Al consejero de administración de Telefónica se le viene encima una tormenta de renovaciones o de relevos. Seis de los 18 consejeros de la operadora de telecomunicaciones ven cómo su mandato de cinco años está a punto de concluir. Por eso, la próxima junta de accionistas deberá decidir bien su continuidad o su sustitución por nombres que den aire fresco a la dirección.
La casualidad ha hecho que el final del mandato de los seis consejeros renovados en 2011 coincida con un momento político convulso, que derivará en la formación de un nuevo Gobierno o en la convocatoria de elecciones generales antes del verano. Por eso, y por la antigüedad de algunos de los consejeros, se prevén cambios. Más aún cuando Telefónica se ha convertido en uno de los máximos exponentes de las puertas giratorias entre la empresa privada y el sector público.
Dada la proximidad de la junta de accionistas que, previsiblemente, se celebrará en mayo o en junio, la renovación o sustitución de los siete consejeros a los que expira su mandato se irá desvelando en las próximas semanas. Antes, incluso, el 26 de febrero, la compañía presidida por César Alierta, publicará sus resultados del ejercicio 2015.
¿Quiénes pueden ser los relevados?
Entre los nombres que este año deben renovar su cargo en el consejo de la operadora destaca el de Julio Linares, uno de sus tres vicepresidentes. Estaba llamado a ser candidato a la sucesión de Alierta en la presidencia hasta que, en 2012, la compañía nombró a José María Álvarez-Pallete como consejero delegado.
También tiene cargo de vicepresidente Isidro Fainé, el presidente de CaixaBank, que desembarcó en el consejo de Telefónica en 1994. Sólo un año después se incorporó al órgano de dirección Antonio Massanell, actual vicepresidente de la misma entidad financiera catalana.
Otros dos consejeros a los que le vence el cargo llevan en él desde 2001. Se trata de de Carlos Colomer (actual consejero de Abertis, presidente de varias Sicav y expresidente de Revlon); y Alfonso Ferrari (expresidente de Beta Capital). El sexto que debe renovar como consejero esta primavera es Peter Erskine, expresidente de la firma de apuestas deportivas Ladbrokes.
La incógnita de Alierta
El calendario también presiona el futuro de su presidente, César Alierta. Está a punto de cumplir 70 años el próximo mes de mayo y deberá renovar el cargo en 2017, ya que su último nombramiento fue en 2012. Alierta lleva ya quince ejercicios al frente de la operadora.
Si optara por la jubilación, hace dos años, el consejo de administración de la compañía eliminó el blindaje del presidente a cambio de una única aportación (extraordinaria) de 35,5 millones de euros a su plan de pensiones.
El próximo año también deberán renovar su presencia en el consejo dos de los nombres que, en los últimos años, han sonado como posibles relevos de Alierta: José María Álvarez-Pallete, el actual consejero delegado de la compañía; y Pablo Isla, presidente de Inditex. En este último caso, ante las especulaciones que lo situaron fuera de la textil gallega, Isla aseguró en 2010 que se le vería “toda la vida” en los pasillos de Arteixo.
Los otros dos consejeros que aún tienen un año por delante en el cargo son Gonzalo Hinojosa, quien fue consejero delegado y presidente del grupo de distribución Cortefiel; e Ignacio Moreno Martínez, ex presidente de Metrovacesa y hombre del BBVA, donde fue director general del Área de Presidencia.
Dos problemas sobre la mesa
Más allá del quién es quién de la dirección, Telefónica tiene dos problemas que resolver. El primero se llama deuda. El terremoto que vive la bolsa en el inicio de 2016 ha llevado la capitalización de la multinacional hasta los 42.290 millones de euros. Ese valor bursátil queda significativamente por debajo de su deuda financiera neta.
A la espera de conocer cómo concluyó el ejercicio, al cierre del tercer trimestre de 2015, la deuda financiera neta de Telefónica ascendía a 49.691 millones de euros, 4.600 millones más de lo que tenía en 2014. Hace dos años (y con una situación bursátil mucho menos ajetreada) su capitalización duplicaba el valor de la deuda.
El otro problema, que sería un respiro para su endeudamiento, es la operación de venta de su negocio en el Reino Unido O2. En marzo de 2015, Telefónica anunció la venta de su filial al grupo hongkonés Hutchison Whampoa por 10.250 millones de libras (casi 13.200 millones de euros al cambio actual). Su intención era cerrar la venta en sólo unos meses pero, un año después, la operación sigue atascada en los pasillos de Bruselas.
La Comisión Europea entiende que este movimiento podría derivar en una subida de precios y en una menor capacidad de elección para los usuarios británicos y, por eso, la está analizando con detalle. El resultado de sus investigaciones se desvelará a mediados de marzo. Lo previsible es que Bruselas obligue a Hutchison a realizar alguna desinversión para dar, por fin, el visto bueno.