El viento está a favor, pero hay que saber navegar. Y, en ocasiones, habrá tempestad y aguas procelosas… Ser emprendedor en un ecosistema como el de Miami tiene sus ventajas, pero hay que saber entenderlo y adaptarse.
Con sus dinámicas específica. El Cambridge Innovation Center (CIC) y Rebelius han publicado un estudio tras entrevistar a 17 CEOs latinos que se han mudado con su compañía a Estados Unidos y escogieron Miami como punto de entrada.
En líneas generales, apuntan tres puntos de fricción: finanzas, operaciones y cuestiones técnicas. Conoces las reglas del juego marca una diferencia. Sobre todo en cuestiones como entender la regulación loca, las leyes de cada sector y planificar el pago de impuestos.
Además de, punto importante, el historial de crédito. Ese número mágico que cuando pasa de 750 permite obtener financiación mucho más interesante.
La tasa de interés y la cantidad potencial a pedir, está relacionada con ese historial que individualmente se empieza a construir al entrar en la universidad y después se transfiere a la compañía propia. Algo que se puede solventar con un socio local.
Reglas no escritas
Pero también hay normas menos conocidas, las normas sociales. El cómo interactuar, cuándo es el momento de pedir un favor, de decir lo que vale un servicio o si conviene invitar a casa o en un restaurante, por poner un ejemplo.
También lo es saber la hora para dejar una reunión social. (Pista: casi siempre está en la propia invitación. Sirve de orientación sobre en qué momento se considera educado dejar al anfitrión tranquilo).
Y saber rodearse, el crear una nueva red desde cero, o casi cero, es otra habilidad que no aparece en los libros, pero es crucial para conectar con las personas adecuadas que abrirán las puertas correctas. Es precisamente este reto el que han destacado la mayoría de los consultados.
Barrera cultural
En Miami el Spanglish reina. Al principio se escucha con sorpresa, casi entre risitas. Casi dos años después, sin darte cuenta, resulta que también hablas mezclando términos. Pero si hay algo que se debe dar por sentado es que business is in English. Las cifras, los términos y la negociación es en inglés. Después, si se quiere, se puede ir a cenar o de rumba en Spanish.
A esto se le añade la necesidad de crear redes de confianza, redes que se puedan usar para contrastar la identidad de alguien. No se van a abrir las puertas así como así, salvo si se viene de parte de alguien, o han ido juntos a algún evento. Estos avales suaves, sirve para abrir conversación. Al mismo tiempo, no conviene abusar del 'name dropping', sí esa costumbre de relatar conexiones, así como dejándolas caer, cual alineación de fútbol o evoluciones de Pokémons.
Un factor añadido es que bajo el concepto 'latino' hay una amalgama de nacionalidades y costumbres muy diferente. Lo que puede ser apropiado en Colombia, quizá no se vea con buenos ojos en Chile, por poner un ejemplo aleatorio.
Integración
Pero si hay algo que de verdad les ha hecho repensar su aventura empresarial ha sido la integración en el día a día. En una escala de 1 a 10, lo más difícil es hacer que la empresa se perciba como una más, como algo propio de aquí. En tener la sensación de que participan del ecosistema.
Entre las posibles soluciones aportadas por los más experimentados, los que han conseguido llegar a buen puerto destacan la capacidad para enfocarse en un nicho. En lugar de pensar en algo amplio, centrarse en un aspecto concreto y poder competir ahí en precio, servicios y valor añadido. Y, como bien saben las startups, iterar es una palabra clave. Saber tomar feedback temprano y activarlo, para que cada nuevo cliente atraiga a los que forman parte de su red.