Si hay una frase de Juan Pedro Hernández Moltó que se recuerda es la que le dijo a Mariano Rubio, entonces gobernador del Banco de España. “Míreme a la cara, de frente. Me recuerda, ¿no?”. Claro que sabía quién era uno de los vocales de la comisión de investigación del Caso Ibercorp, pero Hernández Moltó quería golpear duro. Era el año 1994 y el PSOE estaba rodeado por escándalos de corrupción, por lo que era el momento de alejar cualquier sospecha. Este estudio del IESE recoge bien todo el escándalo de Ibercorp.
Pero no terminó ahí, fue más lejos: “Tiene usted su última oportunidad. Aprovéchela para salvar la poca dignidad que le queda. Si no es así, sepa que nos va a encontrar enfrente con la indignación que supone su comportamiento pasivo. Si es usted culpable, no va a quedar impune, se lo prometo, señor Rubio”.
Tiene usted su última oportunidad. Aprovéchela para salvar la poca dignidad que le queda
Estas palabras se vuelven ahora en su contra después de que la Audiencia Nacional le haya declarado culpable de manipular las cuentas de Caja Castilla-La Mancha (CCM). Su gestión al frente de la entidad acabó llevándola a la ruina y provocó que tuviera que ser rescatada con 9.000 millones de euros. Fue la primera gran intervención del Banco de España de la crisis y la primera desde la caída de Banesto en 1993. El Estado tuvo que inyectar entonces 1.740 millones de euros para sanear la entidad (más la aportación del Fondo de Garantía de Depósitos, que no es dinero del contribuyente), a lo que hay que añadir las garantías de 2.475 millones que aportó para constituir el Esquema de Protección de Activos (EPA) que necesitaba para que Liberbank aceptara quedarse con CCM. En total, el rescate alcanzó los 9.000 millones de euros.
La última oportunidad
Hernández Moltó desperdició a principios de febrero su última oportunidad para salvar su dignidad, como le dijo a Rubio, y lo que hizo con ella fue pedir, a través de su abogado, que se pusiese fin al “calvario” que estaba viviendo por la investigación de su papel al frente de Caja Castilla-La Mancha. Pedía a la Audiencia Nacional la absolución para “recuperar la tranquilidad y vivir en paz”.
Es cierto que no ha conseguido la absolución, pero ahora ya podrá vivir en paz o, como poco, vivir sin el temor de ir a la cárcel. La Audiencia Nacional le condenó el martes, junto al ex director general de la entidad, Ildefonso Ortega, a dos años de cárcel por un delito societario de falsedad contable, cometido al manipular las cuentas de la entidad. Esto significa que los dos banqueros se librarán de estar entre rejas.
La sentencia, no solo valida la desastrosa gestión de los acusados, sino que da carpetazo al fraude, siendo un claro incentivo a que se repita
El fiscal solicitaba una pena de dos años y medio de cárcel, mientras que la Asociación de usuarios de Bancos, cajas y seguros (Adicae), solicitaba una pena de cinco años. “La sentencia, no solo valida la desastrosa gestión de los acusados, sino que da carpetazo al fraude, siendo un claro incentivo a que se repita”, denuncia la Asociación. Adicae y la acusación de Caja Castilla-La Mancha pedían que fuese condenado también por administración desleal, pero esta vía ha sido desestimada por el juez central de lo penal de la Audiencia Nacional, José María Vázquez-Honrubia.
Las puertas giratorias
La trayectoria profesional de Moltó estuvo siempre vinculada al PSOE, donde empezó a trabajar desde muy joven. En 1981 entró en el Gobierno regional de Castilla-La Mancha, donde ocupó tres consejerías: la de Trasportes y Comunicaciones hasta 1982; la de Economía, Hacienda, Comercio y Turismo hasta 1983 y desde entonces la de Economía y Hacienda hasta 1988.
De ahí dio el salto a la política nacional, aunque sin dejar los cargos regionales de vicesecretario regional del partido y, a partir de 1990, de secretario regional. Su trayectoria en el Congreso de los Diputados fue también exitosa, permaneció en su escaño durante 10 años y además consiguió ser portavoz de su grupo en Economía durante las dos primeras legislaturas y de Industria en la tercera.
Era el momento de buscar nuevos retos y lo más fácil era aprovechar la puerta giratoria que mejor funcionaba entonces, la que llevaba a la caja de ahorros
Fue en esta etapa de diputado cuando protagonizó la famosa bronca al gobernador del Banco de España en una intervención que fue televisada por TVE a todo el país. Nada hacía sospechar entonces que el propio Moltó participaría en la manipulación de las cuentas de una caja de ahorros para ocultar unas pérdidas millonarias. Según la Fiscalía Anticorrupción, él y Ortega, falsearon los estados financieros de CCM para que reflejaran unos beneficios de 29,86 millones en lugar de 182,2 millones de pérdidas.
La salida de CCM fue un retiro de la política por la puerta grande para Moltó que, después de perder las elecciones a la alcaldía de Toledo en 1999, perdió el impulso que había tenido en los años anteriores. Era el momento de buscar nuevos retos, un cambio de empleo y lo más fácil era aprovechar la puerta giratoria que mejor funcionaba entonces, la que llevaba a la caja de ahorros.
De Oxford a manipular las cuentas
La formación de Moltó fue de primer nivel, más todavía al tratase de los años setenta. Estudió Economía en la Universidad Complutense de Madrid y en la Universidad de Oxford. Sus lecciones económicas fueron una gran base para su trayectoria política y posteriormente, como presidente de Caja Castilla-La Mancha.
Sin embargo, la gestión de la entidad se saltó todos los manuales de prudencia financiera, al concentrar la mayor parte del riesgo en el sector de la construcción. Tampoco hay que olvidar la financiación a inversiones de sus antiguos compañeros de partido, como fue el aeropuerto de Ciudad Real, o el complejo Reino Don Quijote, ambos abandonados actualmente. Entre sus inversiones inmobiliarias más famosas están las de Astroc (actual Quabit), Colonial y Parquesol.
El caso de Astroc fue de manual. CCM compró una participación del 3,8% de su capital un mes antes de que las acciones de la compañía se desplomaran un 70%. En el caso de Colonial, la relación entre la Caja y la inmobiliaria fue muy estrecha, no sólo porque comprara sus acciones, sino por los préstamos millonarios que concedió a sus principales propietarios. En 2009 la entidad estaba al borde de la quiebra y para evitar que la situación se contagiase al resto del sector, el Banco de España decidió realizar la intervención el 29 de marzo. Casi siete años después, el expresidente de la entidad ha conocido que no tendrá que pisar la cárcel. La multa que le ha impuesto la Audiencia Nacional es de 29.970 millones de euros y le ha inhabilitado para para ejercer cargos de administración o dirección en el sector financiero durante el tiempo de su condena.