Es muy probable que hayáis oído o leído que Stellantis y CATL invertirán 4.100 millones de euros en una nueva gigafactoría en Zaragoza. ¡Una gran noticia para Aragón y para el resto de España sin duda alguna!

Sobre todo si tenemos en cuenta la importancia de la industria automovilística en nuestro país y la criticidad de coger posiciones para la revolución eléctrica que está viniendo. Es cierto que va más lenta de lo que se esperaba, pero también es cierto que la gigafactoría maña estará totalmente operativa en 2028.

Leo que Jorge Azcón, presidente del Gobierno de Aragón, comentó que estamos ante una pieza clave en el Aragón del futuro, que se prevé que se generen 3.000 empleos directos y que empieza una carrera en la que no se puede fallar, en la que la creación de infraestructuras y la generación de talento deben estar a la altura.

A todo ello, me gustaría añadirle algunos componentes necesarios para que esta fábrica gigante sea un éxito, variables muy importantes como la circularidad y la minimización del impacto medioambiental.

Por empezar desde el principio, veo que el concepto de gigafactoría fue introducido por primera vez por Elon Musk en 2013 como parte de la misión más amplia de Tesla de acelerar la transición del mundo hacia la energía sostenible.

La idea era construir una fábrica tan grande y eficiente que pudiera producir baterías a una escala nunca vista antes, reduciendo drásticamente los costes. Este enfoque fue esencial para hacer que los vehículos eléctricos fueran más asequibles y competitivos con los vehículos con motor de combustión interna.

No tengo claro cuál fue la primera gigafactoría del mundo, aunque dicen que la primera fue la que Tesla montó en Nevada en 2014, esa en la que Tesla se asoció con Panasonic para producir celdas de batería. Digo que no lo tengo claro porque China hizo una apuesta muy fuerte por el vehículo eléctrico y varias de las empresas más potentes del mundo son de ese país.

Sin ir más lejos, actualmente el mayor productor de baterías del mundo es el socio de Stellantis en Zaragoza, CATL. La verdad es que creo que estamos ante una gran oportunidad para aprovechar su experiencia y diseñar una súper fábrica que  reconsidere los procedimientos de fabricación y su cadena de suministro teniendo muy presente la importancia de la circularidad.

Al fin y al cabo, de todos es sabido que la industria auxiliar que hay alrededor de estas empresas es brutal, estamos hablando de un ecosistema muy interesante y con un gran potencial.

Entre los puntos a considerar está la implementación de medidas para minimizar el impacto ambiental y evitar los problemas que han tenido otras empresas al iniciar la construcción de sus mega fábricas, por ejemplo, en Alemania. Otro punto que me parece muy interesante es la búsqueda de fuentes alternativas de minerales esenciales para la producción de las baterías.

Creo que debemos prestar mucha más atención a la segunda vida y al reciclado de las baterías de los VEs actuales, no sólo por reducir la dependencia de recursos naturales finitos, sino porque así también reducimos la cantidad de materiales que acaban en vertederos o mal gestionados.

Esto también implica diseñar de manera modular y usar componentes estandarizados para facilitar la recuperación y la reutilización de recursos importantes al final de la vida útil de un producto. Además de tener en cuenta que es preferible cambiar una parte de un componente en vez de todo, disminuir la necesidad de reemplazos completos aporta un gran valor adicional.

Personalmente veo una gran oportunidad de negocio y una gran oportunidad para cuidar nuestro planeta alrededor de la economía circular en las gigafactorías, creándolas desde el principio teniendo en cuenta la circularity by design, la circularidad por diseño.