Telefónica presentó este viernes sus resultados de 2015 hablando de futuro y de pasado. De las posibilidades de crecimiento que permitirá la revolución digital comparadas, literalmente, con la creación de riqueza a lo largo de la historia. Y se remonta, al inicio de su presentación a inversores y prensa, hasta el año 10.000 antes de Cristo para decir que la revolución digital es mucho más relevante que la industrial.
Mira adelante y hacia atrás después de cerrar un ejercicio 2015 en el que su beneficio neto se ha reducido más de un 8%, hasta 2.745 millones de euros. Especialmente duro fue el último trimestre, donde llegó a cerrar con número rojos de 1.832 millones de euros.
Detrás de este golpe a los resultados de la operadora presidida por César Alierta está, sobre todo, el multimillonario apunte contable por la reestructuración de su plantilla en España. Pero no es la única sombra que sobrevuela el futuro de la compañía. Las dificultades para cerrar la venta de O2, las dudas sobre cómo será su dividendo o si le afectará la situación política en España, también enturbian el balance de la dueña de Movistar.
Alierta tuvo, incluso, que responder a la prensa sobre su futuro al frente de la compañía. Tiene que renovar su cargo en 2017, el pasado año percibió por él 8,69 millones de euros. Y no aclaró nada. “Desde que fui elegido presidente, en el año 2000, mi puesto está a disposición del consejo de administración”, se limitó a responder tras ser preguntado sobre si tiene decidido proponer como su sucesor al actual consejero delegado del grupo, José María Álvarez-Pallete, quien le acompañaba en la presentación. Éstas son las razones que explican el porqué de un ejercicio con más sombras que luces.
1. Provisiones por el plan de prejubilaciones
Es el principal lastre de su resultado. La operadora quiere dar un tijeretazo a su plantilla en España pero sin tener que recurrir a un Expediente de Regulación de Empleo (ERE). Lo hará a través de prejubilaciones y eso le supondrá un considerable golpe en forma de provisión extraordinaria. En concreto permitirá optar por la prejubilación a todos aquellos empleados en España que tengan más de 53 años y acumulen 15, o más, en la compañía.
Por este plan de recorte de plantilla ha tenido que provisionar, según explicó el viernes Ángel Vilá, director general de Estrategia y Finanzas, 3.100 millones de euros. A esa cantidad se suma, además, otra provisión de 325 millones en concepto de una dotación plurianual para la Fundación Telefónica.
Los empleados que se acojan al plan voluntario de suspensión de empleo podrán cobrar, hasta que se jubilen, el 68% de su sueldo sin tener que trabajar en la operadora.
2. Dudas sobre la venta de O2 y su dividendo
Se ha convertido en la china en su zapato. Telefónica tiene paralizada en Bruselas la venta de su negocio en el Reino Unido, la filial O2. En marzo de 2015 acordó su venta al grupo hongkonés Hutchison Whampoa por 10.250 millones de libras (13.014 millones de euros al cambio actual). La Comisión Europea aún no ha dado su visto bueno a la venta porque cree que puede provocar una subida de precios en el Reino Unido.
Telefónica confía en que salga adelante pero aún está en el aire, lo que pone en duda que pueda pagar todo su dividendo en metálico, como pretende. “Si se retrasa algo la operación de O2 una parte del dividendo sería en script [entrega de acciones]. Lo más probable y lo más seguro es que sea en metálico”, aseguró Alierta.
La idea es pagar a cada accionista 0,75 euros por cada título que posea. Si O2 no se vende, o si la venta se retrasa, de esa cifra, 0,35 euros se podrán pagar en acciones o en metálico, en función de lo que prefiera cada uno de los inversores.
Otra vía de generación de ingresos será la segregación de su negocio de torres, Telxius. Previsiblemente, se colocará en bolsa aunque Telefónica aún no lo da por cerrado. Tiene que despejar la margarita. ”Estamos segregando las torres [que se incluirán en la nueva compañía]. Además, Telxius crecerá porque estamos construyendo más torres y podremos aportar infraestructuras de terceros. Aún es pronto para dar su valoración, será comparable a la de otros actores europeos”, reconoció Ángel Vilá.
3. El fantasma del ‘Brexit’
Es el efecto colateral de no cerrar la venta de O2. Mientras no lo haga la compañía, seguirá expuesta al Brexit y a los posibles efectos en la economía de las islas del referéndum para decidir si se desliga o no de la Unión Europea.
“La operadora española junto a otros operadores de telecomunicaciones firmamos un acuerdo diciendo que su salida sería un problema. Mi opinión es que sería un problema para el Reino Unido, no para los demás”, aseguró ayer Alierta.
4. Su valor en bolsa, “está tirada”
La acción de Telefónica reaccionó a los resultados de la operadora con una caída del 3,17%. “Está tirada de precio”, enfatizó Alierta el viernes. Hoy, una acción de la ‘teleco’ vale 9,125 euros, hace cinco años valía más de 18 euros. Toda la compañía vale en el parqué 45.398 millones. Su capitalización está por debajo de su deuda neta, que alcanza los 49.921 millones de euros. Por eso, también, es clave vender O2.
Por su bajo valor en el parqué, Alierta criticó a los inversores. “No comprendo cómo se compran bonos y no se invierte en Telefónica, que tiene un PER [el ratio que compara beneficios con el precio de la acción] de 8 veces y una rentabilidad por dividendo superior al 8%”.
“Something is not working”, afirmó en inglés. “Al final la acción va a subir por la ley de la gravedad o por su propio peso, ya crecerá”.
5. Los problemas de Brasil
El mundo mira con temor a Brasil por las dudas sobre su crecimiento, más aún ante un año donde los Juegos Olímpicos se esperaban como un revulsivo para la considerada la gran economía emergente de América Latina.
“En Brasil crecen los ingresos. Los bancos de inversión no tienen ni idea de cómo va Brasil. Nosotros tenemos 1.000 millones de clientes que pagan todos los meses. Allí hay una enorme clase media. Brasil va a ir bien”, recalcó el presidente de la operadora.
Al cierre del año, los ingresos interanuales de la filial crecieron un 3,4% interanual. De Brasil proceden 11.060 millones de los 47.219 que factura la operadora. Casi ‘vende’ allí tanto como en España, donde sus ingresos el pasado año se situaron en 12.402 millones de euros.
6. Las incógnitas políticas en España
En España, la principal nube es de carácter político, qué pasará con la formación del nuevo Gobierno. César Alierta no quiso mojarse al respecto ante la prensa y eludió las preguntas tirando de anecdotario personal y pragmatismo. “Fui presidente de Tabacalera y tenía muy buena relación con el Comandante, con Fidel Castro, y me preguntó: ¿'Oye, chico, tú eres del PP?' Yo soy del Partido del Tabaco", afirmó el presidente de la 'teleco' para salir por la tangente. “Aquí [en Telefónica] cada uno piensa lo que quiere y vota lo que le da la gana. Nuestra política es la digitalización de los países".
Aseguró que “los problemas de España pueden arreglarse en tres años” y se mostró optimista porque la “economía española está creciendo, la vemos fuerte. España es el país con mayor potencial de crecimiento de la Unión Europea. Tenemos una opinión sobre nosotros mismos que, al revés de los anglosajones, nos ‘subvaloramos’", apuntó.
7. Otra subida de tarifas. ¿Y limitar las descargas?
“Telefónica ha pasado de ser una fábrica de minutos a una de gigabits”, reconoció Álvarez-Pallete. Unos ‘gigas’ que pueden ver cómo su precio en España crece en los próximos meses.
“Ya veremos lo que dice el mercado. Hemos dado más velocidad y capacidad al cliente por tres euros”, aseguró el consejero delegado respecto a la reciente subida de precios. “El cliente quiere más capacidad y está dispuesto a pagar”, enfatizó.
Podrían subir las tarifas y podría reducirse la capacidad de descarga de sus tarifas planas. La compañía deja abierta la posibilidad de limitar el consumo de datos. De esa forma, como ahora sucede en el móvil, el cliente vería reducida su capacidad de descarga, se ralentizaría, algo que ya ocurre en otras filiales del grupo como Chile o Alemania.
8. Y el futuro de los medios
Es la batalla por el control de la red, por quién maneja los hilos: las operadoras, como Telefónica; o los grandes de Internet, como Google. Y ahí los medios, según Alierta, están perdiendo al ceder el control de sus contenidos. “La propiedad intelectual de los medios de comunicación ha desaparecido, los anuncios se los llevan otros y deberían ser para vuestras compañías. Espero que la solución llegue a Europa en la segunda mitad del año. Hay que restituir la propiedad intelectual a la que la generan y que no se la lleven otros. ¿Por qué se tiene que llevar los ingresos de los medios de comunicación los que no hacen nada, salvo meterlo en una pantalla?”, se preguntó el presidente de la operadora.
“¿Quién tiene acceso a todos los datos? Los que tenemos las redes e invertimos y los que tienen acceso a las redes pero no invierten. Eso lo sabe la Unión Europea. La solución técnica ya existe y los que sabemos cómo hacerlo somos nosotros, las compañías europeas; la Comisión Europea lo que tiene que hacer es implementarlo”, argumentó sobre cómo la solución a su batalla que mantiene, especialmente, con Google, podría llegar antes de que acabe el año.