El 38º Congreso de la Economía Digital y las Telecomunicaciones de Ametic atraviesa el ecuador de su extensa agenda, aunque en esta edición suenan y resuenan más las ausencias que las presencias. A falta tan sólo de la confirmación oficial de que José Luis Escrivá será nombrado gobernador del Banco de España este miércoles, cabría esperar que su número 2 en digitalización -y persona de su entera confianza-, Mayte Ledo, cubriera su baja y diera cuenta de los planes del Ejecutivo para este nuevo curso. Nada más lejos de la realidad: la secretaria de Estado tampoco ha tenido a bien acercarse a Santander y la opacidad cuasimística se extiende como la pólvora.
Como no podría ser de otra forma, hay muchos rumores, comentarios y valoraciones apresuradas ante los cambios que se van a suceder en el Ejecutivo y que afectan a la parcela digital. Que esta situación se produzca justo cuando toda la industria tecnológica está reunida en una ciudad lluviosa, donde las conversaciones en torno a una cerveza son obligación, hace que cualquier detalle sea sometido a profundo escrutinio por parte de cientos de profesionales en estas lides.
Lo cierto es que, al cierre del martes, el sector tecnológico muestra un cierto desánimo con toda la gestión de la salida de Escrivá (que, a todo esto, ha confirmado un par de visitas en Barcelona a modo de despedida) y, también, una expectación negativa ante lo que pueda suceder a continuación, del misterio que se desvelará este miércoles. ¿Se mantendrá el Ministerio o aprovechará Pedro Sánchez para reintegrarlo en Economía o Industria? ¿Habrá escuchado el presidente del Gobierno la petición de la patronal para crear una vicepresidencia conjunta de Industria, Innovación y Digitalización? ¿Todo seguirá igual con un nuevo ministro del que no se sospecha siquiera el nombre? Quién sabe.
Si algo sabe María González Veracruz, secretaria de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales, por ahora se lo guarda para ella. Ni una pista nos ha dado sobre el misterio del momento.
La murciana es la ponente de mayor nivel del todavía ministerio de Escrivá que se ha prestado a acudir a esta cita. Y ha sido bien agradecido por la organización y, como le consta a este escribano, por muchos de los asistentes y empresas tecnológicas aquí presentes. Irónicamente, lo hace la responsable de telecomunicaciones, en un encuentro que sigue manteniendo este apellido pese a que ese mercado no forma desde hace años de esta patronal, sino de DigitalES.
González Veracruz no se moja al hablar de Escrivá, ni de lejos tanto como moja el cielo cántabro. Se limita a defender su gestión y alabarle, como quien alaba al conocido que ha dejado este mundo y del que sólo se deben decir cosas buenas. Del breve paso del aún ministro por esta cartera, apenas queda recordar la creación de la SETT, la gran empresa pública en la que ha concentrado programas, fondos y proyectos regados con dinero europeo por valor de 20.000 millones de euros.
"Hacía 20 años que no se creaba una empresa pública, que fue Red.es. Hemos estado trabajando intensamente para dotarnos de todas las capacidades que necesitamos y esperamos estar a la altura de lo que nuestro país necesita. Pido disculpas a lo que no se ha podido atender como me gustaría estos últimos meses, pero teníamos que centrarnos en arrancar la SETT", ha reconocido la secretaria de Estado.
Del resto de iniciativas, puestas en marcha durante la dupla Calviño-Artigas, han dado cuenta los directores de sus respectivos negociados. Jesús Herrero, director general de Red.es, venía este martes con 200 millones de euros bajo el brazo para formación digital como ya adelantó la jornada anterior, Ignasi Belda se estrenó como máximo ejecutivo de la Agencia Española de Supervisión de la IA (AESIA), aunque este organismo apenas ha arrancado este mismo mes y todavía no está instalado en su sede definitiva.
Falta de grandes nombres del sector privado
Sería de iluso pensar que la defensa a ultranza del concepto de 'colaboración público-privada' implicara que este evento fuera equilibrado entre ambos extremos de la balanza. Es una cita de lobby, de alta carga institucional y donde todas las miradas se dirigen hacia ese lado. Pero, incluso con esas salvaguardas, resulta inevitable sentirse algo fuera de juego con la presencia descafeinada del sector empresarial en esta edición del congreso de Ametic.
Igual que la ausencia de Escrivá, se notan las ausencias de los CEO o directores generales de las grandes multinacionales tecnológicas en Santander. Dos ejemplos notorios, que no los únicos: Google, Microsoft. De todas ellas han acudido, unos años u otros, sus máximos ejecutivos, pero no es el caso en esta ocasión. Su lugar lo han ocupado directores de ventas o de relaciones institucionales.
En los mentideros del evento, y especialmente entre los más veteranos, se hace una doble lectura del fenómeno: que la escasa presencia institucional rebaja las expectativas de los CEO y que el momento convulso de cambios que se viven en el sector obliga a una presencia más activa/operativa y menos representativa o de perfil público.
Trabajo entre bambalinas. En última instancia, para lo que se ideó y se sigue celebrando este congreso casi cuatro décadas después.