David Tomás tenía 25 años recién cumplidos. Internet no era más que una prometedora red aún en pañales. Y Cyberclick, la forma que aquel joven había ideado de rentabilizar un sector, el de la publicidad online, en el que estaba todo por hacer. Ahora, con un mercado mucho más maduro, es un grupo del que dependen otras cuatro compañías y que genera más de 7 millones de euros de ingresos al año. Lo hace exhibiendo con orgullo el nombramiento de la mejor pequeña empresa para trabajar en España, elaborado por la firma Great Place to Work. El galardón es conseguido justo en el momento más complicado para los trabajadores, tras una dura crisis económica. “Hay demasiados empleados infelices en España”, afirma.
Su negocio se basa en crear tecnología con la que acertar al máximo en la publicidad digital de grandes compañías como Iberia, Renfe o Bayer. Mediante algoritmos, plataformas y desarrollos propios. Con este planteamiento ha logrado levantar una empresa pequeña, pero rentable. Y ha demostrado que los beneficios no están reñidos con la felicidad.
¿Por qué los españoles no son felices?
No es algo habitual hoy en las empresas en España. Están pobladas, según él, de muchos trabajadores infelices. “A muchas personas se les tratan como hace cincuenta años, cuando estaban en una fábrica y tenían muy poca formación y especialización”, apunta el emprendedor, autor del libro ‘La empresa más feliz del mundo’. La consecuencia: un tercio de los trabajadores no están comprometidos. Son datos de un estudio referido a trabajadores estadounidenses, pero extrapolable, según él, al mercado laboral español.
El hecho de que los licenciados hayan pasado de representar el 2% a más del 20% de la población debe conllevar un cambio en la forma de dirigir las empresas. “En la toma de decisiones tienen que estar involucrados… Debemos cambiar el chip y pasar de una persona que toma una decisión y ésta se transmite hacia abajo a otro escenario en el que la decisión importante se tome en conjunto”, apostilla.
Pero, ¿no puede eso ralentizar la vida de una compañía? ¿Es compatible con la gestión rápida de las pequeñas empresas? “Se pueden tomar decisiones rápidas… Con encuestas online respondidas por el equipo y herramientas tecnológicas, con reuniones muy rápidas. Claro que es posible”, advierte.
Para dar este ‘poder’ a la plantilla, ésta debe contar con información. “Para eliminar jerarquía, las personas deben estar preparadas y hay que darles información”, apunta. Ya sea sobre la situación económica de la compañía, de los acuerdos comerciales, etc. Y a dar ese paso “siempre ha habido miedo”.
La pregunta es si, realmente, el panorama en España cambiará en los próximos años. Y él está convencido de que sí. Por una mezcla de decisión meditada de los directivos más jóvenes y de necesidad del resto. “Los mejores trabajadores para áreas específicas se van a ir a empresas que los tengan en cuenta”, advierte. Y llegará un momento en el que le costará crecer a las empresas con una inercia muy buena pero que no cambien el ‘chip’.
¿Qué les hace felices a ellos?
En el caso de Cyberclick, se trata de un negocio rentable. Genera beneficios desde el año 2004. Pero también genera felicidad en su equipo. Al menos de acuerdo al estudio que anualmente elabora ‘Great Place to Work’ en base a las respuestas tanto a encuestas presentadas al equipo directivo y los trabajadores de las empresas. ¿Qué les hace sentirse en el mejor lugar para trabajar de España? Cuenta con dos de las claves fundamentales.
Una es la transparencia con sus trabajadores, que son conscientes en todo momento de las cuentas de la empresa y de todos los números internos. “Si yo como trabajador veo los resultados puedo hacer cosas que tengan impacto y generen más negocio para la compañía”, explica. La otra clave se puede encontrar en la flexibilidad de los horarios y el trabajo de la plantilla. No hay horarios fijos y eso permite una mejor conciliación de la vida laboral y familiar.
Estas y otras peculiaridades relacionadas con la gestión (y el reclutamiento) del talento no hace sencillo que Cyberclick pueda ser adquirida por otra compañía del sector en un proceso de consolidación que se mantendrá en el sector de la publicidad online. "Somos una empresa un tanto especial y nos va a costar acoplarnos a otra forma de hacer las cosas”, admite Tomás. Sin embargo, entiende que si llega la oportunidad, la analizará.
Así es el negocio de su compañía
Diecisiete años atrás, cuando esos planteamientos de una potencial venta eran algo que no estaba en sus cabezas, David Tomás arrancaba la compañía. En 1999, en plena ola de emprendedores que se lanzaban a conquistar el maná de internet. Dos años después, estallaba la burbuja puntocom. Antes les había dado tiempo a construir un sistema de publicidad similar a Google Adwords para anuncios en formato ‘banner’.
“Nos pilló la crisis, pero tuvimos financiación y eso nos permitió tener tiempo para reinventarnos”. Pusieron en marcha el primer servicio de marketing a través de email para captación de clientes en España o los primeros sitios webs para móviles. Cuatro años después dejaron de perder dinero tras tiempos de sequía en el lado de los ingresos y de la inversión y de expansión en otros mercados como Latinoamérica.
Pero el ‘clic’ fue en 2007. El crecimiento del mercado publicitario online se aceleraba y algunos de los grandes anunciantes migraban parte de sus presupuestos. Era su oportunidad. Pero, ¿de qué manera podía enfrentarse a ella? De nuevo: poniendo a su plantilla por delante. ¿Cómo? Creando una empresa distinta para cada una de las áreas que iban a atacar. “No queríamos potenciar los mandos intermedios, sino empresas pequeñas pero con los mejores del mundo en lo suyo”, apunta.
Nos pilló la crisis, pero tuvimos financiación y eso nos permitió tener tiempo para reinventarnos
En 2008, 2009, 2010, 2011… Herramientas para Google, para redes sociales o para marketing por correo electrónico. “Y paramos porque nos dábamos cuenta de que si seguíamos creando empresas teníamos que ofrecer servicios centrales y hacer demasiada estructura”, resalta el emprendedor. Ahora, unos años después, cree que es necesario relanzar esa creación de proyectos paralelos, para enfocarse en segmentos más especializados de la publicidad.
Con esa estrategia, poco a poco, ha ido haciéndose un hueco en un competido mercado de la publicidad. El año 2015 se cerró con algo más de 7 millones de euros entre todas sus sociedades (algo más de la mitad procedente de España), que suman medio centenar de trabajadores. Representa una subida destacada respecto a los algo más de 5 millones que logró un año antes, según las cifras aportadas por la empresa.
Ahora se enfrenta a un sector publicitario más maduro, pero en el que hay “espacios para hacer crecer a marcas con presupuestos limitados” más allá de segmentos profesionalizados como el de los viajes y otros. En el ‘juego’ se han consolidado dos actores: Facebook y Google. El aterrizaje de la red social fundada por Mark Zuckerberg es, para él, la llegada de una alternativa. “Había cierto riesgo de que se llegara a un monopolio y ahora tenemos casos de empresas que no han dependido de Google para crecer, algo que antes era impensable”.
El futuro de incertidumbre para startups
Sea como independiente o bajo el paraguas de otro competidor más grande, Cyberclick quiere seguir creciendo. Y lo va a hacer sin necesidad de capital de inversores en un momento en el que este va a escasear. Al menos es lo que defiende su fundador que también ejerce como ‘business angel’ en más de una veintena de startups tecnológicas entre las que destacan Glovo, Mailtrack, Novicap, Wazypark o Trip4real.
El mercado está muy bien para el emprendedor: si yo lanzara un proyecto ahora, iría a levantar el máximo dinero posible a la mayor valoración posible… Y luego intentaría asegurar con ese dinero la rentabilidad
“El mercado está muy bien para el emprendedor: si yo lanzara un proyecto ahora, iría a levantar el máximo dinero posible a la mayor valoración posible… Y luego intentaría asegurar con ese dinero la rentabilidad”, explica con claridad. Él está convencido de que en un periodo de entre 12 y 18 meses el sector del capital riesgo para estas compañías se va a frenar. “Se va a retirar dinero de tecnología; va a seguir habiendo, pero a valoraciones mucho más bajas y teniendo que justificarlo todo mucho más”.
Hasta ahora, según analiza, el mercado “ha premiado el crecimiento a saco independientemente de la rentabilidad”. Ahora, las tornas van a cambiar.