Decía Pablo Iglesias, candidato de Podemos, que “el cielo se toma por asalto”. En este sentido, comparte la opinión que tienen los líderes del Partido Comunista chino. Ellos también quieren tomar las grandes estructuras de poder internacionales por asalto, nada de derribos y vuelta a construir.
El primer paso para conseguirlo era hacer su entrada en una de las organizaciones que ideó Estados Unidos y sus socios británicos como resultantes de la victoria en la Segunda Guerra Mundial: el Fondo Monetario Internacional. Después de un año de reformas a contrarreloj y presiones al Organismo, China consiguió el lunes que el Directorio Ejecutivo del Fondo incorporara su divisa, el yuan, a la cesta del FMI (en los denominados Derechos Especiales de Giro, DEG), relegando el peso de las monedas europeas a un segundo plano. Este es el primer cambio desde 1999, cuando el euro sustituyó en la cesta al franco francés y al marco alemán.
El yuan entra con un peso en la cesta de divisas del FMI de casi el 11% una entrada que supone situarse de golpe por encima del yen japonés y la libra británica, que tienen poco más del 8%. Pero lo que es más importante es que la entrada del yuan se produce reduciendo el peso de Europa dentro de la cesta de reservas. Hasta esta decisión, el Fondo otorgaba la preponderancia a la Unión Europea: la libra y el euro tenían un peso total del 49%. Ahora, con la entrada de China, su porcentaje cae hasta el 31%, por lo que pasa a la segunda posición, superado por Estados Unidos.
El peso que pierde Europa va de forma íntegra a Asia, que con un 20% del peso en la cesta de divisas, se planta ya como el nuevo foco de la economía (y la política) globales. De este modo, el FMI dibuja un mundo en el que Europa se diluye ante el empuje de nuevos actores principales y Estados Unidos que mantiene su hegemonía.
La decisión del FMI es económica, por supuesto, pero también política y, en el caso de China, sus presiones han sido claves para que el Fondo aceptase incorporar a una divisa que no cumple del todo una de las dos condiciones indispensables: que la moneda sea de “uso libre”. China mantiene todavía algunas restricciones a la compra de activos financieros en el país de inversores extranjeros y, además, su divisa no cotiza libremente en el mercado, sino que está intervenida. El Banco Popular de China (PBoC) determina el tipo de cambio central del yuan con el dólar y permiten a la divisa subir y bajar en una banda de fluctuación al alza o a la baja de hasta el 2%.
Esto significa que son las autoridades del país quienes determinan el precio de la divisa en los mercados internacionales, lo que se conoce como fluctuación sucia. Esta situación ha hecho que el FMI se haya sentido incómodo hasta el último momento para aceptar al yuan. Al final, las presiones de Pekín determinaron la decisión. El Directorio Ejecutivo se reúne de forma ordinaria cada cinco años (también pueden convocarse reuniones extraordinarias), por lo que, si China hubiese dejado pasar esta oportunidad, podría haber tenido que esperar hasta 2020 para entrar en el FMI.
¿Qué supone esta decisión?
La noticia ha tenido mucha repercusión, pero, ¿cuál es la importancia de esta decisión del FMI? Es tan sencillo como que el Fondo reconoce al yuan como una divisa de reserva. Esto significa que los bancos centrales mundiales empezarán a incorporar a la moneda dentro de sus reservas internacionales, lo que aumentará la presencia de yuanes en todo el mundo y también su importancia. Al final, si los bancos centrales de todo el mundo acumulan miles de millones de yuanes en sus arcas, la evolución de esta divisa será una preocupación real para todo el globo.
Además, China quiere contrarrestar el peso del dólar como reserva internacional por excelencia. Las autoridades del país han observado durante esta crisis financiera que el dólar sigue teniendo una gran influencia en todo el mundo, incluido dentro de su propia muralla. El billete verde mueve las economías del globo, por lo que, si Pekín quiere crear un foco económico al margen de EEUU, necesita reducir la importancia del dólar.
No es otra cosa que un juego de relaciones internacionales. La importancia de entrar en la cesta de divisas del FMI no es directa, sino que depende de todos estos otros factores. Esto explica por qué Pekín estaba tan nervioso hasta conocer que sí, que entraban definitivamente en la cesta de Derechos Especiales de Giro. El próximo paso para el país será aumentar su peso en la cesta de divisas. Mientras tanto, la batalla por la economía mundial salta al Pacífico y se olvida del Atlántico.