Gran parte del castigo que está sufriendo en bolsa el Deutsche Bank (ha perdido casi un 40% de su valor bursátil en lo que va de año), tiene que ver con unas siglas en inglés: MDA, maximum distributable amount o monto máximo distribuible. Este parámetro mide las reservas que los bancos pueden emplear para pagar sus dividendos, los cupones o los bonos de sus ejecutivos.
Dentro de la tormenta regulatoria que se ha abatido sobre el sector bancario tras la crisis de 2008, la directiva sobre requerimientos de capital recoge los sucesivos acuerdos de Basilea que establecieron tres pilares: el primer pilar define los requerimientos mínimos de capital; el segundo, los mecanismos de supervisión y el tercero guarda relación con la disciplina del mercado (básicamente información y transparencia).
Con el fin de aclarar la interacción entre el primer y segundo pilar y los requerimientos del colchón combinado y las restricciones a la distribución de beneficios, la Asociación Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) emitió el 16 de diciembre de 2015 una recomendación sobre cómo debe funcionar, a su juicio, la limitación del pago de dividendos, cupones de AT1 y la remuneración variable de los ejecutivos en virtud del cálculo de la MDA.
El asunto es de una gran complejidad técnica. Incluso los mejores analistas del sector no tienen claro qué consecuencias puede tener esta recomendación. “Los mercados aún están intentando digerir el dictamen de la EBA”, decía ayer un analista al Financial Times.
Expertos en banca consideran que la interpretación de la EBA ha sido rigurosísima. De hecho, según fuentes del sector bancario, si la recomendación se aplicara en España, que reformó su sistema financiero en 2012, habría dos entidades -Banco Popular y Banco Mare Nostrum- que verían limitado su margen de maniobra. Esto no significa que a esas entidades les falte capital, sino que simplemente, al aplicar los estrictos baremos de la EBA, su MDA se vería comprometido.
En el resto de Europa, sobre todo en países que como Italia o Alemania no han reestructurado a fondo su sistema financiero, este baremo pone en cuestión la MDA de muchas más entidades, entre ellas el Deutsche Bank. ¿Y porqué al Deutsche Bank? Entre otras cosas porque el mercado no olvida que el Deutsche Bank hizo un roadshow mundial en mayo de 2014 para colocar miles de cocos, los famosos bonos convertibles en capital que a España llegaron de la mano de los primeros decretos de Luis de Guindos en 2012.
Los analistas que han acudido a revisar la presentación de aquella famosa emisión que buscaba fortalecer el capital del banco alemán han descubierto que en una nota al pie de la página 8 se advertía que las nuevas normas sobre distribución de dividendos y pago de cupones suponía un riesgo adicional a partir de 2016.
Gran parte de estos temores podrían ser infundados porque el Banco Central Europeo (BCE) aún no ha anunciado cuál será su política respecto a lo que ha dicho la EBA. Pero en este caso, es evidente que una regulación que debería ser clara y ofrecer garantías, lo que está creando es incertidumbre.