Esta España es así. Al mismo tiempo que unos pocos afortunados buscan cómo pagar menos impuestos en Panamá, otros se quedan fuera del mercado de trabajo y sin ninguna ayuda del Estado. Es el drama del desempleo de larga duración: los trabajadores que no tienen ni aptitudes ni formación para encontrar un empleo y que, lentamente, van perdiendo todas las ayudas hasta que se quedan con lo puesto. El porcentaje de trabajadores que han perdido ya todas las prestaciones superó el 45% en febrero, según los datos publicados por el Ministerio de Empleo.
El número de parados que no recibe ningún tipo de subsidio lleva aumentando de forma inmisericorde desde noviembre de 2010. A un ritmo tan rápido que el porcentaje se ha duplicado en los últimos cinco años. Este nivel de desprotección está en los niveles más altos de la serie histórica, pero ésta tiene un recorrido escaso, ya que aparece desagregada en los datos del Ministerio de Empleo desde julio de 2009.
El deterioro de la situación empieza a finales de 2010, cuando las personas que perdieron su trabajo al inicio de la crisis agotan todas las prestaciones y se van quedando sin ayudas, todavía con el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero. Estos años fueron los más dramáticos, ya que el ritmo al que subía la tasa de personas sin cobertura avanzaba a ritmos superiores al 30% anual. En julio de 2011 se alcanzó el ritmo más alto: la tasa de parados sin cobertura se llegó a disparar un 41% interanual. Todos estos parados de larga duración que además no reciben ningún tipo de ayuda no sólo tienen muy complicada la subsistencia, sino que se ven expulsadas del mercado laboral para siempre. Un auténtico drama.
A finales de año la sociedad española pidió un cambio de rumbo y le otorgó la mayoría absoluta al Partido Popular, pero la situación no mejoró ni un ápice. En un año, los desempleados sin subsidios estaban ya por encima del 35%, dos años después superaban el 38% y todavía sigue subiendo. En toda su legislatura, Mariano Rajoy y su equipo no han conseguido frenar este avance desmesurado, hasta situarse por encima del 45% en febrero.
Esto significa que el número de personas que se quedaban sin ningún tipo de prestación ha aumentado mucho más rápido que el paro. Parece difícil, pero España es capaz de romper todos los récords negativos en cuestión del mercado laboral. De este modo, la economía española lleva ya tres años con dos millones de personas que no recibían a final de mes ningún tipo de ingreso.
Los olvidados de la crisis
En enero de 2010 se marcó el nivel más alto de la historia española de parados que recibían algún tipo de prestación: 3,16 millones de excontribuyentes. Pero los subsidios se agotaban y todos estos parados se iban quedando olvidados. A partir de ese momento, mientras el número de parados aumentaba, el número de desempleados que recibían una prestación disminuía.
Durante tres años el número de desempleados sin prestación se mantuvo con cierto sesgo a la baja, pero la tendencia empezó a deteriorarse a partir del año 2013. En febrero de ese año había 3,03 millones de trabajadores recibiendo algún tipo de prestación, un año más tarde había 300.000 personas menos cobrando un subsidio, dos años más tarde, 660.000 menos y este año hay ya casi un 900.000 beneficiarios menos.
Al cierre de febrero sólo había 2,15 millones de personas que recibían algún tipo de subsidio, ya sea a nivel contributivo o asistencial, por lo que los 2 millones restantes de desempleados no tenían ningún tipo de ingreso. Esto significa que el 49% de todas las personas apuntadas a la lista del paro (tanto las que habían trabajado antes, como las que se han apuntado por primera vez) no están reciben ningún tipo de ayuda.
Al mismo tiempo que unas personas salían del sistema de prestaciones, los que seguían dentro iban cobrando cada vez menos. La cuantía media del subsidio se ha ido reduciendo de forma ininterrumpida durante los últimos 3 años. En febrero, la prestación media por cada beneficiario fue de 808,38 euros, frente a los 820,53 euros de enero. A medida que los desempleados iban agotando la prestación por desempleo, empezaban a recibir ayudas cada vez menores, como la ayuda de los 400 euros. De este modo, si en el año 2009 la prestación media por beneficiario superaba con creces los 900 euros, ahora supera los 800 euros a duras penas. Este es el ritmo del deterioro que ha sufrido el fragmento más desprotegido de la población y más afectado por la ineficiencia crónica del mercado de laboral español.