El turismo presume de vivir un momento dulce y de ser el motor de la recuperación económica. Las grandes cifras así lo indican. Durante el año 2015, la industria turística, con el sol y playa como motores de crecimiento, repuntó un 3,7%, por encima de lo que esperaba a mediados del ejercicio recién concluido.
Este crecimiento supone alcanzar cifras previas a la crisis. Por ejemplo, en 2007, el sector creció a un ritmo del 3,8%. En el peor momento del pinchazo económico, en 2009, llegó a hundirse un 5,6% y, aunque repuntó durante los dos ejercicios siguientes, volvió a desplomarse en 2012 con una caída del 2%. Ahora, en cambio, celebra su tercer año de crecimiento consecutivo.
A falta de las cifras definitivas, España recibió el ejercicio pasado 68 millones de turistas, que aportaron 124.000 millones de euros a la economía, según los datos publicados el martes por Exceltur, la asociación que engloba a todos los actores de esta industria, desde los hoteles, a las centrales de reservas, los touroperadores o las empresas de alquiler de coches, entre otros.
No es una novedad que este sector presuma de ser un pilar básico para la economía. En conjunto, representa el 11,7% del Producto Interior Bruto (PIB) y es clave para la creación de empleo. Durante los últimos 12 meses, las empresas turísticas crearon 73.343 puestos de trabajo, un 5,5% más que en 2014, según las estimaciones de la asociación.
“El turismo lidera la generación de empleo neto, ya que uno de cada siete nuevos puestos de trabajo ha sido creados por el sector”, asegura el vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda. En total, señalan, los hoteles, las agencias de viajes y el conjunto de los operadores representan 1,4 millones de afiliados a la Seguridad Social.
Entre estas luces que destaca el sector, señala que la recuperación viene de mano del turismo nacional. España es el principal mercado de origen. En 2015 creció a un ritmo del 5%. Sin embargo, a final de año hubo un ligero frenazo que Exceltur atribuye a tres factores: el retraso a la hora de poner en marcha los viajes del Imserso (por la pugna empresarial en la resolución del concurso entre los consorcios liderados por Iberia y Globalia), los atentados de París y las elecciones generales.
La sombra del ‘low cost’
Más allá de las grandes cifras, la letra pequeña de la evolución del turismo desvela los problemas y los condicionantes que marcan el paso del sector. La sombra más preocupante -y que se arrastra desde hace más de una década- es el menguante gasto de los turistas extranjeros.
El pasado año, los visitantes foráneos se gastaron, de media al día, 741 euros, un 2,1% menos que en 2014. Se encadenan así casi 15 años de caídas, a pesar de dos ligeros repuntes durante los ejercicios 2010 y 2011.
En 2000, cuando llegaron a España 46 millones de turistas foráneos, la media diaria de gasto alcanzó lo 1.108 euros por persona. A cierre de 2015, se logró, de media, los citados 741 euros, pero con 20 millones más de visitantes extranjeros.
El sector lo atribuye, sobre todo, al perfil del visitante y a que cada vez se decanta en mayor medida, por las propuestas de bajo coste, tanto en aerolíneas como en apartamento de la economía colaborativa (tipo Airbnb). Exceltur estima que existen en España 2,7 millones de plazas de alquiler en viviendas turísticas por los 2,4 millones de plazas regladas, es decir, apartamentos regulados.
Caen los ingresos a pesar de que vienen más turistas de las zonas ‘dolarizadas’, según las define el sector. En concreto, la demanda de pernoctaciones procedentes de Estados Unidos se disparó un 12,3% en 2015 (560.000 más que hace un año). Lo mismo pasó con los turistas del Reino Unido, que crecieron un 8,9%, cuatro millones más que en 2014.
En cuanto a dónde van los turistas, el lobby del sector destaca el crecimiento, superior al 10% en 13 de las 17 comunidades autónomas con Cantabria, Asturias, Galicia, Navarra, Castilla y León y Madrid a la cabeza.
Los ingresos por habitación y noche más altos de 2015 fueron en Canarias (69,5 euros) e Islas Balerares (67,3 euros). Al contrario, los más bajos en Castilla-La Mancha (17,2) y Extremadura (18,7 euros).
El efecto de la amenaza terrorista
Otra sombra es la inestabilidad. En el caso de los atentados terroristas de los últimos meses, en Túnez, Egipto y París, España se ha visto beneficiada como destino alternativo. Exceltur habla de una “reiterada y creciente inestabilidad geopolítica en los países competidores del sol y playa, que vuelve a beneficiar a los destinos de sol y playa español”.
“Un tercio del crecimiento de turistas extranjeros a España en 2015 se explica por este fenómeno. Egipto, Túnez y Turquía perdieron 2,1 millones de turistas, que se suman a los más de 5,7 que ya habían perdido los dos primeros desde la Primavera Árabe de enero de 2011”, argumenta la asociación turística. Sólo Túnez y Egipto han perdido en conjunto, desde el año 2010, 7,4 millones de visitantes foráneos.
Cada vez que se produjo en 2015 un episodio de inestabilidad (como los atentados de Túnez, el derribo del avión ruso en Egipto o la guerra de Siria) “se ha acelerado la llegada de turistas extranjeros a España con paquete turístico”, recalca Exceltur. Unos repuntes que han llegado a alcanzar el 10%. Lo mismo, aseguran, pasará ahora con el atentado del martes en Turquía.
El coste de la inestabilidad política
La inestabilidad política en España también tendrá consecuencias en el turismo, pero negativas. Mientras en 2015 el crecimiento fue del 3,7%, si en seis meses no hay un nuevo Gobierno, el crecimiento se ralentizaría hasta el 2,7%, de acuerdo con el colectivo.
En el mejor escenario, con un acuerdo en breve, el avance del sector sería del 3,4%. Esas siete décimas de diferencia, según la asociación, se traducirían en coste de, aproximadamente, 900 millones de euros de caída de los ingresos. Por eso, la asociación de los operadores turísticos aboga por "el deseable clima político interno que facilite la conformación de un gobierno fuerte y estable".