestro conocimiento como humanos, son claros avances que nos permiten realizar tareas complejas cada vez de forma más efectiva.

Más de siglo y medio después de las famosas notas de Ada Lovelace (1843) donde Ada vislumbra ya una colaboración hombre-máquina que iría más allá del cálculo puramente matemático sino también en el ámbito de las humanidades o de la creatividad, éstas siguen más vigentes que nunca.

De la misma manera, las ideas de Douglas Engelbart acerca de la inteligencia aumentada son de actual relevancia. Mientras perseguimos nuevas cuotas de inteligencia artificial y nos enzarzamos en debates filosóficos sobre sus capacidades más o menos cognitivas, el resultado final sigue siendo el mismo: como humanos disponemos de mejores herramientas para realizar ciertas tareas y brillar con nuestra propia inteligencia en la resolución de las mismas. Me gusta pensar así, en términos de nuestra inteligencia y en términos de colaboración. Al igual que en los procesos innovadores o cualquier proceso complejo, combinar distintas inteligencias humanas apoyadas en herramientas, se ha demostrado, al menos de momento, imbatible.

*** Javier González es CIO de EVO Banco.