Agustín Baeza, autor de La Polis Mecánica

Agustín Baeza, autor de La Polis Mecánica Agustín Baeza

Política Digital

"Una cosmovisión personal" a través de conceptos como la IA, "el viaje" de Agustín Baeza en su nuevo libro

El libro, llamado La Polis Mecánica, recopila una treintena de tribunas publicadas en DISRUPTORES entre 2021 y 2023.

10 agosto, 2024 02:35

Si en algo coincide todo el ecosistema tecnológico es en afirmar que, en los últimos cuatro años, a raíz de la crisis sanitaria, esta industria ha cambiado tanto que se han tenido que replantear todos los dogmas asociados y abrir al debate nuevos conceptos que no estaban ni planteados. En esta transición, ganan peso las reflexiones de los expertos que han estado como actores y observadores de dicha evolución, entre ellos, Agustín Baeza. 

Actual consultor de asuntos públicos, comunicación y estrategia para organizaciones y empresas tecnológicas, Baeza acumula una extensa experiencia que va desde su formación como economista hasta su etapa como asesor y jefe de gabinete de tres ministros o un secretario de Estado, entre otros altos cargos de la política institucional. 

Fruto de esta relación directa con la evolución digital, el experto ha escrito un libro, La Polis Mecánica (editorial Mascarón de Proa), en el que recopila una treintena de tribunas publicadas en DISRUPTORES entre 2021 y 2023 dentro de la columna que lleva el mismo nombre. Estos textos conforman un conjunto de pequeños ensayos que versan sobre el impacto de determinados desarrollos innovadores en ámbitos como el político, el económico o el social. 

En palabras del propio autor en una entrevista con este medio, "es como un pequeño viaje" a través de conceptos como la inteligencia artificial, el emprendimiento o la digitalización que están conectados por "hilos invisibles". 

"Al final, no es ni más ni menos que una cosmovisión mía, personal y subjetiva, de todos estos mundos desde una perspectiva distinta a la que normalmente vemos en el sector", afirma. 

Un diálogo entre distintas visiones

El experto insiste en que él no es emprendedor, inversor o tecnólogo, sino un economista dedicado a la consultoría de asuntos públicos que se enfrenta a los debates de este ecosistema a partir de su experiencia laboral tanto en la parte pública como en la privada. Estas reflexiones, mezcladas con un punto novelesco o poético, son las que dan como resultado las tribunas que conforman el documento. 

En diferentes ocasiones, Baeza ha precisado que sus textos se caracterizan por tener un lenguaje muy cercano, alejándose de la terminología compleja que abunda en este sector, o basándose en ejemplos concretos. "Mis ensayos intentan ser una suerte de diálogo entre profesiones distintas, desde diferentes perspectivas (...), y si empiezas a usar palabras complejas de todas disciplinas acabas perdiendo al lector", resume. 

Según cuenta, su proceso de escritura parte por hacerse preguntas y enfrentarse a un papel en blanco para desarrollarlas. "Para saber lo que pienso necesito ponerme a escribir sobre ello", cuenta. Aún así, apunta que muchas veces no obtiene respuestas a las cuestiones planteadas, sino más bien reflexiones sobre las mismas. 

En sus textos, apuesta por dar voz a distintos roles para conseguir una visión lo más completa posible, desde el economista al filósofo o el politólogo. "No puedes tener una única visión con las lentes de una profesión muy concreta porque te pierdes en el resto de impactos que está teniendo", explica. 

De la digitalización a la inteligencia artificial 

En este camino, el autor menciona algunos ejemplos como el relativo a la digitalización, un aspecto que se considera beneficioso desde su concepción, pero sobre el que él cree que no existe un pensamiento crítico. "Hay que digitalizar, ¿por qué?", se plantea.

"No todo es tan maravilloso o funciona tan bien, por no hablar de los problemas, (...) toda inversión nueva o tecnología tiene un efecto negativo, pero es como si no se quisiese hablar de ello", expone. "Este tipo de reflexiones no se suelen hacer en los foros, se apuesta por un discurso políticamente correcto". 

En la misma línea, también aborda en sus tribunas la inteligencia artificial, que él califica como "una suerte de religión del siglo XXI", así como una de sus grandes obsesiones. El experto precisa que, en la actualidad, los usuarios se dejan guiar por el algoritmo en un momento de incertidumbre, de la misma forma que "nuestros bisabuelos se dejaban guiar por el cura, el jefe del partido o el jefe del sindicato hace cien años". "Hay que pensar qué implicaciones tiene esto", precisa. 

Más allá de lo tecnológico, en sus textos también reflexiona sobre otros aspectos como el emprendimiento, otro fenómeno sobre el que cree que hay que exponer una visión crítica. "Hemos invertido una cantidad de dinero, público y privado, tremenda en planes sobre el emprendimiento y resulta que, en 20 años, la propensión a emprender de los españoles es la misma", expone. "Esto es un problema, pero claro, si lo dices, te miran raro, como si fueras un aguafiestas". 

"Hacer de Pepito Grillo"

Baeza explica que la tecnología, tal y como está diseñada, "no es maravillosa y perfecta, sino que tiene sesgos", lo que puede amplificar los problemas, más que resolverlos. Aquí pone como ejemplo el hecho de que se hayan incorporado tratamientos contra la adicción a las pantallas y programas específicos de la misma forma que se hacen con las drogas. 

En este sentido, el experto apunta que una de sus mayores preocupaciones recae en la paradoja existente de que la sociedad está más avanzada que nunca en términos objetivos, pero, a la vez, la salud mental se encuentra en sus niveles más bajos. "Hay una contradicción entre el mundo tecnológico maravilloso en el que vivimos y la sensación que tenemos cada uno de nosotros", resume. 

Baeza insiste en que él no tiene la respuesta o las soluciones ante estas reflexiones, sino que su función consiste en exponer dicho planteamiento. "Es como hacer de Pepito Grillo", compara. "Creo que es necesario señalar estos aspectos porque si no esto es como la orquesta del Titanic: el barco se hunde y nosotros seguimos tocando el violín".