El gobierno del cambio que propone Podemos cuenta con algunas ideas que tienen más de medio siglo de vida. A largo plazo, las lecciones de los maestros sí sobreviven. El eje de su política económica es elevar el Presupuesto público en 240.000 millones de euros extra en los próximos cuatro años. Esto es, canalizar un 6% del PIB de cada año hacia el gasto estatal. Teniendo en cuenta que el ingreso de la Hacienda Pública está en el entorno del 35% del PIB, un 6% adicional supone un gran esfuerzo por aumentar los ingresos de Hacienda.

El plan de Podemos pasa por elevar paulatinamente los recursos del sector público hasta que en 2019 tenga 96.000 millones más de los que tiene actualmente. Un aumento del Presupuesto del Estado de tal envergadura (casi el 10% del PIB) no se puede lograr sólo con un aumento de los impuestos, sería una subida draconiana. Es aquí donde entran en juego las ideas de John Maynard Keynes para salvar el cuadro fiscal de Podemos. Uno de cada tres euros nuevos que recaude el Estado vendrá del concepto del multiplicador, que introdujo el economista a principios de los años treinta y que culminó en su gran obra, Teoría general del empleo el interés y el dinero, que este mes ha cumplido 80 años desde su publicación.

En realidad, la paternidad del multiplicador es compartida, ya que en la elaboración y el desarrollo matemático tuvo un papel imprescindible Richard Kahn, alumno aventajado de Keynes, quien empezó llamando a este concepto “ratio”, antes de que Keynes lo bautizara definitivamente como multiplicador, como bien explica Nicholas Wappshott en su libro Keynes Vs. Hayek.

El efecto multiplicador consiste en el aumento de la renta que se produce por un incremento en la demanda global, ya sea por el consumo, la inversión o el gasto público. La idea que subyace es que un aumento en el gasto público, elevará el PIB de un país en una cantidad mayor, lo que servirá para dinamizar una economía. Por ejemplo, un aumento de un euro en el gasto en un país con un multiplicador de 2, provocará un aumento del PIB de 2 euros.

Como Keynes y Kahn advirtieron, todos los países no tienen el mismo multiplicador y éste dependerá de la propensión marginal al consumo, esto es, de la tendencia de la sociedad a consumir esta renta extra que reciben. Si en su lugar deciden ahorrarla, el multiplicador será bajo y apenas tendrá impacto sobre el crecimiento.

Keynes lo argumentaba así: “Si el nuevo gasto es adicional y no meramente una sustitución de otro gasto, el aumento del empleo no se detendrá aquí. Los salarios adicionales y otras rentas pagadas se gastarán en compras adicionales, que a su vez provocarán un aumento del empleo. (…) Los nuevos empleados que generen el aumento de las compras de los empleados en los nuevos trabajos de capitalización, también gastan más, favoreciendo así el empleo de otras personas, y así sucesivamente”. El economista estimó que en la Gran Bretaña de su época, el multiplicador se situaba en torno a dos.

Estas dos conferencias son útiles para comprender el modelo keynesiano. La primera, es de Julián Pavón (@JulianPavonM) catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid.

La segunda conferencia es de Óscar Vara Crespo, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid.

La magia

El efecto multiplicador es una de las claves del programa de Podemos. “El gasto público genera actividad económica, lo cual se traduce finalmente en un mayor consumo e inversión y, con ello, en mayor recaudación fiscal”, asegura el partido de Iglesias. El responsable económico de la formación, Nacho Álvarez, asegura que con este plan puede “garantizar” un crecimiento medio del PIB durante la legislatura del 3% cada año. Esto significaría que la economía española se mantendría creciendo muy por encima del resto de países desarrollados, en un momento de frenazo globalizado.

Podemos parte de las previsiones actuales de crecimiento y añade entre un punto y un punto y medio cada año de PIB gracias al incremento del gasto público. Sin embargo, el partido no tiene en cuenta el efecto negativo sobre la renta del sector privado que tendrá este drenaje de recursos hacia el sector público. ¿Quién puede asegurar que la inversión y el consumo privados seguirán creciendo al ritmo previsto con un aumento de los impuestos?

Los efectos casi mágicos del multiplicador han estado en la base de las discusiones económicas desde que Keynes lo planteara. ¿Es posible evitar los ciclos económicos elevando el gasto público? ¿Realmente hay un exceso de capacidad ociosa o una ausencia de gasto agregado que impide sistemáticamente a las economías aproximarse al pleno empleo?

Pablo Iglesias en el madrileño Círculo de Bellas Artes Dani Pozo

Las teorías económicas de Keynes dominaron el mundo occidental hasta los años setenta y permitieron crear un entorno de fuerte crecimiento económico. Sin embargo, la crisis del petróleo provocada por la Guerra del Yom Kippur provocó un escenario que la teoría keynesiana no contemplaba, la estanflación. Esto es, una fuerte subida de precios combinada con el aumento del desempleo. En ese escenario, la inflación no provocó un aumento de la demanda, como hubiese augurado el keynesianismo, sino que ocurrió todo lo contrario, se contrajo y provocó la recesión en muchos países. Las políticas económicas de Keynes de incentivar la inflación y la demanda dejaron de funcionar y se convirtieron en nocivas. Los países empezaron entonces una lucha contra la subida de precios con políticas de ajuste monetario más próximas a los postulados de la escuela austriaca.

La deuda y los ciclos económicos

La política de gasto público que propone Podemos se encuentra con un problema adicional y es la ausencia de ahorro en el país. El sector público y el privado están muy endeudados, por lo que necesitan financiación externa para poder pagar sus vencimientos. Esta situación obliga al partido que esté en el gobierno a convencer a los acreedores de la capacidad de pago del Estado y, para ello, una de las cuestiones clave es la calificación crediticia. Esto es, el rating.

Si un país está cerca del bono basura (y España está a sólo dos escalones para Moody’s), cualquier decisión de política fiscal expansiva puede ser fatal y Podemos quiere posponer el ajuste del déficit para cumplir con el Pacto de Estabilidad europeo hasta el año 2019.

Un aumento del coste de la deuda de un punto porcentual para el país eleva los intereses en 10.000 millones de euros anuales, esto es, se comería todo el dinero que Podemos pretende recaudar con sus políticas para luchar contra el fraude fiscal.

Keynes también era consciente del riesgo que supone prolongar el déficit público en el tiempo. Por este motivo, el modelo keynesiano propone una política fiscal contracíclica, que incurra en déficit cuando la economía se ralentiza y que tenga superávit en las fases expansivas para repagar la deuda. Esta es una cuestión clave, ¿en qué momento está la economía actualmente? Las grandes instituciones de previsión advierten que el crecimiento de España (y de la mayor parte de países desarrollados) ha llegado al punto alto del ciclo y a partir de este año frenará, aunque siga creciendo. En este contexto, es posible argumentar que sería el momento de reducir el déficit aprovechando el crecimiento económico; pero también es fácil advertir la debilidad de la economía y el exceso de capacidad que hay en el mercado laboral. Sólo el tiempo dirá si las políticas que se adopten son las correctas.

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