España quiere estar en el mapa de la computación cuántica. La región ha redoblado su apuesta en los últimos años para situarse a la cabeza en el despliegue y ejecución de esta tecnología con un objetivo final muy claro: conseguir albergar en Barcelona el primer ordenador cuántico del sur de Europa.
La hoja de ruta que marca el camino hacia esta meta está determinada por el proyecto Quantum Spain, una iniciativa financiada con cerca de 22 millones de los fondos europeos del Plan de Recuperación, que persigue que el país tenga el mencionado computador de 30 cúbits a lo largo de 2023.
En concreto, la startup Qilimanjaro (una spinoff del Barcelona Supercomputing Centre, IFAE y la Universidad de Barcelona) y la multinacional GMV son las cabezas visibles tras este proyecto, ya que son las empresas que han ganado el concurso público mediante una UTE y, así, las encargadas de desplegar este ordenador, que se instalará en el Barcelona Supercomputing Center - Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) y se integrará en el superordenador MareNostrum 5.
La primera entrega
Hace unas semanas se produjo el primer hito importante en esta carrera: se completó la primera entrega prevista en el contrato. Esta consistió en dar acceso al BSC a un chip de 5 cúbits superconductores, fabricado por Quantware, mediante Quantum-as-a-Service (QaaS), es decir, la conexión remota a las instalaciones de Qilimanjaro en el laboratorio de Quantum Computing Technology del Instituto de Física de Altas Energías (IFAE) de Barcelona.
Marta Pascual Estarellas, CEO de Qilimanjaro, explica en una entrevista con D+I - EL ESPAÑOL que esta primera transacción implica que se ha dado acceso efectivo al primer ordenador cuántico en España, lo que supone "un 'milestone' muy importante" no solo a nivel nacional, sino también a nivel europeo.
Pascual cuenta que a esta entrega le seguirán otras seis, que se realizarán, más o menos, cada seis meses hasta completar las siete contempladas en el contrato y en las que irá cambiando la complejidad del chip cuántico, siendo el último el Gen6, un chip de 30 cúbtis.
Por su parte, Manel Martínez, Chief Technology Officer (CTO) de Qilimanjaro, puntualiza en la misma entrevista con este medio que, actualmente, el chip cuántico perteneciente a esta primera transacción no está en el BSC porque se tiene que adaptar la "capilla" del MareNostrum para dejar espacio a las dos refrigeradoras donde se instalarán los siguientes procesadores cuánticos. Por ello, el procesador se encuentra en un laboratorio del IFAE.
Una vez que el espacio esté acondicionado, Martínez avanza que harán la instalación del siguiente procesador, que tendrá los mismos cúbits, pero con una capacidad de procesamiento mayor, ya que será desarrollado por la firma finlandesa-alemana IQM, "la más potente a nivel europeo en el mundo de la computación cuántica". "Este procesador será el primero que se instalará 'in situ' si llega a tiempo", afirma.
De acuerdo con el calendario previsto, la entrega final, el chip de 30 cúbits, se producirá a finales de 2025, aunque Martínez precisa que "quizás no será el final de la historia", que "dependerá un poco de los planes del BSC".
Una oportunidad estratégica para España
La CEO de Qilimanjaro explica que la principal implicación derivada de este proyecto es el posicionamiento real de España en el ámbito de la computación cuántica, que se está volviendo un actor fuerte en comparación con otros países europeos que ya habían hecho esta apuesta, por ejemplo, Alemania, una de las regiones que más ha invertido en este campo.
Pascual señala que esta apuesta es estratégica frente a una tecnología "que se intuye y se espera" que sea disruptora en toda la sociedad y la industria, tanto a nivel de seguridad, comunicaciones, logística e incluso en la medicina. "Es puramente estratégico tener equipos y un sistema de formación propio que permita a los investigadores españoles disponer de las herramientas para aprender a utilizar estos sistemas", apunta.
Según precisa, el proyecto que se ha puesto en marcha en el BSC no tiene como objetivo resolver “todos los misterios del mundo”, sino aportar conocimiento. "Y el conocimiento atrae más conocimiento", añade. "Para mí la implicación fundamental de este proyecto es generar conocimiento para poder seguir creciendo a nivel de 'hub' de tecnologías cuánticas no solo en Barcelona, sino en todo el país y en toda la red de usuarios de sistemas HPC".
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La consejera delegada de la startup explica que es necesario tener en cuenta que la computación cuántica "sigue siendo un campo muy de nicho", por lo que hay poca 'expertise', algo que ellos mismos están viviendo de primera mano. "Nos está costando mucho contratar, nos está costando encontrar gente con las capacidades necesarias para manipular estos sistemas y poder ampliar sus capacidades", apunta.
Así, señala que la apuesta por esta tecnología derivará en un mayor conocimiento que, a su vez, atraerá a más empresas, grupos y proyectos, lo que se traducirá en una mayor inversión pública y privada. "Quantum Spain es el primer paso de muchos, poco a poco se va a ir demostrando cómo esta tecnología es realmente disruptora", afirma. "Hacía falta un proyecto como este".
Por su parte, Martínez apunta que dicho plan supone un 'statement' importante respecto al posicionamiento de España en el entorno europeo cuántico con esta iniciativa, ya que se trata del primer ordenador de esta categoría operativo en el sur de Europa.
La soberanía europea
Sin embargo, este computador no es solo pionero por esta razón, sino que también destaca por integrar tecnología procedente de Europa en todos sus componentes, en línea con la idea perseguida por las autoridades de la región de promover una soberanía de dicho ecosistema para hacer frente a otras potencias como Japón o Estados Unidos.
Pascual explica que la crisis de los semiconductores ha puesto de manifiesto la dependencia que existe frente a otros países y ha remarcado la necesidad de desarrollar una industria propia que ayude a avanzar sin sucumbir ante "unos precios absurdos" o a esperar "entregas que nunca llegan". "Es una cuestión de capacidad, de avanzar con tecnología puntera de la manera más eficiente y rápida posible", añade.
Por su parte, el CTO señala que la soberanía cuántica europea también es fundamental porque se trata de una tecnología que está "en pleno desarrollo" donde hay "muchos aspectos que se pueden mejorar". En este sentido, Martínez trae a colación el grupo dirigido por Pol Forn-Díaz, uno de los fundadores de Qilimanjaro, presente en el IFAE, que está enfocado a traer mejoras en este campo.
"Es algo que Europa en general y España en particular no pueden perder", continúa. "No podemos ser simples usuarios de máquinas que nos venden los americanos o los japoneses, no solo por el hecho de que entonces dependemos de que nos las quieran vender o no, sino también porque queremos entender qué es lo que está dentro".
Martínez apunta que, en este momento, la filosofía europea no pasa por la competencia dentro de la región, sino por la idea de que "los grandes competidores son las grandes multinacionales americanas o japonesas". "En Europa la palabra que ahora está sobre la mesa es la de cooperación", reitera. "La prioridad es que la construcción de los ordenadores cuánticos se haga con el 100% de tecnología europea, no nos planteamos pedir un chip a IBM o Google".
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En la misma línea, la CEO explica que es una cuestión de propiedad intelectual, ya que aborda una tecnología "muy estratégica" que tiene "implicaciones en muchos ámbitos". "Tenemos buenas universidades e investigadores que no tienen nada que envidiar a los de ningún otro país y nos tenemos que cuestionar si queremos regalarles ese conocimiento a empresas o agrupaciones que no sabemos cómo lo van a utilizar".
"Si hacemos el diseño de un cúbit o de un chip cuántico (...) y luego lo mandamos a Taiwán a fabricar, no sabemos qué pasa, probablemente lo van a replicar", puntualiza. "Ahí entra en juego toda la parte de estrategia y protección de la propiedad intelectual, qué queremos regalar y qué no".
"Si tenemos una fábrica y la capacidad de producción, sabemos que todo lo que estamos diseñando, lo estamos produciendo 'in situ', se queda dentro de las leyes y la legislación europea", concluye.