Colaboración, tecnología y comunicación, pasos obligados para la necesaria y deseada economía circular
- Disruptores analiza junto a expertos de Aenor, Ecoembes, Pascual y Sepiia la convergencia entre sostenibilidad e innovación y cómo la digitalización está impulsando el cambio hacia una economía circular.
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Pasar de ser una economía que produce, consume y desecha a una economía circular, en la que, como apuntaba Ignacio Bañeres, director de Sostenibilidad Ambiental de AENOR, se logre "hacer del residuo recurso" no es tarea sencilla.
Un desafío objeto del encuentro organizado por DISRUPTORES que no solo es complejo, sino que además es ya obligatorio ya que, en palabras de Manuel de Arcocha, director de Tecnología de Ecoembes que aseguraba que "no hay otra respuesta para los retos medioambientales a los que nos enfrentamos que la economía circular".
El objetivo es claro: frente al modelo económico lineal tradicional, basado principalmente en el concepto "usar y tirar", que requiere de grandes cantidades de materiales y energía baratos y de fácil acceso conseguir un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende.
Son muchos los programas marco y compromisos como el de la Unión Europea que quiere conseguir hacer de esa economía circular y climáticamente neutra una realidad en 2050 pero, ¿estamos realmente comprometidos como sociedad e incluso como país con este reto?
"Lo que tenemos que conseguir es que realmente cuando se hable por ejemplo de sostenibilidad no se quede en una palabra sin más, hay que ir a los hechos y sobre todo conseguir que el público lo valore porque al final frente a dos opciones el consumidor generalmente hoy sigue escogiendo la más económica y no la más sostenible", apuntaba en este sentido Óscar Hernández, director Asuntos Públicos, Comunicación y Sostenibilidad en Pascual.
En esa sociedad también responsable a la hora de consumir incidía también Federico Sainz de Robles, CEO de Sepiia que señalaba que para ello es necesario comunicar y explicar al ciudadano por qué un producto sostenible es más caro.
Además, apuntaba Sainz de Robles, "no hay nada 100% sostenible porque la sostenibilidad es un camino, es sostener lo que hacemos y producimos hoy a lo largo del tiempo y eso, si nos fijamos en los recursos tanto de materiales o de energía vemos que no es posible. Es decir, el sistema tiene que cambiar sí o sí".
Y de ahí la gran pregunta del encuentro: ¿pueden las tecnologías digitales, como la inteligencia artificial y el blockchain, facilitar esa necesaria transición hacia modelos de negocio más sostenibles y eficientes en recursos?
"Sin duda y de hecho en sectores como el agrónomo y el ganadero, la digitalización es ya una realidad básicamente porque se han dado cuenta de que era la única vía de ser más eficientes, poder ofrecer más productos y de mayor calidad. Es incluso una apuesta de país, porque nos la jugamos todos", afirmaba Óscar Hernández, de Pascual quien además añadía la importancia del dato como base de esa optimización. "Hoy están sensorizados desde los tractores a los propios animales, todo son datos que, gracias a la tecnología, permiten tomar mejores decisiones".
Precisamente extraer valor de esos datos es el objetivo ya que, como reflexionaba Ignacio Bañeres, director de Sostenibilidad Ambiental de AENOR, "la sostenibilidad hay que demostrarla pero además no es un número, lo que hay que hacer es utilizar esos números para ser más sostenibles".
Y ponía además el foco en algo en lo que coincidían todos los participantes en el encuentro de Disruptores: la necesidad de colaboración entre empresas, organismos públicos y ciudadanos. "Para que la sostenibilidad llegue a todos, para que realmente podamos caminar hacia esa economía circular tenemos que compartir conocimiento, crear asociaciones, ir todos a una", aseguraba.
Ese enfoque defendía también desde Ecoembes Manuel de Arcocha que lo llevaba incluso al terreno tecnológico, donde defendía la innovación abierta: "Nosotros, entre otras tecnologías, utilizamos blockchain para hacer la trazabilidad de los desechos, etc. Y precisamente esta tecnología se basa en la confianza, en crear en realidad en compartir información y no crear silos".
La tecnología también es clave para Sepiia que, como compartía con todos su CEO, Federico Sainz de Robles, utiliza entre otras la inteligencia artificial en todo el proceso de producción "para desarrollar nuevos materiales o aumentar la durabilidad de los mismos, para generar modelos para las campañas de marketing o para medir y predecir el impacto de toda la cadena de suministro".
Y mirando hacia el futuro, el CEO de Sepiia lanzaba además un mensaje esperanzador: "Las cosas se están haciendo bien, hay mucho talento innovador creando soluciones en pro de este cambio al que, o bien por la legislación o bien por la realidad, nos vemos sí o sí abocados".
A la legislación también se refería Óscar Hernández, de Pascual, que pedía que ésta tuviera en cuenta la realidad y se actualizara, y que señalaba "que podemos llegar a 2050 a base de leyes, sí, pero lo realmente importante es colaborar entre todos, el consenso es lo que nos permitirá alcanzar la meta".
Por su parte, Manuel de Arcocha de Ecoembes recordaba la importancia de los datos para esa toma de decisiones más eficientes y sostenibles, "datos de calidad, seguros y escalables".
Un mañana en el que de nuevo desde AENOR Ignacio Bañeres pedía "tener una estrategia clara, estar todos alineados e ir de la mano de la tecnología".