Segundo intento. Ferrovial presentó este domingo una oferta pública para la adquisición del 100% de las acciones de la compañía australiana Broadspectrum (denominada anteriormente Transfield Services) a un precio en efectivo de 1,35 dólares australianos por acción, un 68% más que la cotización en bolsa de la empresa australiana al cierre de la sesión del viernes.
La operación está valorada en unos 715 millones de dólares australianos (481 millones de euros al cambio actual). La oferta, sin embargo, es un 32% inferior a la que presentó Ferrovial a finales de 2014 por la misma empresa y que fue rechazada por el consejo de la empresa australiana por su bajo precio.
"Creemos que la nueva oferta es oportunista y no reconoce el valor de la compañía", dijo a la agencia Bloomberg Richard Whiteoak, analista de la firma de inversiones Allan Gray, que posee el 18% de Broadspectrum. Es el mayor accionista junto a otros inversores puramente financieros como la británica Invesco o Goldman Sachs.
La cotización del grupo australiano estaba a punto de cerrar un año nefasto, con una caída del 50% en bolsa. El grupo factura 3.800 millones de dólares australianos (2.560 millones de euros), con un resultado bruto de explotación (ebitda) de 265 millones y cuenta con 25.000 empleados.
Centros de detención de inmigrantes
Broadspectrum opera, además de en Australia, en mercados como Estados Unidos, Canadá y Chile "en sectores como energía, minería, telecomunicaciones y mantenimiento de infraestructuras", señala Ferrovial en un comunicado.
No obstante, la empresa española de servicios omite el lado más oscuro de la compañía australiana, su actividad como operador de centros de detención de inmigrantes por cuenta del Gobierno australiano.
Después de las denuncias de diversas organizaciones de derechos humanos, la empresa fue investigada por el presunto maltrato a los inmigrantes en los centros de detención en las islas de Nauru y Manus (Papúa Nueva Guinea), según informó The Sydney Morning Herald.
El contrato de mantenimiento y vigilancia de estos centros estaba en manos de Transfield Services y valorado en unos 2.200 millones de dólares australianos (1.500 millones de euros).
Después de este episodio, la empresa acaba de cambiar en octubre su marca a Broadspectrum (antes era Transfield Services) en un intento por lavar su imagen.